Un proyecto de recuperación y custodia de árboles frutales tradicionales del Priorat permitirá replantar variedades autóctonas de la comarca que hasta la fecha estaban prácticamente extinguidas. A partir del material vegetal de 10 variedades se distribuirán cerca de 500 ejemplares entre profesionales del sector agrícola, particulares, escuelas de la comarca e iniciativas municipales.
El Consell Comarcal del Priorat impulsa este proyecto, enmarcado en el PECT ‘Pobles Vius i Actius’ que lidera la Diputació de Tarragona, con el objetivo de dinamizar el mundo rural. En este caso, pone el foco en el sector agroalimentario y los productos locales para que la comarca recupere frutales que tienen un aroma excepcional y una gran capacidad de resiliencia y adaptación a las condiciones del suelo y el clima.
El proyecto se inició gracias a la colaboración imprescindible de algunos productores comarcales –propietarios de cultivos en la Serra d’Almos, Cabacés, Poboleda y La Vilella Baixa– y tras un estudio etnobotánico del Parc Natural de la Serra del Montsant, elaborado por el consejero de Medi Ambient del Consell Comarcal, Ferran Mestres. «Las variedades tradicionales de frutales se han ido muriendo y de la huerta la gente ha ido comprando cada vez más ejemplares de vivero, queríamos saber qué quedaba e intentar salvarlo», explica.
Teniendo en cuenta las variedades propias del Priorat que se han perdido con el paso del tiempo, se identificaron hasta 40 especies diferentes y este primer proyecto pretende recuperar diez variedades frutales. Con ello, el primer paso fue obtener material vegetal de cada uno de los productores, quienes aportaron esquejes de sus respectivos árboles. Así, un viverista hizo los injertos en dos tandas (a consecuencia de las heladas tardías) y se han conseguido clonar hasta 500 ejemplares de estas variedades.
Replantar las variedades aumenta las perspectivas de producción y, sobre todo, de su conservación
Desde La Safranòria, una asociación por la conversación de la agrobiodiversidad del Priotat, han montado una finca experimental en Mas Roger (Cabacés) para tener una plantación conjunta de las diez variedades frutales, y el próximo 4 de febrero, entregarán en Falset los 500 ejemplares ya asignados a sus nuevos propietarios: unas 80-90 personas, de las cuales un 30% son agricultores.
De este modo, «se consigue corresponsabilizar a la gente del territorio; de quienes los acogen, sabemos qué árboles tendrán y sus coordenadas», señala Mireia Vilamala, técnica de Gestió de Recursos Naturals, Serveis Ambientals i Agricultura Ecològica del Consell Comarcal del Priorat. Es más, «así sociabilizamos un conocimiento de estas variedades que solo estaba en manos de cuatro productores», añade.
Los payeses prioratinos que han mantenido sus cultivos tradicionales son directamente responsables de la preservación de estas variedades autóctonas.
‘Padres’ del patrimonio vegetal
Frente a la comercialización y la máxima productividad, unas pocas familias han priorizado disfrutar de un sabor excepcional a su beneficio económico en el mercado. Como legado de Cal Navàs (Cabacés), Lluís padre y Lluís hijo conservan un peral ‘Tendral’ de más de cien años. También han ido cogiendo injertos de sus cerezos para mantener dos árboles tradicionales, como el de la cereza ‘Cor de Colom’ o la del ‘Molí de l’Estudiant’, que crecía «dos kilómetros río arriba, junto a un molino de harina, y cuyo dueño repartió vástagos entre productores del pueblo», cuentan.
«Comercialmente, no tienen salida; si invitas a alguien a probarlas, cogerá otras que sean más bonitas y más grandes, pero luego reconocen que estas están mucho más buenas», comentan ambos productores. «Al final, son patrimonio del Priorat y se está perdiendo porque la agricultura moderna se impone», reflexiona Vilamala. No hay un relevo generacional que viva en el campo y perpetúe el oficio para cuidar de estos frutales, pese al simbolismo que tienen para la comarca.
En el caso de Maria Dolors (Poboleda), que sigue cultivando diferentes variedades de ciruela, su pasión por el campo y la payesía ha hecho que conserve, entre otros, el ciruelo de «Clàudia Antiga». Recuerda que «esta variedad no la tiene nadie ni ha llegado al mercado, pero cuando llevaba la tienda de delante de la iglesia todo el mundo quería comprarlas».
Impacto en el territorio
Las perspectivas de la replantación de los 500 ejemplares son positivas. «Esperamos que la gente se corresponsabilice y entienda la importancia de mantenerlos», confía la técnica del Consell Comarcal, aduciendo a la red agraria que se ha configurado entre diferentes municipios del Priorat.
Los productores sopesan las dificultades climáticas, como las elevadas temperaturas y la llegada tardía del frío, que perjudican de distinta forma a cada variedad frutal. Con todo, uno de los puntos fuertes de esta iniciativa, enmarcada en el PECT ‘Pobles Vius i Actius’, es que abarca toda la comarca, desde Prades hasta la Serra d’Almos. Esto no solo disminuye las probabilidades de perder la plantación por una desgracia climática, también fomenta que se conserven estos productos locales, que estarán al alcance de mucha más gente el día de mañana.
Al ser considerados en las últimas décadas como cultivos menos competitivos, este proyecto permitirá dar visibilidad y revalorizar las diferentes variedades autóctonas. Tras el primer impulso del Parc Natural, la actual iniciativa del Consell Comarcal del Priorat y la Diputació de Tarragona garantiza una mayor promoción y capacidad de difusión. A su vez, cuenta con la participación de la Universitat Rovira i Virgili, Concactiva, VITEC y ARCA; y está cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional de la Unión Europea.
