Prensa
La crisis económica y el poder político cercan a los medios de comunicación históricos
El grupo propietario de ‘La Repubblica’ y ‘La Stampa’ negocia su venta a un magnate griego, mientras Trump reclama 8.500 millones a la BBC

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. EFE/EPA/BONNIE CASH / POOL
La prensa y los grandes medios de comunicación atraviesan una de las etapas más delicadas de su historia reciente, atrapados entre la fragilidad económica, la presión política y la desconfianza creciente de parte de la ciudadanía. Dos acontecimientos recientes, uno en Europa y otro en Estados Unidos, ilustran con nitidez el alcance de una crisis que ya no es coyuntural, sino estructural.
En Italia, el posible traspaso de La Repubblica y La Stampa, dos de los diarios más influyentes y emblemáticos del país, ha sacudido los cimientos mediáticos y políticos. Ambas cabeceras, contrarias a las políticas de la primera ministra, la ultraconservadora Giorgia Meloni, son el segundo y tercer periódico más vendidos tras el Corriere della Sera. Su eventual venta por parte del grupo GEDI, propiedad de la familia Agnelli, al conglomerado Antenna, controlado por el magnate griego Theodore Kyriakou, ha encendido todas las alarmas.
Kyriakou, empresario conservador y con vínculos con el expresidente estadounidense Donald Trump, podría hacerse con La Repubblica y otros medios del grupo, incluidas tres emisoras de radio que son, precisamente, las únicas unidades rentables. Aunque Antenna asegura respetar la independencia periodística y el pluralismo, en las redacciones crece el temor a despidos, recortes y, sobre todo, a un giro editorial que debilite una de las pocas voces críticas con el Ejecutivo italiano. La posible salida de La Stampa, símbolo histórico de Turín y del Piamonte desde hace más de 150 años, añade además una dimensión emocional a la operación.
El trasfondo económico es clave. GEDI acumula pérdidas desde hace años, ha reducido plantilla, ha vendido activos estratégicos como el semanario L’Espresso y su área audiovisual, y no ha logrado frenar la caída de lectores en papel ni compensarla plenamente con el crecimiento digital. La crisis del modelo de negocio tradicional de la prensa escrita vuelve a quedar así al descubierto.
Al otro lado del Atlántico, la ofensiva de Donald Trump contra los medios públicos y privados refuerza esa sensación de asedio permanente. El presidente de Estados Unidos ha presentado una demanda contra la BBC por difamación, reclamando hasta 10.000 millones de dólares (8.500 millones de euros) por la edición de un documental sobre el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.
Trump acusa a la cadena pública británica de manipular su discurso para presentarlo como una incitación directa a la violencia, pese a que la BBC reconoció errores en el montaje y se disculpó, aunque rechazó indemnizarle.
El litigio, que ya ha provocado dimisiones en la cúpula de la BBC, se suma a una larga lista de demandas y acuerdos millonarios impulsados por Trump contra grandes medios estadounidenses desde su regreso a la Casa Blanca en enero de 2025.
Más allá del recorrido judicial de este caso, el mensaje es claro: la presión política, económica y legal sobre los medios se intensifica, especialmente sobre aquellos que ejercen una función crítica.