Youssef, el reusense con fe ciega en el fútbol y en la vida

Es de Reus, perdió la vista de niño y lidera la ‘Roja’ de invidentes. No vende cupones porque el Islam lo prohíbe

28 julio 2018 07:26 | Actualizado a 29 julio 2018 15:03
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Se desenvuelve en la calle con bastón con la misma destreza que lo hace en la cancha, donde entonces el guía es el cascabel del esférico. Asombra en el campo por un oído finísimo y depurado, que le convierte en un portento en la recepción y en el corte de balón, casi como si hubiera afilado más ese sentido a falta de visión, de la que carece por completo. 

Además, es un goleador nato pero versátil gracias a un disparo potente con ambas piernas. «El deporte me ha ayudado mucho a mejorar temas como la orientación. En la selección estoy muy cómodo, es como mi casa, nos conocemos todos», afirma Youssef el Haddaoui, un reusense de adopción desde que se marchara con sus cuatro hermanos a los seis años desde Larache, cerca de Tánger (Marruecos), a Reus, donde aún vive. Una historia de inmigración, como tantas, desde África a Europa, pero con odisea incluida. 

Por entonces, siendo un crío, aún veía un poco. «Tenía glaucoma congénito, una enfermedad que te hace perder visión progresivamente», cuenta. Varias operaciones quirúrgicas no surtieron efecto y Youssef, pocos años después, acabó perdiendo toda la visión, cuando todavía era un niño. «No recuerdo un día exacto en el que me quedara sin ver», explica. 

No fue una época fácil, pero Youssef salió adelante, en parte aferrándose al deporte. «Siempre me ha gustado. Entre los seis y los siete años practiqué judo, atletismo o natación. Jugaba con mi familia, en el patio del colegio o con mis primos en el parque». Confiesa con modestia que le ponían de defensa (ahora es delantero y luce el ‘10’), y que «estorbaba mucho», dice entre risas. Fue su compañero de selección y de equipo, Javi Muñoz, también en la formación de la ONCE en Tarragona que suele acumular títulos cada año a nivel estatal, quien le animó. 

Capitán de la selección

Ahí empezó la carrera, que le ha llevado a la capitanía de la selección y a ser clave en el conjunto tarraconense, que ha ganado cinco de los últimos ocho Campeonatos de España. Youssef, que tiene 29 años, viene de competir con la ‘Roja’ en el Mundial, donde llegó después de no recuperarse al completo de una luxación en el hombro que le tuvo apartado mucho tiempo del campo durante el curso pasado. «Se me notaba la falta de partidos, pero el hombro, por suerte, aguantó bien, aunque llegué forzando un poco», asume. 

Finalmente España quedó quinta, en parte por los goles de Youssef, que otra vez volvió a ser providencial, a pesar de tener que lidiar con una circunstancia: el torneo cayó en época de Ramadán, lo que le limitó. «No es algo que me influyera mucho, aunque no comer ni beber desde el amanecer hasta la puesta de sol fue algo duro», cuenta.

También tuvo que modificar los horarios para dormir. Mientras sus compañeros descansaban, él se alimentaba. Ahora confía en recuperarse por completo: «Aún estoy con ejercicios para fortalecerme. Me harán más pruebas para ver si hay que operar. A partir de septiembre espero poder comenzar la temporada. El objetivo es intentar entrenar fuerte y llegar bien al Europeo». 

Este reusense, que acumula ocho años dedicados al fútbol, vive el momento. «Disfruto de lo que hay, no me he planteado hasta cuándo voy a jugar. Depende también de si sale un trabajo y te tienes que dedicar más a él», cuenta un Youssef con las ideas muy claras.

«La religión está por delante del deporte», concede, a pesar de que eso le cierre puertas laborales y le ponga las cosas más cuesta arriba. «Muchos compañeros se dedican a vender cupones, es una salida profesional, pero no es mi caso. Soy musulmán y en mi religión no están permitidos los juegos de azar», admite.                  

Eso le obliga a superar más dificultades, algo a lo que está acostumbrado. Youssef, con formación en labores administrativas, busca ahora trabajo. «Estoy pendiente de que me contesten de una entrevista para trabajar de telefonista. Lo más difícil de todo es que te den la oportunidad de la entrevista», reconoce.

Al ámbito laboral pretende trasladar su entrega y dedicación en el mundo del fútbol. «¿El secreto? No hay otro que trabajar fuerte, poco a poco, en el día a día, para ganarte una posición en el equipo y tener siempre entre ceja y ceja mejorar en aquellos puntos en los que flaqueas». 

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