Dani Vidal: «Es un orgullo venir cada día a trabajar al Nàstic»

El técnico tarraconense, con toda una vida en el club, ha dirigido al equipo dos jornadas por la sanción a Raül Agné

16 marzo 2022 18:30 | Actualizado a 18 marzo 2022 06:44
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Dani Vidal es la viva imagen de un entrenador de la casa. Lleva en el Nàstic desde que empezó a jugar como portero a los 8 años. La suya ha sido una carrera a lo largo de todos los eslabones de la cantera grana hasta que en las dos últimas jornadas le ha tocado sentarse en el banquillo del Nou Estadi como primer entrenador provisional (por la sanción de Raül Agné).

¿Para alguien que lleva toda su vida en el Nàstic, qué supone sentarse en el banquillo del Nou Estadi?

Mucha alegría. Pero si te digo la verdad, los días pasan tan rápido que lo tratas con mucha naturalidad, no solo yo, también las personas de mi entorno. Seguramente cuando acabe la temporada lo viviré y lo recordaré más y sentiré ese orgullo que siento en el día a día cuando vengo a trabajar. Llegar al primer equipo es algo que llevaba persiguiendo muchos años.

¿Tanto como dejar de lado ser primero?

Sí. Durante mi carrera he aprendido de muchos entrenadores pero necesitas de una relación directa para empaparte de un técnico con la experiencia de Raül, con los años que lleva entrenando. También quería saber cómo es un vestuario profesional. El único vestuario amateur era la Pobla de Mafumet, pero es un filial, un juvenil de cuarto año. Un buen entrenador no es solo entrenar, planificar o preparar videos es la gestión del vestuario, del entorno y hasta de la prensa. En el primer equipo eso lo puedo vivir de primera mano y era importante de cara a mi formación.

¿Cómo ha sido esta experiencia de sentarse en el banquillo del primer equipo?

Con mucha naturalidad. La gente que me conoce sabe que me he tirado toda la vida en los banquillos como primer entrenador. No era una situación nueva. Sí que es verdad que este año se cumple una etapa súper bonita para mí, que es subir al primer equipo como segundo de Raül (Agné) con el que estoy muy a gusto.

Su primer partido como primer entrenador fue en el Johan Cruyff. ¿Está de acuerdo que se vio el mejor partido de la temporada?

En cuanto bajé el vestuario y me encontré con Raül nos dimos un abrazo y coincidimos en que había sido el partido en el que habíamos sido más regulares durante los 90 minutos. Habíamos hecho momentos de partido muy buenos pero no habíamos mantenido el nivel durante tanto tiempo. Ante el Barça el partido salió redondo.

Uno redondo y otro, ante el Costa Brava, más amargo.

Sí. Lo dije en rueda de prensa, aunque modifico la impresión que tenía entonces. Pensaba que nos había faltado fluidez, pero después, los entrenadores del visionado post-partido en casa vi acciones muy buenas de balón. Más que en el resto de partidos que habíamos hecho en casa.

¿Y qué paso entonces para que no poder ganar?

Que dejamos de hacer cosas que veníamos haciendo prácticamente de manera excelente. La solidez defensiva, el equilibrio para evitar transiciones, la defensa del centro-lateral que las defendíamos muy bien. El otro día cada pérdida de balón nos repercutía en una carrera de 25-30 metros hacia atrás. En faltas y centros defendimos mal. Parecía que habíamos estado mal sin balón, pero fue al contrario, dimos un paso al frente en un contexto de partido que no nos sentíamos cómodos. Lo que no podíamos hacer es dejar de hacer las cosas que hacíamos bien.

¿Lo que cambia un revisionado?

Es una herramienta muy útil del que todos los cuerpos técnicos sacamos partido. Durante el partido vives una cosa y después acabas viendo que es diferente. No nos pasa todas las veces, pero creo que a todos los entrenadores les pasa a lo largo de la temporada.

¿En qué le ha ayudado Agné?

Muchas cosas. Sobre todo en trabajar duro en el día a día y darle importancia al entorno que rodea a un equipo profesional. Gestionar a los jugadores y diferenciar las maneras de llegar al grupo en función de los resultados. Tuvimos una mala dinámica, que ojalá ni hubiera pasado, pero que nos hizo salir reforzados y es una experiencia vital que me ha ayudado.

¿Con qué estilo se definiría?

Más que con un estilo me gusta identificarme con un adjetivo: adaptable. Dentro de una manera que tengo de sentir el fútbol. Me gusta atacar con pocos pases y de manera vertical. No me gusta tener el balón por tenerlo, sino con intención. Pero cada equipo es diferente. Cada grupo hay jugadores con características diferentes y entornos también diferentes. Hay entornos que sienten más futbol combinativo otros futbol directo. Como entrenador tienes que saber dónde vas, qué contexto, características de jugadores y adaptarte. En cualquier estilo me siento cómodo.

¿Hay algún entrenador que le haya marcado?

Aquí todos los que coincidimos con Vicente Moreno nos marcó muchísimo. Sobre todo por la capacidad insaciable de trabajo y la metodología. Todos los que le rodeaban, uno de ellos Oli, lo llevaban innato. El día de mañana quiero sentirme reflejado en esa manera de trabajar. Creo que a día de hoy tenemos similitudes.

Conocemos al Dani entrenador, pero también hubo un Dani jugador que vistió de grana.

Muchísimas temporadas. Llegué con 8 años. Jugaba de portero. Pero enseguida me dí cuenta de dónde estaba mi camino. Con 14 años ya ayudaba a los entrenadores de la base porque tenía a mis hermanos pequeños en categorías inferiores y en lugar de esperar que acabaran en la cafetería con mi madre, me ponía a recoger y poner conos que era lo único que podía hacer con esa edad. A los 16 la portería me aburría. Disfrutaba de las categorías pero no del juego y empecé a compaginar el Bachillerato con el curso de entrenador. Seguí jugando pero supeditado al equipo en el que entrenaba. Entrenar fue prioritario.

Debía ser de los más jóvenes del curso.

El más joven con muchísima diferencia. A día de hoy hay cursos de entrenadores por las mañanas pero entonces no había e iba a un cursos de tarde con gente adulta, que trabajaba y se sacaba el curso. Yo compaginaba con 1º de Bachillerato, porque teníamos claro en mi casa que los estudios eran prioritarios.

¿Cuál es su primera incursión en los banquillos.

El primer equipo fue con 17 años. Un cadete, con 14-15 años, en Cambrils. En Segunda División la más baja. Pero fue un año que recuerdo con cariño. Era un equipo de jugadores que no querían en el A y casi ascendemos. Tuvieron un gran crecimiento y los chavales disfrutaron de cada entreno.

La saga de los Vidal está muy ligada al Nàstic.

Somos cuatro hermanos y los cuatro hemos estado en el Nàstic. Dos gemelos (Gabi e Ivan) que estuvieron unos diez años en la cantera del Nàstic, llegaron al filial y hasta en el primer equipo en Copa Catalunya. Luego Lucas que tiene 17 años menos que yo y ha estado desde prebenjamín hasta infantil. En mi casa es innegociable que el Nàstic lo llevamos dentro.

¿Cómo se viviría un ascenso en su casa?

No me lo imagino. Aún. Somos una familia muy futbolera. La alegría de mi mujer, que ha sido un apoyo constante, mis padres, tíos, padrinos, mis abuelos que a la que puede, vienen al Nou Estadi. Sería una fiesta enorme. Primero por el club y después por participar de manera directa en ese ascenso.

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