Actividades de pequeño formato y con acento local en Tarraco Viva

Los grupos de reconstrucción histórica viven con intensidad un festival en el que, en circunstancias normales, participan alrededor de mil personas

28 mayo 2021 16:30 | Actualizado a 29 mayo 2021 09:13
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En ocho meses han organizado dos ediciones del festival Tarraco Viva y lo han hecho a contrarreloj y en unas condiciones insólitas, por culpa de la pandemia. Sin embargo, la ilusión y las ganas de seguir divulgando la historia hacen que los grupos de recreación que participan en el certamen estén más motivados que nunca para que este año de transitoriedad se celebre con un balance exitoso. «La implicación es increíble, incluso gente del grupo que a lo mejor no venía tanto se ha reenganchado», asegura Enric Seritjol, del grupo Projecte Phoenix.

Esta asociación fue el primer colectivo que se constituyó como grupo de recreación del festival Tarraco Viva. Desde el segundo año han participado en todas sus ediciones y están acostumbrados a espectáculos con más de un centenar de participantes y más de 500 personas de público. Este año, han aparcado las actividades multitudinarias y se han adaptado al pequeño formato, con actos como Las Escaleras del poder, que estrenaron el pasado sábado en la Torre dels Advocats. «Tenemos que ir con más cuidado, pero la respuesta por parte de la gente es increíble. Nos ha sobrepasado», añade Seritjol.

En circunstancias normales, en el festival están involucradas unas mil personas en el festival. El grueso lo conforman los ‘actores’ y ‘actrices’ que participan en los espectáculos, aunque también hay mucha gente detrás del telón, como los técnicos y guionistas. «Cada grupo tiene una forma diferente de hacer, algunos apostamos más por la divulgación, otros por la interpretación», indica Seritjol. Entre este grupo se incluye a los monologuistas, que este año han ganado protagonismo, ya que se ajusta a un formato más íntimo, para un público reducido.

Las restricciones en la movilidad han impedido que grupos extranjeros, como las bandas de música, hayan participado en el festival. Las más de 220 actividades tienen ADN tarraconense y detrás están la decena de entidades, que en estos años de festival se han ido constituyendo, abordando diferentes aspectos de la reconstrucción histórica. «En los inicios había pocos grupos especializados en esto, por lo que vimos que tenían que ir surgiendo para garantizar una producción propia», añade.

Una de las asociaciones que se constituyó a posteriori es Thaleia, que el año que viene celebrará su veinte aniversario. Su directora, Merche Tubilla participa en el festival desde el minuto cero. «Al principio éramos dos o tres grupos que no teníamos ni idea de lo que era la reconstrucción. Estábamos en el parvulario, pero la calidad ha mejorado muchísimo», defiende. Tubilla pone el acento en que «no se trata de hacer teatro, sino de explicar la historia». Y, en este sentido, tienen un gran protagonismo los guionistas que, con meses de antelación, se documentan y redactan los textos, de acuerdo con lo que dicen las fuentes existentes.

La producción es la parte más importante. Y, a partir de ahí, llegan los ensayos y la parte más amable, en la que se busca el vestuario y los complementos. Las relaciones que se establecen en estos momentos hacen que cada entidad sea una ‘pequeña’ familia en la que los actores más jóvenes, con tan solo cinco años, conviven con los mayores, que alcanzan los setenta.

En estas dos últimas ediciones, estas relaciones han sido más complicadas. Thaleia hacía espectáculos con una sesentena de participantes y la normativa del festival dice que este año no se puede superar a los veinte. Así que los dos espectáculos que ofrece este año son de mínimos, en cuanto a la participación.

Tarraco Viva ha despertado el interés por el patrimonio de muchos ciudadanos. De la cantera de actores han salido historiadores y un público fiel que año tras año tiene marcadas estas fechas en el calendario. Los protagonistas coinciden en que el festival aún tiene un largo recorrido por delante, que debería tener una continuidad más allá de las fechas concretas del certamen. Larga vida a Tarraco Viva.

En ocho meses han organizado dos ediciones del festival Tarraco Viva y lo han hecho a contrarreloj y en unas condiciones insólitas, por culpa de la pandemia. Sin embargo, la ilusión y las ganas de seguir divulgando la historia hacen que los grupos de recreación que participan en el certamen estén más motivados que nunca para que este año de transitoriedad se celebre con un balance exitoso. «La implicación es increíble, incluso gente del grupo que a lo mejor no venía tanto se ha reenganchado», asegura Enric Seritjol, del grupo Projecte Phoenix.

Esta asociación fue el primer colectivo que se constituyó como grupo de recreación del festival Tarraco Viva. Desde el segundo año han participado en todas sus ediciones y están acostumbrados a espectáculos con más de un centenar de participantes y más de 500 personas de público. Este año, han aparcado las actividades multitudinarias y se han adaptado al pequeño formato, con actos como Las Escaleras del poder, que estrenaron el pasado sábado en la Torre dels Advocats. «Tenemos que ir con más cuidado, pero la respuesta por parte de la gente es increíble. Nos ha sobrepasado», añade Seritjol.

En circunstancias normales, en el festival están involucradas unas mil personas en el festival. El grueso lo conforman los ‘actores’ y ‘actrices’ que participan en los espectáculos, aunque también hay mucha gente detrás del telón, como los técnicos y guionistas. «Cada grupo tiene una forma diferente de hacer, algunos apostamos más por la divulgación, otros por la interpretación», indica Seritjol. Entre este grupo se incluye a los monologuistas, que este año han ganado protagonismo, ya que se ajusta a un formato más íntimo, para un público reducido.

Las restricciones en la movilidad han impedido que grupos extranjeros, como las bandas de música, hayan participado en el festival. Las más de 220 actividades tienen ADN tarraconense y detrás están la decena de entidades, que en estos años de festival se han ido constituyendo, abordando diferentes aspectos de la reconstrucción histórica. «En los inicios había pocos grupos especializados en esto, por lo que vimos que tenían que ir surgiendo para garantizar una producción propia», añade.

Una de las asociaciones que se constituyó a posteriori es Thaleia, que el año que viene celebrará su veinte aniversario. Su directora, Merche Tubilla participa en el festival desde el minuto cero. «Al principio éramos dos o tres grupos que no teníamos ni idea de lo que era la reconstrucción. Estábamos en el parvulario, pero la calidad ha mejorado muchísimo», defiende. Tubilla pone el acento en que «no se trata de hacer teatro, sino de explicar la historia». Y, en este sentido, tienen un gran protagonismo los guionistas que, con meses de antelación, se documentan y redactan los textos, de acuerdo con lo que dicen las fuentes existentes.

La producción es la parte más importante. Y, a partir de ahí, llegan los ensayos y la parte más amable, en la que se busca el vestuario y los complementos. Las relaciones que se establecen en estos momentos hacen que cada entidad sea una ‘pequeña’ familia en la que los actores más jóvenes, con tan solo cinco años, conviven con los mayores, que alcanzan los setenta.

En estas dos últimas ediciones, estas relaciones han sido más complicadas. Thaleia hacía espectáculos con una sesentena de participantes y la normativa del festival dice que este año no se puede superar a los veinte. Así que los dos espectáculos que ofrece este año son de mínimos, en cuanto a la participación.

Tarraco Viva ha despertado el interés por el patrimonio de muchos ciudadanos. De la cantera de actores han salido historiadores y un público fiel que año tras año tiene marcadas estas fechas en el calendario. Los protagonistas coinciden en que el festival aún tiene un largo recorrido por delante, que debería tener una continuidad más allá de las fechas concretas del certamen. Larga vida a Tarraco Viva.

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