Altcam abre fábrica en China

La empresa auxiliar de automoción de Valls invertirá 3,5 millones de euros en un nuevo centro de producción en Shanghai y emprenderá la automatización total de su planta en el Alt Camp 

18 diciembre 2017 09:34 | Actualizado a 18 diciembre 2017 09:54
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Altcam Automotive, empresa auxiliar de automoción con sede en Valls, prepara nueva fábrica en China para el año que viene. Su nuevo centro de producción, que se ubicará en los alrededores de Shanghai y que contará con una inversión inicial de 3,5 millones de euros y una veintena de trabajadores, se suma a los que esta empresa familiar ya tiene en Valls (donde trabajan 78 personas), Eslovaquia (con 100 empleados) y México (107).

Jordi Gatell (Valls, 63 años), cofundador y director general de Altcam Automotive, cuenta que el proyecto de la fábrica en China (cuya producción arrancará a finales de 2018, aunque no espera que esté a pleno rendimiento antes de tres años) responde a la necesidad de estar cerca del mercado asiático, después de que hace una década decidieran hacer lo mismo con el mercado Nafta (México, EEUU y Canadá) con su centro de producción en Querétaro (México) y con el mercado centroeuropeo con la planta de Myjava (Eslovaquia).

En Valls, además de contar con los servicios centrales, de ingeniería y comerciales del grupo (en Altcam Automotive trabajan hoy más de 40 personas, que el año que viene verán ampliado el departamento de ingeniería con una inversión de medio millón de euros), se encuentra Altcam Valls, una planta de producción que, según explica Gatell, «estamos reconvirtiendo en una empresa 100% automatizada».

El objetivo es que «en un plazo de tres o cuatro años, la incidencia de la mano de obra [que hoy es de 78 personas] sea mínima» para que, «a partir del momento en que tenga éxito, nos lleve a un crecimiento de trabajadores».

Robotización
La transición hacia la Industria 4.0 es bien visible ya en este centro de producción, que según Jordi Gatell está automatizado en un 70%. Las piezas de plástico de uso técnico que producen (para componentes internos de vehículo, que van desde motores elevalunas a airbags de volante, pasando por motores de techos eléctricos) se caracterizan por sus reducidas dimensiones (entre medio gramo y doscientos gramos), y requieren de gran precisión para su fabricación.

La transición hacia la Industria 4.0 es bien visible ya en este centro de producción, está automatizada en un 70%

Ahí es donde la robotización juega un papel destacado, y lo hace con tecnología propia. El equipo de ingenieros de Altcam Automotive concibe, desarrolla y construye en Valls (en las instalaciones que ocupan en el polígono industrial de este municipio) todos los robots que utilizan en cualquiera de las plantas que tiene este grupo empresarial.

Tras invertir 2,2 millones de euros este año en la planta de Eslovaquia (en una ampliación y nueva maquinaria), el próximo año destinarán 1,3 millones de euros para construir un nuevo almacén inteligente de 2.000 metros cuadrados y 12 metros de altura, totalmente automatizado. También aquí los robots y el software de gestión serán propios.Con una facturación global de 42 millones de euros, un 99% de su mercado fuera del Estado español y una cifra total de inversiones para 2018 de 6,5 millones de euros, Jordi Gatell piensa, el próximo mes de julio, empezar a dar el relevo directivo a su hijo Gerard, que lleva dos años y medio al frente de la planta de México.

Cuenta con consolidar ese cambio en 2019, «con el objetivo de hacer grande la empresa, porque el tamaño, que hace que los clientes te vean como global, es lo que te da fuerza».

Siempre con recursos propios

  • Sin dividendos.  Cuando, en 1986, Jordi Gatell fundó en Valls, junto a tres socios más (entre ellos, su hermano), esta empresa que empezó fabricando piezas de plástico para el sector del pequeño electrodoméstico y el sector auxiliar de automoción (Altcam Automotive es TIER2, mientras que los suministradores de componentes para los fabricantes de automóviles son TIER1), tenía muy claro que lo de repartir dividendos no iba con sus ideas  «Yo no fundé una empresa para hacerme rico -explica Jordi Gatell-, sino porque me gustaba crear y la quería hacer crecer: por eso me negué a repartir dividendos, y no lo empecé a hacer hasta pasados veinte años».

  • Reinversión.  «Durante esos veinte años, el 99% de los beneficios iba a reservas, a autofinanciación y a recursos propios», explica Gatell (que desde entonces fue comprando acciones al resto de socios fundadores, hasta hacerse con el 100%), lo cual «nos permitió pasar la crisis de 1992 sin ningún problema y aprovechando la oportunidad de esa crisis para crecer». 
  • Crecimiento.  Ganar tamaño ha sido otra de las obsesiones de Jordi Gatell durante todos estos años. Y lo ha hecho aprovechando esos momentos de crisis. «El segundo plan de crecimiento fue en 2007 y 2008, cuando fuimos a Eslovaquia y México [donde abrieron sendas fábricas], porque las épocas de crisis te tienen que permitir no quedarte parado». Siempre con recursos propios, y siempre para inversiones productivas. «El mundo de la especulación está enfrentado con el empresario, tal y como yo lo entiendo. Con los recursos de la empresa, entrar en él es un inmenso error», asegura Jordi Gatell.

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