Ebre

Agricultura

Incendio Baix Ebre: campos de olivo abandonados por un sector agrario que languidece

Los afectados que ayer pudieron entrar a sus fincas hacían una primera valoración de los daños

El estado en el que quedó uno de los campos de olivos.

El estado en el que quedó uno de los campos de olivos.Joan Revillas

Núria Riu

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Según el sindicato Unió de Pagesos el 70% de la superficie afectada por el fuego del Baix Ebre son antiguas fincas agrícolas que, en los últimos sesenta años, han sido abandonadas y que, con el paso de los años, han quedado invadidas por masa forestal que facilitó la propagación de las llamas. «Principalmente eran campos de olivos en terrenos deprimidos y poco productivos que dejaron de cultivarse porque era una superficie poco rentable», argumenta el coordinador comarcal del Baix Ebre del sindicato Unió de Pagesos, Carlos Sanz.

La agricultura ha ido en retroceso también en las comarcas del sur de Catalunya. En los años setenta, entre el 10 y el 15% de la población activa de la zona se ganaba la vida con el cultivo del olivo y de la fruta. Hoy, este colectivo tan solo representa el 2%, y la tendencia es que esta cifra siga a la baja.

El sector está envejeciendo y la falta de relevo generacional hace que tan solo el 8% de los payeses tengan menos de cuarenta años. Se suma la falta de rentabilidad de un sector que hace tiempo que mantiene un pulso con la administración para garantizar una política de precios que permita la continuidad de una actividad vital para mantener el paisaje de este territorio.

«La gente quiere oportunidades mejores. Son muchas horas de trabajo y no hay seguridad en los precios. ¿Quién quiere dedicarse a una profesión que al final no sabes nunca qué acabarás cobrando o si tendrás beneficios?, ¿Quién acabará entrando en un mundo en el que nunca sabes qué cobrarás a final de mes?», dice Sanz.

Pendientes de la climatología

Las fincas en zonas abruptas se han dejado perder, mientras que los que han podido continuar ha sido porque han virado hacia una producción intensiva que obliga a estar pendientes del cielo para prever las inclemencias del tiempo.

La payesía languidece y solo cuando ocurren grandes incendios como el que hemos visto esta semana vuelve a escucharse un sector que se desangra. Los síntomas son sobradamente conocidos. Y, pese a que desde la administración estos días solo se escuchan compromisos y buenas palabras, el representante de Unió de Pagesos asegura que «los únicos que continúan es porque es vocacional o porque tienen a alguien que les respalda».

Sobrepasados por el papeleo

Sanz ha vivido con sus propias creces de lo que habla. Estos últimos años ha visto cómo su hijo, de menos de veinte años, quería continuar en el campo a pesar de que el contexto de sequía ha supuesto un quebradero de cabeza adicional para iniciar una explotación. «Con las ayudas mínimas, si no hubiera sido por la moratoria en los créditos, no habría podido hacerlo», indica.

La burocracia tampoco ha ayudado, ya que cuando tuvo que pasar los derechos de la PAC detectaron que la persona transmisora tenía una deuda de 20 euros con Hisenda por no haber abonado el impuesto de hidrocarburos. Esto hizo que tuviera que tramitar un recurso y que «durante tres años no recibiera contestación alguna», lo que acabó provocando que perdiera entre 20.000 y 25.000 euros procedentes de las ayudas comunitarias europeas.

«Las cosas podrían cambiar, pero para ello es necesario que tengamos gobiernos valientes que hagan fuerza en Europa y que consigan un cambio en las políticas agrarias de acuerdo con las necesidades del Mediterráneo», argumenta Sanz.

Si se produce un incendio forestal como el que hemos tenido, las cubiertas vegetales son pólvora»

Los agricultores reivindican un nuevo modelo de acuerdo con las políticas y necesidades de los países del sur, que permita continuar con una actividad más ecológica y sostenible.

A modo de ejemplo, Sanz habla de las cubiertas vegetales, que pueden aportar hasta un 50% de las ayudas y que en España se están convirtiendo en un auténtico problema ya que «si se produce un incendio forestal como el que hemos tenido, son pólvora».

Unió de Pagesos reivindica que las políticas europeas tengan en cuenta las singularidades de los países, ya que, según el clima, la situación no es homogénea. De lo contrario, el futuro pasa por «la llegada de grupos inversores que invertirán en comprar tierras buenas y con agua, de forma que la cultura payesa acaba desapareciendo».

Políticas acordes con el territorio

Las quejas por la burocracia también llegan desde el sector forestal. Al respecto, el presidente del Consorci Forestal de Catalunya, Rosendo Castelló, lamentaba estos días en una entrevista a 3Cat que «no hay un equilibrio entre los que quieren recuperar las fincas y los que están en los despachos trasponiendo las normativas europeas».

El colectivo, que representa a unos 1.500 propietarios de bosques forestales de Catalunya, apunta que, pese a la falta de ayudas, hay propietarios que hacen una gestión forestal y se preocupan por mantener unos bosques ordenados. Pese a ello, para recuperar este mosaico «tienes que pagar impuestos, una tasa ambiental y pedir autorización a hasta tres administraciones para hacer una roturación».

Este miércoles, cuando se levantó el confinamiento de los municipios afectados, muchos propietarios podían acceder a sus fincas para hacer una primera valoración de los daños. Fue en este momento cuando muchos pudieron constatar que los campos habían servido de cortafuegos, evitando que las llamas se extendieran.

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