Show delirante (Villareal B 1 - 1 CF Reus)
El CF Reus rescata un punto épico de Villarreal en un partido surrealista, en el que sufre tres expulsiones y un arbitraje muy antipático de Herrera Arenas. Fran, a pase de Vítor, pone por delante a los rojinegros. Iguala Anton acto seguido

El defensa Dinis, que fue expulsado, despeja el cuero ante la mirada de sus compañeros rojinegros en Villarreal.
Vítor sentía placer en plena conquista de los resquicios. Andaba liberado, por detrás de Edgar. El portugués eligió atarse los botines y divertirse. Conectaba con frecuencia con el juego y combinaba con un socio más complaciente, Ramon Folch. Vítor se acostó en la derecha a los nueve minutos, con el Villarreal corriendo demasiado por detrás del balón. Más de lo que acostumbra. El enganche levantó la cabeza y encendió el periscopio de la precisión. El balón salió de su guante derecho limpio, sin rastro de huellas sospechosas. Fran no es el atacante más imponente, pero los gigantones no siempre ganan. En la vida, con la inteligencia se va a muchos lados. Fran pensó antes que nadie y coronó el corazón del área. Sólo necesitó empujarla con la testa para avanzar al Reus.
En realidad, el 0-1 no hizo más que confirmar una puesta en escena maravillosa de los rojinegros, que en lugar de salir a mirar decidieron activarse en el autobús. Imprescindible noticia para competir con jerarquía. En Villarreal han castigado un millón de veces a los tibios de vocación. En todo caso, lo que parecía un parque de atracciones terminó por convertirse en un pasaje del terror. Dio tiempo a que en el tuteo de poderosos, el Villarreal igualara. La estrategia rescató al filial groguet cuando todavía andaba consternado. Leo Suárez provocó una falta lateral. Olmo atacó para el rechace pero se encontró con una traición maléfica del balón. Le botó justo antes de chocar con su pecho. Anton andaba por allí sin creerse demasiado lo que sucedía, pero el destino le guiñó el ojo. Muerto y manso el esférico lució. Anton ejecutó con violencia. A un toque. Imposible para Badia.
Todo lo que ocurrió desde entonces se asemejó a cualquier obra de Albert Pla. Fue un acto de surrealismo propio de una película de los hermanos Cohen. Carlos Herrera Arenas, el juez, decidió salir en la foto de Port Aventura. Quiso inmortalizar una tarde fría de febrero. A los 43 minutos expulsó a Benito por una entrada rigurosa a Leo Suárez. El colegiado no recordaba que 10 minutos antes ya había penalizado con una amarilla al lateral y montó un show de mal gusto, entre empujones y reproches de los protagonistas. Las sospechas se gestaron un poco antes, con decisiones quisquillosas invisibles, pero que acentúan el nerviosismo.
Al Reus se le abría un escenario feo. Precisaba de un acto de fe casi religioso para salir con vida del entuerto.
Los chicos de Natxo necesitaron cambiar de disfraz en el respiro. Despojarse del frac para vestirse de guerreros de trinchera. El fútbol contiene una dosis de misterio fascinante. Los guiones se modifican, a veces, por leyes antinaturales. El técnico sacrificó a Fran para recomponer su estructura defensiva con Moyano, el rockero que se siente tan cómodo en el Sant Jordi como en salas para 20 caras contadas.
Moyano y el resto del ejército gestionó con grandeza el juego. El Reus mandó a la nevera el partido con una personalidad asombrosa. Logró que el rival generara cero peligro, le inyectó calmante y le mantuvo lejos de su portería. No pidió si quiera la versión más deslumbrante de Edgar Badia. Eso sí, el paso del tiempo traía fatiga y los castigos del colegiado amenazaban la obra del Reus, siempre cuerdo.
Dinis se incorporó en un balón parado y en la ejecución chocó con Aitor, el portero local. El colegiado le mandó a la caseta antes de tiempo porque consideró agresión lo del portugués, que fue lateral durante muchos minutos por las circunstancias. Vítor tampoco acabó, desquiciado, ido por lo que su rostro estaba viviendo. Dejó al Reus con ocho futbolistas con 15 minutos por delante. Olmo no se creyó que Herrera Arenas dejara sin penalizar un pisotón que él mismo sufrió en el área del Villarreal. Curioso. Fue falta al revés.
La defensa del punto resultó conmovedora. Con el equipo junto, apretando los dientes, en el refugio del área. Sólo Carlitos amenazó a Edgar. El Reus sobrevivió a un show delirante.