Valores refugio
Metales preciosos, tierras, recursos naturales... ¿hay inversiones a salvo de la llegada de lo inesperado? ¿Se puede estar preparado?

Valores refugio
Con el estallido de la pandemia global de Covid-19 y los confinamientos masivos en todo el planeta, la teoría del ‘cisne negro’, popularizada en 2007 por Nassim Taleb en su ensayo titulado El cisne negro: el impacto de lo altamente improbable, volvió a primera línea del debate.
Para no pocos observadores, la Covid-19 y sus efectos eran claramente un ‘cisne negro’, es decir un acontecimiento improbable e inesperado, con consecuencias socioeconómicas importantes, que solo a posteriori se puede racionalizar para encajar en una explicación lógica.
Apenas superada la pandemia, el estallido de la guerra en Ucrania y, más recientemente, las últimas turbulencias en los mercados financieros, con el sector bancario emitiendo señales de alerta con Silicon Valley Bank y Credit Suisse, han evidenciado cómo lo improbable puede estar siempre a la vuelta de la esquina. Que eso nos coja desprevenidos o no, es otra cuestión. ¿Tiene sentido imaginar escenarios extremos? Y, en ese caso, ¿hay forma de prepararse para lo inesperado?
«Si pensamos que un desastre de magnitud variable puede ocurrir, hemos de estar preparados»Jaime Batlle (UPF-BSM)
Jaime Batlle, director académico del postgrado de Dirección de Negocios Sostenibles de la UPF Barcelona School of Management (UPF-BSM), opina sobre ello: «Mi respuesta es que no estamos acostumbrados a las catástrofes, y siempre pensamos que le pasará a otro. Pero ya lo creo, que son posibles, y es posible una crisis del sistema financiero. ¿Es probable? No lo sé. Pero sí que es posible. Hace poco más de un año, por ejemplo, era inimaginable una guerra en territorio europeo, pero sucedió».
Desde hace décadas, el movimiento preparacionista (también conocido como survivalista, cuyos miembros reciben el nombre de preppers en el mundo anglosajón), busca prepararse para la hipotética llegada de uno de esos cisnes negros. Heterogéneo y con muy diversos grados de intensidad, puede tener expresiones tan simples como guardar un fondo de emergencia ‘por lo que pueda pasar’ o reversos extremos en forma de sectas con líderes carismáticos.
En su dimensión puramente financiera, los metales preciosos, tierras de cultivo, materias primas o recursos naturales como el agua son algunos de los valores refugio que acostumbran a salir a escena. Pero, ¿son realmente un refugio? ¿Hay alguna inversión a salvo de un acontecimiento altamente improbable?
«No se trata de ser catastrofista y llevar el preparacionismo a comportamientos poco razonables -reflexiona Jaime Batlle, de la UPF-BSM-, pero sí que es importante estar preparado. Si pensamos que un desastre de magnitud variable puede ocurrir, hemos de estar preparados».
En este punto, recomienda «mirar dónde invierte China, y diversificar nuestra inversión con valores tangibles: oro, tierras cultivables, agua dulce, tierras raras... y, a muy largo plazo, fondos de inversión sostenibles». La razón de esta elección es, en su opinión, que «la economía, desde que salimos del patrón oro, solo está basada en una promesa».
«Eso -argumenta este profesor de la UPF-BSM- tiene unas ventajas, pero te obliga a tener un control rigurosísimo, sobre todo con bancos de inversión, y el ejemplo es lo que ha pasado con Credit Suisse, pero más aún con Silicon Valley Bank».
Miquel Àngel Fúster, presidente territorial en Tarragona del Col·legi d’Economistes de Catalunya (CEC), defiende «diferenciar entre dos cosas: las que son absolutamente imprevisibles y ante las que no puedes tener ninguna cobertura ni estar preparado, como puede ser una catástrofe natural, el estallido de una guerra o una pandemia, por un lado, y las que no son absolutamente imprevisibles, por el otro, tales como las presentaciones de resultados de empresas o los resultados de unas elecciones como el referéndum del Brexit».
«No hay que tomar decisiones en escenarios de pánico, porque te equivocarás»Miquel Àngel Fúster (CEC)
«En el primer caso -prosigue, en referencia a esos sucesos inesperados-, lo único que se puede hacer es prudencia, diversificación y largo plazo. En el caso de los acontecimientos no probables, pero tampoco imprevisibles, sí que se puede hacer un cierto preparacionismo, saliendo del mercado antes de que pase, cuando detectas indicios de algo, cubriéndote con seguros de cambio en divisas o trabajando con opciones, que te dan el derecho pero no la obligación de hacer una operación».
Pero, en su opinión, no hay mucho más que hacer: «No puedes prever un tsunami en el Índico o los atentados del 11-S. Y prepararte para un escenario con un conflicto entre China y Taiwan... puedo asegurar que en lo último en lo que pensaría en ese caso es en si las acciones suben o bajan».
«En el primer caso -prosigue, en referencia a esos sucesos inesperados-, lo único que se puede hacer es prudencia, diversificación y largo plazo. En el caso de los acontecimientos no probables, pero tampoco imprevisibles, sí que se puede hacer un cierto preparacionismo, saliendo del mercado antes de que pase, cuando detectas indicios de algo, cubriéndote con seguros de cambio en divisas o trabajando con opciones, que te dan el derecho pero no la obligación de hacer una operación».
«Es cierto -admite Miquel Àngel Fúster- que han sucedido muchas cosas improbables en muy poco años, y eso nos ha dado un punto de sensibilización, pero es que en un siglo largo hemos tenido dos guerras mundiales, el Crack del 29, la crisis del petróleo de 1973, la burbuja tecnológica de las ‘puntocom’, la crisis inmobiliaria... siempre pueden surgir cosas, pero lo que sucede es que ahora han sido muy seguidas».
«Es evidente -prosigue este economista- que tú no esperas una guerra en Europa del Este, y menos todavía involucrando a una potencia nuclear, lo que hace que se activen mecanismos de refugio y se extrapole, pero pienso que no hay que tomar decisiones en escenarios de pánico, porque te equivocarás. Al final, aunque lo parezca, el mundo no se acaba nunca».
«Yo -recomienda Miquel Àngel Fúster-, ante esta situación, hablaría de realismo, y el enfoque realista es diversificar en diferentes activos. La diversificación es básica, y puede ser oro, pero también dólares, yenes y francos suizos, que son valores refugio en divisas, arte e incluso criptoactivos, en los que he de decir que no creo demasiado».
«La propia diversificación es la mejor manera de encarar riesgos»Josep Soler (EFPA)
«Después -añade-, hacer uso de los instrumentos de cobertura que tenemos. Pero, por encima de todo, invertir periódicamente en el mercado con un horizonte de largo plazo, porque el futuro es incierto por definición, y lo mejor que puedes hacer es intentar no ser más listo que nadie».
Aceptar que nada es seguro
Josep Soler, Delegado Ejecutivo de EFPA España y Consejero de EFPA Europa (asociación europea de asesores financieros), admite que «se habla más de lo que parece» sobre la posibilidad de que se den estos escenarios, pero matiza: «Hay grados: desde la persona precavida que guarda parte de su patrimonio en inversiones seguras o las personas prudentes que guardan ‘un rincón’, hasta los catastrofistas».
«¿Cuál es -prosigue- el grave problema? Que no sabemos dónde está el valor refugio. Porque lo que creemos que es un activo sin riesgo, como un depósito, cash o deuda pública, ahora no sabemos si es así. Y, pensando que eres muy precavido teniendo tus inversiones en esto, si hay mucha inflación, por ejemplo, eso ya no es así».
«¿Dónde pones el líquido? En depósitos bancarios -añade Josep Soler-, tendrás que ver qué banco da garantías. ¿En oro? Pues ha tenido temporadas de caídas reales enormes, porque los gráficos de evolución de la cotización no están ajustados por la inflación. Y, aunque algunos estén enamorados de los metales preciosos, no son seguros. Luego, bienes reales como viviendas o tierras, pueden ser improductivas, puede haber cambios legislativos de cambio de propiedad, y que esos bienes reales sean expropiados...».
«El drama más fuerte -prosigue el Delegado Ejecutivo de EFPA España- es saber y acertar en qué poner fondos que me den más seguridad por si pasa alguna cosa, pero no tenemos ningún activo que nos dé plena seguridad».
«El miedo -reflexiona Josep Soler- es muy volátil, y el dinero es muy miedoso, lo cual no es malo, pero todo lo que ha pasado ahora con la banca es fruto del miedo. Y, en banca, el miedo siempre genera problemas a las entidades, en un círculo vicioso».
Este economista también se suma a la recomendación de que «en el fondo, una forma de prepararse [para lo inesperado] es diversificar. La propia diversificación es la mejor manera de encarar riesgos. Aunque ante la inflación, que es tu gran enemigo y es irreversible, perderás con todo, porque no hay defensa clara contra este enemigo».
Joan Pagès, profesor de Dret Financer i Tributari de la Universitat Rovira i Virgili (URV), introduce un elemento incómodo, pero que es una realidad evidente: la industria armamentística como valor refugio en tiempos de escalada bélica.
«Durante una escalada bélica, la industria armamentística y el oro son valores refugio»Joan Pagès (URV)
«La industria armamentística -analiza Joan Pagès- es un valor refugio, y hay fondos de inversión que invierten en empresas de componentes para ella. La industria armamentística son empresas, y hay brokers especializados en esto. Y, mientras haya esta escalada armamentística, habrá unos años en los que crecerá».
«Lo único seguro -prosigue este profesor de la URV- es que, durante una escalada bélica, la industria armamentística y el oro son valores refugio». En el caso del oro, precisa que, para que sea verdaderamente un valor refugio, ha de ser un bien tangible, del que podamos echar mano, literalmente, en caso de necesidad. «Con el oro como valor refugio -razona-, tienes dos opciones: o llevártelo a tu casa, o guardarlo en algún lugar en el que estés seguro de que podrás acceder a él».
Jaime Batlle, de la UPF-BSM, coincide: «Si compras oro [como valor refugio para escenarios extremos], tenlo en casa o en una caja fuerte accesible para ti. Tenlo lo más cerca posible, porque cuando hablamos de activos realizables, si lo tienes en casa tienes liquidez inmediata».
«No hemos de ser catastrofistas, pero sí realistas», insiste Jaime Batlle, que recuerda que «el sistema está basado en una confianza que es papel mojado, y si mañana todos los clientes sacan su dinero de los bancos, el sistema cae». Frente a ese ‘papel mojado’, elementos de valor tangibles son lo único que, en escenarios de alta inestabilidad social, en su opinión pueden tener cierta estabilidad.
¿Qué hay de los criptoactivos, que defienden que la confianza procede de la tecnología de la cadena de bloques, y no de lo que pueda inspirar una entidad financiera o un banco central? «Los optimistas -reflexiona Jaime Batlle- dirán que un criptoactivo es una moneda no controlada por el sistema e imposible de manipular, pero los no tan optimistas pensamos que estas monedas no están vinculadas a tangibles».
«Pienso -prosigue- que ahora es momento de ahorrar, y que las cosas que suceden siempre tienen sentido en una perspectiva histórica. Si te lo miras con distancia, entiendes el momento presente, y todo lo que ha pasado desde la Segunda Guerra Mundial hasta ahora es lo que explica el momento actual».
«Pero si te lo miras con una perspectiva de tres o cinco años -concluye-, como que no estamos acostumbrados, la mente nos engaña y ni se imagina que aquí en Europa, donde vivimos en una burbuja, puedan suceder cosas que suceden en todo el mundo. ¿Hemos de estar preparados? Sí. ¿Podemos estar totalmente preparados? No».