‘Modelo 77’, la cárcel como metáfora de la Transición

Alberto Rodríguez, el director de La isla mínima, Grupo 7 o El hombre de las mil caras, se ha inspirado en Modelo 77 en la fuga de un grupo de presos de la cárcel Modelo de Barcelona en 1977 para contar una historia de amistas, solidaridad y libertad.

Miguel Herrán (La casa de papel, Hasta el cielo, Élite, El guardián invisible) es el protagonista de este historia, que se remonta a febrero de 1976, tres meses después de la muerte de Franco. Un joven contable (Herrán) entra en prisión por robar en su empresa y se enfrenta a una posible pena de entre 6 y 8 años, un castigo desproporcionado para su delito. Su compañero de celda es un veterano de vuelta ya de todo (un casi irreconocible Javier Gutiérrez con una frondosa barba canosa y gafas), que tomará conciencia poco a poco de que la democracia también tiene que penetrar en los muros de la trena. Ambos se unirán a COPEL (Coordinadora de Presos en Lucha), un colectivo que reclama para los presos comunes los mismos beneficios de los que disfrutan los políticos, para quienes se promulgó una ley de amnistía.

De esta manera, el cineasta sevillano ofrece su visión en forma metafórica de la cárcel y la ‘modélica’ Transición de España tras la muerte del general Franco. Y el germen de esta película parte de 7 vírgenes (2005), el segundo largometraje de Rodríguez y después de enterarse de que en 1978 fueron 48 los presos los que se fugaron de la Modelo a través de las alcantarillas.

Modelo 77 no pretende ser La fuga de Alcatraz (1979) de Don Siegel y protagonizada por Clint Eastwood, ni tampoco Celda 211 (2009), de Daniel Monzón. Busca entrar más en el fondo de la coyuntura que se vive en aquel momento. Y en esa metáfora general, la fuga es una especie de acto de justicia poética, allí donde no llegó en su momento la justicia real.

Sin embargo, el director se centra en el meollo del tema y se detiene en mostrar la dantesca vida en prisión: la brutalidad de los funcionarios de la época, los chinches, el frío y la falta de las mínimas condiciones higiénicas y sanitarias. Pero, sobre todo, es un viaje a un sistema penitenciario y legal que seguía manteniendo el franquismo como reflejo del cambio que estaba aún por llegar.

Aunque Modelo 77 es verdaderamente una historia de personas y supervivientes. Personas que entablaron una amistad forjada por los avatares de las situaciones vividas, supervivientes de una época que quería dar sus últimos coletazos arrastrando consigo a todo aquel que le hacía frente.

El filme cuenta con buenos trabajos interpretativos, como el del propio Herrán o el del impecable y conmovedor Javier Gutiérrez en su papel de Pino, un tipo que se hace su universo para tratar de sobrevivir en el día a día de la prisión. A ellos se une la destacable interpretación de Fernando Tejero como ‘Marbella’, un patriarca gitano que es el ‘malo’ de la cárcel. De ahí que no es de extrañar que alguno puede ser nominado a los Goya de este año, además de cualquiera de los otros apartados del filme.

Alice y Jack tienen la suerte de vivir en la comunidad idealizada de Victoria, una ciudad experimental de la compañía en donde los hombres que trabajan para el Proyecto Victoria de alto secreto viven con sus familias.

Passepartout, un tití aficionado a los libros, se embarca en una aventura salvaje para viajar alrededor del mundo en 80 días después de aceptar una apuesta. De los desiertos ardientes a las junglas misteriosas, entre princesas intrépidas y grillos que adoran al volcán, Passepartout va a descubrir hasta qué punto el mundo es grande, maravilloso y alocado.