Tecnología
El nuevo talento TIC que conecta Barcelona con Tarragona
La candidatura de Móra la Nova para albergar una de las cinco gigafactorías de IA de Europa abre la puerta a una mayor movilidad entre ambas áreas tecnológicas

René Barbier Pérez (Falset, 21 años), en el campus 42 Barcelona de la Fundación Telefónica.
El Silicon Valley catalán está más cerca, y su columna vertebral es la conexión Barcelona-Tarragona. El anuncio de la candidatura de Móra la Nova (Ribera d’Ebre) para albergar una de las cinco gigafactorías europeas de Inteligencia Artificial que impulsa la Comisión Europea ha avivado el interés por la atracción y retención de talento TIC en la segunda área tecnológica de Catalunya.
Empiezan a perfilarse algunas certezas. La primera es que el área metropolitana de Barcelona y la Catalunya Sud son un continuo de talento, que si prospera esta infraestructura estratégica se reforzará. No se atisba guerra por el talento entre territorios porque, cada vez más, nos encontramos ante una misma realidad interconectada y permeable. En especial, cuando se trata de los nuevos talentos que se incorporan a este sector tecnológico.
El área metropolitana de Barcelona y la Catalunya Sud son un continuo de talento
Hace años que la Ribera d’Ebre construye estas relaciones, igual que lo hacen las ciudades de Reus, que concentra en el Tecnoparc una parte significativa del talento TIC de la Catalunya Sud, o la de Tarragona, que históricamente ha atraído programas de acompañamiento empresarial como el Open Future de Telefónica.
En el caso de la Ribera d’Ebre, esta fue una de las dos comarcas catalanas (junto al Pallars Jussà) seleccionadas para llevar a cabo el proyecto 'Catalunya Rural Hub', impulsado por el Govern de la Generalitat y la Mobile World Capital Barcelona, dentro del programa Barcelona Digital Talent, para atraer profesionales digitales a entornos rurales, acogiendo en el espacio CoEbreLab, durante periodos de tiempo limitados, a coworkers procedentes de entornos urbanos.
Programadores de ida y vuelta
La post pandemia de Covid-19 marca un punto de inflexión. El flujo de profesionales en este continuo tecnológico que conecta el área metropolitana de Barcelona con la Catalunya Sud se ha intensificado desde entonces, y no es raro encontrar multinacionales tecnológicas con centros en ambas localizaciones, trabajando de forma coordinada y moviendo profesionales entre ellas, con una base en remoto.
La post pandemia de Covid-19 marca un punto de inflexión en el flujo de profesionales
La formación tampoco escapa a esta tendencia. El caso de 42 Barcelona, el campus de programación liderado por la Fundación Telefónica, es un ejemplo claro. Inaugurado en noviembre de 2021, este campus, que forma parte de la red 42 iniciada en París en el año 2013, es una propuesta de formación gratuita en programación, abierta las 24 horas del día durante los 365 días del año, con un modelo de aprendizaje peer to peer (entre pares), por proyectos y colaborativo. Hasta allí han llegado algunos jóvenes de la demarcación de Tarragona, y desde allí han llegado hasta Tarragona jóvenes de Barcelona. El talento se mueve, y la formación también.
Con 539 estudiantes activos y 1.417 estudiantes desde su puesta en marcha, de los cuales un 25% son mujeres, con una edad media de 30 años, este campus presencial ofrece un programa de formación gratuito de tres años y medio (dos años de fundamentos de programación más un año y medio de especialización), sin requisitos previos en el mundo de la tecnología.
Joan Aresté González (La Canonja, 24 años). Del Comte de Rius, en Tarragona, al 42 Barcelona... en Regional Exprés.
Joan Aresté González (La Canonja, 24 años) es uno de los jóvenes que han pasado por allí. Sin nota para cursar la carrera de Matemáticas, se matriculó en Ingeniería de Telecomunicaciones en la Universitat Rovira i Virgili, pero lo dejó en su primer curso. La alternativa fue un ciclo superior dual de Automatización y Robótica Industrial en el Institut Comte de Rius de Tarragona, que le llevó después a trabajar en robótica en una empresa de Tarragona.
Buscando bootcamps de programación, acabó dando con esta propuesta formativa, mucho más amplia que un bootcamp. El dinero para alquilar habitación, limitado, y el periplo de moverse con la línea de Regionales de Renfe hicieron que, lo que normalmente se hace en dos años, lo hiciese en ocho meses. Trabaja en Barcelona, en sistemas embedidos, para una empresa de telecontrol eléctrico.
Cuenta que lo que le interesan son los proyectos, y que si encuentra proyecto, le gustaría volver a La Canonja. La industria química, con el polo petroquímico más importante del sur de Europa en plena transformación, puede ofrecer ese tipo de oportunidades.
Viñedos y código C
El retorno al origen también está en la mente de René Barbier Pérez (Falset, 21 años). Perteneciente a la saga familiar de viticultores instalada en el Priorat desde finales de los años setenta, se escolarizó en casa la mayor parte de su vida, cursando en un centro público de Falset cuarto de ESO y Bachillerato.
René Barbier Pérez (Falset, 21 años). La mula de los viñedos familiares del Priorat no se toca, pero puede tener un asistente robótico.
Tras un año en el Reino Unido trabajando en un proyecto de videojuegos, llegó a 42 Barcelona en 2023, con 19 años, para lanzarse a ‘la piscina’, el nombre que recibe la fase previa de selección de un mes abierta a todos los candidatos a entrar en este programa. Casi dos años después, y a punto de terminar su proyecto de formación común (common core), quiere cursar su especialización en 42 París, donde aspira a formarse en robótica.
A partir de aquí, mezclar la robótica con la agricultura, automatizando procesos. Cuenta que la mula con la que se trabajan las terrazas más empinadas de los viñedos familiares es intocable, pero que siempre puede haber un ayudante robótico.
Tarragona atrae talento
La Catalunya Sud genera talento de ida y vuelta. También lo atrae. Alicia Murcia Maya (Barcelona, 26 años) tiene la casa de sus padres a pocos metros del campus 42 Barcelona, en el distrito de Nou Barris. A punto de terminar el doble grado de Biotecnología y Bioquímica, con el Trabajo de Fin de Grado (TFG) por hacer, su hermano le habló de este campus. Probó ese verano, mientras redactaba el TFG, y se quedó.
Alicia Murcia Maya (Barcelona, 26 años). Dos carreras, dos másters... y 15 meses de programación que marcan la diferencia.
Con sus dos carreras universitarias ya terminadas, compaginó un mínimo de cuatro horas al día de programación con un máster a distancia en la Unir y otro en la Vall d’Hebron con la UAB. Y terminó recalando en la Universitat Rovira i Virgili (URV), donde cursa un doctorado en Química en el campus Sescelades de Tarragona y trabaja en la spin-off EOX Sense, que desarrolla sensores de glucosa y lactato para deportistas.
Saber programar le está ayudando en su trabajo, con pequeños programas que desarrolla en casa para necesidades concretas. Cuenta que la metodología peer to peer es (salvando los conocimientos adquiridos) lo que más destacaría de su experiencia formativa en 42 Barcelona, porque ayuda a desarrollar soft skills.
No llegó a especializarse, aunque hubiese querido hacerlo. Ya vivía en Tarragona. Los dos minutos desde su casa hasta el campus se habían convertido en dos horas en tren. "Lo dejé por Renfe". La conexión Barcelona-Tarragona funciona, los trenes siguen sin hacerlo.