La Costa Daurada arranca la temporada turística con niveles de ocupación similares al 2019

El sector recupera en junio las cifras prepandemia y prevé ocupar entre el 80 y 90% de camas en julio y agosto

08 julio 2022 20:19 | Actualizado a 09 julio 2022 07:00
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El sector turístico de la Costa Daurada vuelve a respirar. Después de tocar fondo en 2020 y vivir de migajas en 2021, todo apunta a que el verano del 2022 sí será el de la recuperación para el sector del alojamiento. Uno de los indicadores más claros para el optimismo es que la totalidad de los hoteles, campings y apartamentos de la zona han abierto puertas esta temporada alta, algo que no se había podido ver en las últimas dos campañas marcadas por la pandemia. En este inicio de verano, el sector ha cerrado el mes de junio recuperando los niveles de ocupación del 2019, el objetivo que persiguen también para los dos meses más fuertes del año.

Por el momento, el buen ritmo de las reservas para julio y agosto hace pensar que se puede rozar el lleno, con cifras de ocupación entre el 80 y el 90%, que permita volver a los niveles que se alcanzaron en 2019. «Las sensaciones son buenas. Hemos cerrado el mes junio bastante bien, muy similar al último año antes de la pandemia, que es lo que queremos conseguir», afirma Xavier Guardià, portavoz de la Federación Empresarial de Hostelería y Turismo de la provincia de Tarragona (FEHT).

Según detalla Guardià, este primer mes de verano de la nueva normalidad ha sido «peculiar», con muy buenas ocupaciones en fines de semana y puentes, pero en el resto de días con mucho turismo procedente de viajes escolares de toda España y Francia, así como el que han generado algunos eventos deportivos.

«Las sensaciones son buenas. Cerramos un junio muy similar al del 2019, que es lo que perseguimos», Xavier Guardià (Portavoz de la FEHT)

Las buenas sensaciones son generalizadas para todas las tipologías de alojamiento. Así, alemanes, holandeses y belgas, los clientes estrella de los campings, están respondiendo muy bien en este inicio de campaña, tal y como sucede en los apartamentos, que trabajan mucho con el cliente nacional, británicos, ingleses y franceses. «Quizá en los hoteles está costando un poco más por el peso que tiene la turoperación y que tenía también el cliente ruso, aunque todo está siendo bastante similar a lo que sucedía antes de la pandemia», detalla Guardià.

Precisamente, la llegada de este verano también ha permitido reactivar los turoperadores, después de dos años de sequía absoluta de este tipo de turismo muy arraigado en la Costa Daurada central. Algo vital para mercados emisores como el británico y el irlandés, dos de los que están teniendo un comportamiento más positivo este año.

Pendientes del caos aéreo

Una preocupación añadida para el sector este verano está siendo las dificultades para el tráfico aéreo de viajeros. En la Costa Daurada ya se han producido las primeras cancelaciones por culpa de las huelgas de Ryanair e Easyjet. Aunque de momento la incidencia no está siendo muy notable, desde el sector turístico ven con recelo la suspensión de vuelos y el caos que se está generando en los aeropuertos estas últimas semanas, algo que «entorpece el funcionamiento normal en un año que tendría que ser para trabajar al máximo».

Otro factor que podría suponer palos en las ruedas en la temporada de la recuperación es la subida de precios. Sin embargo, Guardià reconoce que «se está compensando con las ganas de moverse que tiene la gente. En un año normal sí se hubiera notado un descenso de visitantes o estancias más cortas para ahorrar, pero esta temporada había muchas ganas de salir y la inflación no está teniendo mucha repercusión». En cuanto al precio que ponen los alojamientos, desde la FEHT señalan que los empresarios «están siendo muy cautos» y se han mantenido al máximo los precios a pesar de la subida generalizada de los suministros.

Buscando repuesto a los turistas rusos

Hace una década el turismo ruso empezó a ganar mucho peso en la Costa Daurada, especialmente en el triángulo que conforman Cambrils, Salou y La Pineda. Tanto que en 2013 llegó a ser el mercado internacional más importante, por encima de británicos y franceses que han sido tradicionalmente los que más peso han tenido en el territorio. Sin embargo, la guerra en Ucrania ha reducido a la nada el número de turistas procedentes de este país. Actualmente no existen vuelos regulares activos ni operativa turística, lo que ha obligado a compensar estas entradas con clientes de otras nacionalidades, especialmente el británico, que está cubriendo buena parte de la oferta que deja la falta de clientes rusos.

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