Internacional

Tensión nuclear

Las 'doncellas del apocalipsis' con las que Trump amenaza a Rusia

Estados Unidos dispone de 14 submarinos nucleares de la clase Ohio Y cada uno de ellos cuenta con la capacidad de arrasar un país entero

El USS Ohio en puerto australiano de Brisbane. Uno de los submarinos nucleares de la armada estadounidense.

El USS Ohio en puerto australiano de Brisbane. Uno de los submarinos nucleares de la armada estadounidense.DARREN ENGLAND

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Donald Trump solo ha hecho referencia al arsenal atómico de su país en dos ocasiones desde 2018. La primera fue a principios de dicho año. Entonces le espetó a Kim Jong-un, el dictador norcoreano, que "su botón nuclear era mucho más grande y potente". No le faltaba razón. Estados Unidos dispone de 5.225 ojivas nucleares frente a las 50 que se le calculan a Corea del Norte. 

La segunda, hace solo cinco días, el pasado viernes. El destinatario de su bravata fue Vladimir Putin. El líder republicano amenazó a su homólogo ruso, que cuenta con 5.580 cabezas nucleares, con una de las armas más letales que el mundo ha conocido: los submarinos nucleares, las llamadas 'doncellas del apocalipsis', tan "peligrosas para la existencia humana como un asteroide que se disponga a impactar con la Tierra", asegura la periodista de investigación Annie Jacobsen en el libro 'Guerra nuclear. Un escenario'.

El arsenal atómico de la primera potencia mundial se reparte en forma de tridente. En tierra cuenta con 400 misiles balísticos intercontinentales ubicados en silos repartidos por todo el país. Son los Minuteman III, gigantes de 18 metros de altura y una ojiva que puede lanzarse en un proceso que dura solo un minuto. Su gran debilidad es que su ubicación, en teoría, es conocida y que no puede ser alterada. En el aire, Washington dispone de 66 bombarderos con capacidad nuclear (bombarderos B-52 y bombarderos furtivos B-2) con misiles de múltiples cabezas atómicas. 

Como demostró Ucrania a Rusia con la 'Operación Telaraña', estos aparatos también son vulnerables a ataques aéreos. Ninguna de estas debilidades afectan a los submarinos. Estos gigantes cuentan con la ventaja decisiva de ser prácticamente indetectables. Pueden lanzar una salva mortífera de misiles en minuto y medio y desaparecer en las profundidades del océano. Estados Unidos cuenta con tres tipos de esta mortífera arma, todos ellos con propulsión nuclear: submarinos de misiles balísticos (SSBN, por sus siglas en inglés), submarinos de misiles guiados (SSGN) y submarinos de ataque (SSN).

Gigantes de 170 metros En su mensaje de advertencia a Putin, Trump no precisó de qué tipo eran los dos buques que había ordenado acercarse a Rusia. Pero tratándose de querer amedrentar al Kremlin, lo más probable es que se tratara de los primeros, los gigantes del mar. Su eslora es de 170 metros. Para que se hagan una idea de su colosal tamaño, son más largos que la Torre Picasso de Madrid o la Torre Iberdrola de Bilbao. Washington cuenta con 14 de estos submarinos, que conforman la llamada clase Ohio -por el nombre con el que fue bautizado el primero de ellos-.

Su enorme tamaño -solo superado por sus equivalentes rusos de la clase Borei y el Belgorod, que alcanza los 184 metros- no es lo que les hace más peligrosos. "La potencia de fuego de cada uno de estos submarinos podría arrasar prácticamente cualquier país. Son el elemento de disuasión nuclear por excelencia de Estados Unidos. Solo un loco se expondría a su cólera", asegura Jacobsen. Pueden cargar hasta 14 misiles Trident II D5, cada uno con 4 ojivas de hasta 455 kilotones, el equivalente a unas 20 bombas como la lanzada sobre Hiroshima. En conjunto, disponen de una capacidad de destrucción veinte veces superior a todos los explosivos lanzados durante la Segunda Guerra Mundial, incluidas las dos bombas nucleares lanzadas sobre Japón.

Además de ser silenciosos e indetectables, estos colosos cuentan con otras dos grandes ventajas. De un lado, su autonomía. Pueden estar sumergidos hasta 70 días ya que generan su propia energía y tienen sistemas de regeneración de aire y de agua potable para sus 153 tripulantes. La vuelta a puerto, su único momento vulnerable, depende más de las necesidades de estos últimos que de la propia embarcación. Del otro, su alcance. Pueden lanzar sus Trident desde una distancia de 11.000 kilómetros, más que los 7.800 kilómetros que separan Washington de Moscú. 

Para ello se sitúan a una profundidad de 45 metros. Entonces, el oficial al mando, el oficial ejecutivo y dos oficiales subalternos verifican la orden de lanzamiento. Abren la doble caja fuerte de a bordo, de donde extraen la tarjeta del sistema de autentificación y la llave del lanzamiento. Una vez lanzado, el misil tarda un segundo en salir a la superficie y unos seis minutos en llegar a su destino. Este es justo el tiempo de que dispone el presidente norteamericano para decidir un contraataque en el caso de detectar un misil nuclear en dirección a su país. Como queda dicho, cualquiera de estas 'doncellas del apocalípsis' puede descargar en solo minuto y medio todo su arsenal y desaparecer sin dejar rastro.

Estrenados en 1990, el Pentágono trabaja ya en los buques que los sucederán. El primer submarino de la clase Columbia empezó a construirse en 2020 y se espera que entre en servicio en 2031.

El resto de la flota Además de estos 14 gigantes, Trump tiene a su disposición otros cuatros submarinos SSGN. Básicamente se trata de modelos de la clase Ohio reconvertidos para transportar misiles Tomahawk en lugar de los colosales Trident. Puede transportar 156 de estos cohetes, cuyo alcance es de unos 1.600 kilómetros. Queda el grueso de la flota sumergible norteamericana. Son los submarinos de ataque, destinados básicamente para cazar a otros submarinos. 

Para ello cuentan también con los Tomahawk, aunque en un número muy inferior a sus hermanos mayores. Se compone de tres clases: Los Ángeles, Virginia y Seawolf. La primera de ellas es la más antigua. El primero de sus representantes -el USS Los Ángeles- entró en servicio en 1976. Con 110 metros de eslora, desplazan 6.900 toneladas y tiene una tripulación de 143 personas. En la actualidad hay 23 en servicio. Su sucesora es la clase Virginia, estrenada en 2004. Con los mismos buques en funcionamiento, miden entre 115 y 140 metros y desplazan hasta 10.200 toneladas.

Su tripulación es de 145 personas. Finalmente quedan los Seawolf, los más pequeños con 108 metros de eslora. Aunque el proyecto inicial pasaba por construir 29, su elevado coste ha dejado su número en los tres que funcionan en la actualidad.

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