Vandellòs I, la central que pudo ser nuestro Chernóbil

Se cumple medio siglo de la puesta en marcha de la nuclear, actualmente en fase de latencia y con la mirada puesta en 2028 para su clausura completa

11 febrero 2022 18:20 | Actualizado a 12 febrero 2022 06:57
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«A las 3h 12 minutos de ayer Tarragona entró en la era nuclear». Con este titular, el Diario Español anunciaba la puesta en funcionamiento de la Central Nuclear de Vandellòs I, el 11 de febrero de 1972. Medio siglo más tarde, la instalación se encuentra en pleno proceso de desmantelamiento y con la mirada puesta en 2028, año en el que se producirá la clausura completa.

La historia de la nuclear se remonta a 1964 con la visita de Gaston Palewski, ministro francés de Investigación, Asuntos Nucleares y Espaciales, y el titular español de Industria, Gregorio López Bravo. Por aquel entonces España contaba con dos centrales nucleares pero Francia convenció al régimen franquista para que aceptara la construcción de una tercera central de tecnología francesa en Catalunya. Tras varios estudios, el 21 de abril de 1967 se autorizó a Hifrensa a iniciar los trabajos de construcción de forma inmediata, con un espectacular edificio de hormigón armado de 85.000 toneladas. Cinco años después, Vandellòs I ya era una realidad.

La central cambió el devenir del pueblo de Vandellòs i l’Hospitalet. Se construyó el poblado Hifrensa con alojamientos y servicios para los trabajadores, puesto que la mayoría de ellos tuvieron que contratarse de fuera. La colonia, que inicialmente se quería ubicar en Cambrils, contaba con tiendas, escuela y una residencia para solteros.

Unos años gloriosos que se vieron truncados en octubre de 1989 con el accidente cuyo origen fue una grieta de la turbina número 2. Esto provocó la descompensación de la misma y el escape de hidrógeno que, con combinación con el aire y la alta temperatura del aceite, originó una explosión.

El incendio hizo que la temperatura del circuito de refrigeración del reactor quedara a tan sólo tres grados de producir un derramamiento radiológico a la atmósfera, lo que hubiera desembocado en una catástrofe. Fue calificado de nivel 3 –el de Chernóbil era de 7-. El 30 de mayo de 1990, tras numerosas movilizaciones, se cerró la primera central nuclear catalana.

En fase de latencia

La empresa pública Enresa (Empresa Nacional de Residuos Radiactivos) se encarga de la gestión de los residuos radiactivos y el desmantelamiento de las instalaciones. El proceso comenzó en 1998 con una primera fase que terminó en 2003 y se centró en el desmantelamiento principal. En la actualidad se encuentra en la fase 2, denominada latencia, que consiste en mantener y vigilar el reactor durante un periodo prolongado para que pierda su reactividad hasta que pueda retirarse el contenido –se estiman unos 25 años desde la desactivación–. Está previsto que la tercera fase empiece en 2028, cuando se estima que la radiactividad habrá desaparecido y podrá demolerse el edificio.

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