Pedro del Campo se destapa en el Nàstic
El futbolista de Figueres completó un gran partido ante el Algeciras

Pedro del Campo se destapa en el Nàstic
Pedro del Campo dominaba todos los aspectos del juego en Olot. Era el temporizador de los ‘volcánicos’. El hombre-brújula y uno de esos futbolistas de talento que viven encasillados en una zona de confort que los subestima. Y no porque la UE Olot sea un mal equipo. Ni siquiera ahora que malviven de manera inmerecida en Tercera RFEF. Los de la Garrotxa tienen una hoja de ruta muy bien cultivada desde hace años, a pesar de que un mal año, el pasado, les haya alejado de su correspondiente lugar en la tercera categoría del fútbol español. No es de extrañar, que en ese trazado meticuloso de búsqueda continuada de talento, priorizando lo local, Pedro del Campo aparezca como una de sus mejores adquisiciones.
Pero pese a todo, Olot no suele ser un gran escaparate y hay que tenerlo muy claro para presentarse en las oficinas del club para llevarse a uno de sus futbolistas. El Nàstic, con Sergi Parés al frente, lo tuvo clarísimo. Querían a ese centrocampista tan completo y virtuoso para su ambicioso plan del ascenso. El figuerense apretó de lo suyo porque la entidad cogiera el dinero del traspaso y le permitiera probarse en escenarios mayores. «Sé que es un reto exigente, pero cuando ese reto sobrepasa de lo que estabas acostumbrado te hace evolucionar y dar tu mejor nivel», afirmaba el de Figueres en su presentación oficial como jugador del Nàstic. Un nivel prometido que ha comenzado a superar en esta fase de la temporada. Pedro del Campo exhibió ante el Algeciras esa versión de futbolista que nos habían prometido quienes defendían el fichaje como una de las mejores incorporaciones de los últimos años. La timidez de los primeros encuentros desapareció para emerger un mediocentro poderoso sin balón y atrevido con la pelota en los pies. Y eso en un encuentro en el que la posesión fue más del rival que de los granas. No necesitó de mucho balón para conseguir imponer el ritmo de juego que necesitaba el equipo en cada momento.
En fase defensiva acompañaba, siendo una de las piezas fundamentales, a la hora de morder la floja salida del Algeciras. El figuerense, echando mano de su inteligencia posicional y anticipación, consiguió adelantarse a las intenciones de los futbolistas visitantes para recuperar pelotas en zonas avanzadas. La más clara una a los diez minutos del choque. Presionó al rival hasta rebañarle el cuero y tras una breve conducción asistir a Robert Simón encarado hacia portería. El badalonense no definió, pero Del Campo ya había fijado el partido que tenía en mente. El ‘8’ grana repitió la misma operación otras dos veces. Con profundidad y verticalidad. Las dos virtudes que más se le reclamaban.
Bien secundado por Elías Pérez, otro de los jugadores que cuajaron un enorme partido, Pedro del Campo superó esa sensación de timidez que le acompañaba sobre todo en las primeras jornadas del campeonato. En un equipo de transiciones como el Nàstic, Del Campo ha sabido adaptar sus condiciones. Siendo ejemplar sin balón y más vertical con él.
Paso atrás
En la segunda mitad, el figuerense, como el resto del equipo, se vio empujado por el temor de perder el botín cosechado. Cedieron la iniciativa y se acomodaron en tareas defensivas. Un posicionamiento de repliegue sólido para la plantilla pero inquieto para la grada que no entendía la actitud permisiva de los suyos frente a un rival con inferioridad numérica. Y menos con un marcador tan ajustado.
El 1-0 dejaba la victoria a merced de un error. Un riesgo innecesario para un Nàstic que con las armas disponibles tuvo que saber matar el partido y asumir una iniciativa para evitar sorpresas. No llegaron, por fortuna, porque el entramado defensivo está funcionando como un reloj suizo. Sin desajustes y con todas las piezas del mecanismo bien pulidas. Un sistema en el que Pedro del Campo ya brilla.