Imágenes inéditas. El monumento que unió a El Vendrell

Josep Cañas inauguró la primera parte de la obra dedicada a los castellers en 1969. No se acabó hasta 1976

30 mayo 2019 15:15 | Actualizado a 30 mayo 2019 18:53
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Es uno de los monumentos más queridos de El Vendrell. El castell que representa un Quatre de vuit, obra del escultor de Banyeres Josep Cañas, y que ahora está a la entrada del núcleo. Muchos recuerdan lo que tardaba en coronarse.

Hasta el propio escultor amenazó con tirar las piedras por la montaña, lo que espoleó a vecinos y a la colla castellera Nens del Vendrell para coronar la obra. Aquel día Cañas lloró y dijo: ya me puedo morir.

Ese Quatre de Vuit es uno de los monumentos más identificativos de El Vendrell. Por su singular historia, además en unos momentos de lucha por las libertades.

Con Casals
En 1935 el escultor coincidió en Londres con Pau Casals. Cañas había ganado una beca de la Generalitat para ir al British Museum y Casals realizaba una gira. El escultor explicó que en su taller de Barcelona tenía un modelo en yeso de 7 metros que representaba un castell. El proyecto entusiasmó a los dos artistas que planearon cómo tirar adelante aquella obra.

La Guerra Civil lo frenó todo. Casals no regresó a Catalunya, pero envió una carta a Cañas agradeciéndole ese homenaje casteller. Poco antes los Nens del Vendrell habían acudido a Prada de Conflent, donde estaba exiliado el músico, para dedicarle unos castells.

Tras la contienda Cañas recibió el encargo del Pilar de cinc en Vilafranca y del Monument a la sardana en Montjuic. El constructor Frijola conoció el proyecto del monumento a los castellers y  lo transmitió a miembros de Amigos de la Unesco, en el que había opositores al régimen de Franco como Gasulla,  Casanovas o Heribert Barrera que quedaron fascinados.

El gobernador

Cañas fue llamado desde la alcaldía de El Vendrell porque el gobernador de Tarragona quería impulsar un recuerdo a los castellers y financiaría parte de la acción. Amics de la Unesco pagó otra parte y Cañas realizó 25 reproducciones en bronce que se subastaron (Una puede verse en el Museu Deu de El Vendrell).  Esa unión «en la que se juntan idearios diferentes en un sueño de convivencia» fue clave para que las 200 toneladas de piedra de Ulldecona comenzasen a formar quatre de vuit.

Cañas escogió el lugar donde plantar esa parte del monumento. Allí donde acaba el término de El Vendrell. En 1969 fue la inauguración del pie con la pinya y medio cuerpo de los primeros castellers. Joan Jané, ex tutor de Josep Cañas, explica que los cuatro pisos restantes no pudieron colocarse hasta 1973.

Esa parte fue esencial. «En el taller no te podías mover por los miles de kilos de piedra», explicaba Cañas en sus memorias. Pero también «porque era un aliciente para ayudar a implicarse a todos», señala Jané.

 

Para la inauguración de esa primera parte en la tribuna «Gasulla representante de la Unesco hizo un parlamento en catalán, de los primeros en público y junto al gobernador, el presidente de la Diputación y alcaldes. Gasulla habló de derechos humanos y libertades».

Pero quedaba acabar la obra. «Entre otras contrariedades se clausuró el local de Amics de la Unesco. Incluso Pau Casals había aceptado la presidencia de honor. «Estaban preparados los boletos para engrosar las subscripciones, pero al clausurarse el local todo quedó dentro».  

Al gobernador
Cañas y sus amigos el doctor Sarró y el historiador Ràfols, visitaron al gobernador civil de Barcelona, Garigano Goñi, para levantar la clausura. No se logró.  El escultor temía no poder acabar el monumento. «El corazón se le encogía. La voluntad flaqueaba al llamar a puertas que no respondían».


Jané explica que tras unos años y resignado, Cañas amenazó con cargar camiones y lanzar las piedras esculpidas por la montaña del Ordal. La amenaza caló en la colla Nens del Vendrell que se ofreció a colocar las piezas que faltaban para completar la obra. Y se preparó el acto.

En junio de 1976 el monumento pudo coronarse. Los amigos de El Vendrell habían impulsado una inauguración. Para entonces el régimen hacía aguas. Los movimientos de cultura catalana multiplicaban acciones aquel verano de 1976. En El Vendrell muchos recuerdan la fuerte represión de los grises. Incluso el alcalde Recasens dimitió. Llegaba el momento de la inauguración pero el gobernador dijo que no podía acudir. Tampoco había alcalde.

Fueron los castellers y el pueblo quienes cortaron la cinta. Cuando Cañas vio en lo alto el enxaneta de piedra se emocionó. Entre lágrimas exclamó: Ara ya me puedo morir. La obra es una de las más representativas de El Vendrell.

Durante años el monumento estuvo al pie de la carretera N-340. Cañas escogió la zona cercana a esa vía de ggran tránsito y tambiñen la vía del tren. Posteriormente se deció el traslado a la entrada del núcleo urbano, donde ahora pemanece.

FOTOS: Joan Jané, ex tutor de Josep Cañas y Arxiu Comarcal del Baix Penedès, de Jaume Domingo Mulet 

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