David Andrés Rojas, colombiano, llegó a Catalunya hace tres años y se quedó maravillado con la obra de Gaudí en Barcelona. «No se parecía a nada que yo hubiera visto», recuerda. Después, ya en Tarragona, donde se vino a vivir, descubrió la obra de Josep Maria Jujol, colaborador de Gaudí, en particular el Teatre Metropol.
Cuando tuvo que hacer su trabajo de final de bachillerato en el Col·legi Vedruna Sagrat Cor, aquellas imágenes, con la ayuda de su tutor y profesor de dibujo técnico, el arquitecto Albert Samper, volvieron a cobrar sentido.
Samper, que también es profesor de la Universitat Rovira i Virgili le animó a hacer un ‘análisis fotogramétrico’ de algunos elementos de esos edificios modernistas que tanto le habían interesado de Barcelona.
Al final el elemento elegido fueron los techos del Teatre Metropol de Tarragona y una parte de los de la Casa Batlló y de La Pedrera.
El análisis fotogramétrico, una técnica conocida y usada en arquitectura y arqueología, se consigue realizando fotografías de un elemento desde diferentes ángulos. No hace falta un dispositivo especial, puede ser incluso con un móvil.
A partir de estas imágenes un programa informático, que el alumno tuvo que aprender a usar, va reproduciendo el elemento por capas hasta lograr una imagen en tres dimensiones.
Premio a un trabajo inédito
El trabajo fue galardonado hace unos días con el premio de investigación Trencadís que otorga la fundación del mismo nombre, dedicada al estudio del modernismo, con el patrocinio de la Fundación Repsol. El jurado destacó de su trabajo el esfuerzo y la originalidad de la investigación. El premio, que celebraba su primera edición, está dotado con 800 euros.
Samper explica que aunque la técnica ya se conoce, la novedad está en que se ha usado por primera vez en el caso del Metropol, para documentar elementos muy peculiares: «Son orgánicos, únicos, de geometrías irrepetibles, dependían de lo que el artista decidía en ese instante, de su trabajo manual».
Así, apunta, es muy difícil representar íntegramente estos techos sólo con fotos, vídeos o con dibujos a mano alzada. Contar con una imagen en tres dimensiones permite documentar los volúmenes con exactitud.
A pesar de que se trata de un trabajo preliminar en el que podría avanzarse mucho más, Samper dice que tiene el valor de que no había ningún documento como éste hasta la fecha.
Aunque el programa utilizado en este caso es profesional, también los hay más sencillos, incluso gratuitos, que funcionan de la misma manera, con fotos desde diferentes ángulos y un modelo final en 3D.
Una guía para restauraciones
El trabajo de este alumno tiene la ventaja, por ejemplo, de que esos modelos en tres dimensiones pueden ser valiosos en el caso indeseable de que el teatro sufriera daños o simplemente tuviera que ser restaurado. «Habría una guía si hubiera que hacer una rehabilitación dentro de 100 años. Esto nos permitiría hacerlo con garantías de ser fieles al original», explica el profesor.
El modelo permitiría reproducir el elemento de manera más exacta que si se contara sólo con una foto, por ejemplo. Además, estos modelos se podrían imprimir con una impresora en tres dimensiones.
Samper señala, de hecho, que sería interesante plantearse hacer este tipo de documentación en otras edificaciones singulares de la ciudad.
David Andrés reconoce que con la investigación «he aprendido mucho». Y en lo que se refiere a su orientación profesional, realizar este trabajo también fue determinante. Estaba entre estudiar arquitectura y algo relacionado con la informática y al final se decidió por un grado de ingeniería multimedia que comenzó justo este curso en la Universidad de Alicante.
