La piel de los frutos secos ya tiene una segunda vida

Reconocimiento a la innovación. Unió Corporació Alimentària ha recibido un premio de Cooperativas Agroalimentarias de España que pone en valor su apuesta por la economía circular

03 julio 2017 07:45 | Actualizado a 03 julio 2017 15:50
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La piel de la almendra y la avellana tiene ahora un nuevo destino. Era un producto- mejor dicho, subproducto– que solía desecharse. Excedente con apenas ningún valor. Pero en los últimos años, Unió Corporació Alimentària ha desarrollado varios proyectos de R+D+I con el fin de darle una segunda vida y que le ha llevado a conseguir varios reconocimientos.

Ferran Huguet, director general de esta cooperativa con sede en Reus, señala que persiguen el objetivo de dar el máximo de valor posible a todos los productos agrarios. «Queremos fomentar la economía circular, intentar extraer de todos los productos lo que dan de sí. Y aprovechar los subproductos», explica.

Ambas pieles se obtienen durante el proceso industrial de repelado, y los estudios realizados han comprobado que tienen un alto porcentaje de fibra, además de ser una fuente natural de antioxidantes bioactivos y biodisponibles. En concreto, durante sus investigaciones, Unió ha detectado que la piel de la avellana mejora factores de riesgo asociados a enfermedades cardiovasculares y cáncer de colon. Hasta ahora no se le daba uso. Pero la idea es que las cosas cambien. «Puede ser un ingrediente funcional nuevo. Para hacer harina o poderlo añadir en recetas de pastelería u otros productos, y que adopten estas propiedades», apuntan desde Unió. «Antes era un residuo sin valor. Pero hemos detectado que tiene características curiosas y que ha demostrado ser muy interesante desde la óptica alimentaria y de la salud», señala su director general.

El otro foco de oportunidad en este campo se centra en la algarroba. Hace un par de años entraron en Unió varias cooperativas que comercializan una cantidad importante de este producto. De momento se aprovechan las vainas. Pero el departamento de R+D+I la analizó y detectó que la pulpa puede utilizarse como ingrediente funcional, para azúcares de lenta absorción –recomendables para la alimentación infantil o la deportiva, entre otros usos–. Así que la algarroba presenta una compleja variedad de componentes que se podrían usar para obtener nuevos ingredientes funcionales y tecnológicos en la industria agroalimentaria. «Algunos de ellos son realmente atractivos y podrían destinarse a la alimentación humana, ya que son buenos para la salud, por ejemplo, en el ámbito de los triglicéridos», señala Ferran Huguet. De hecho, a día de hoy están trabajando para iniciar el proyecto de una planta de aprovechamiento integral de los componentes de la algarroba.

Con 75 años de historia y una trayectoria más que consolidada, Unió Corporació Alimentària aglutina unas 180 cooperativas agrarias que representan a 22.000 socios. Tiene presencia en las comarcas de Tarragona, pero también en Lleida, Castellón, Valencia, Alicante, Teruel o Valencia. Tiene 138 trabajadores y las exportaciones suponen un 52% de sus ventas. Tiene la sede central en Reus y tres centros de producción que suman un total de 32.300 metros cuadrados. En 2009 creó el departamento de R+D+I, desde donde trabaja para potenciar la innovación.

Reconocimiento del sector

Ahora su tarea en innovación ha sido reconocida. Unió ha sido distinguida con el Premi a la Innovació concedido por Cooperativas Agroalimentarias de España en el marco de su asamblea anual. Un reconocimiento a su apuesta por la sostenibilidad, la economía circular, la introducción de mejoras agronómicas en los cultivos y el desarrollo de nuevos productos. «Siempre es muy interesante y supone una satisfacción conseguir un reconocimiento. Especialmente cuando viene de ámbitos externos a la compañía. Pone en valor el esfuerzo que hemos realizado en el ámbito de la innovación», insiste Huguet. Unió también ha recibido distinciones por parte de la Generalitat.

Unió también trabaja para llevar a cabo mejoras genéticas en los cultivos

La cooperativa también trabaja directamente sobre el terreno. Está realizando mejoras genéticas en los cultivos, con el fin de obtener una nueva variedad de almendra Marcona que sea más resistente y esté optimizada desde el punto de vista agronómico, sensorial e industrial. Su idea es que, además de ganar en resistencia, sea productiva y contribuya a potenciar la oferta de un producto «con elevado valor añadido en los mercados internacionales», señalan desde la compañía. En este caso, lo desarrollan junto al Institut d’Investigació i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA). 

Además, luchan contra la mosca del olivo, e impulsan un proyecto de recuperación de fincas abandonadas, con el fin de tratar de que la actividad agraria regrese a los terrenos que ya no se cultivan.

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