Opinión

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El Banco Central Europeo (BCE) decidió ayer subir sus tipos de interés por décima vez consecutiva desde julio del año pasado, en esta ocasión en un cuarto de punto, hasta el 4,5%, máximo desde mayo de 2001, con el argumento de que espera una inflación más elevada y pese a que la economía se estanca y se teme que entre en recesión. Efectivamente, esta medida está encaminada a frenar el desbocado ascenso de los precios para que no frustre la recuperación.

Pero, paradójicamente, uno de sus inevitables efectos es una cierta contención del crecimiento al penalizar el consumo y la inversión, lo que obliga a manejarla con un extraordinario tino tanto en los tiempos como en la intensidad para evitar que desemboque en una nueva recesión. Y es que las supuestas ventajas de esta política basada en el encarecimiento del dinero no son todavía visibles.

La escalada del euríbor encarecerá las hipotecas, lo que añade presión a unas familias golpeadas ya por el aumento de la cesta de la compra

Sí lo son ya, en cambio, sus efectos nocivos para los países más vulnerables. Y para los hogares, pues la imparable escalada del euríbor volverá a encarecer las hipotecas a tipo variable, lo que añade presión sobre unas familias alarmadas por el espectacular aumento de la cesta de la compra. La vertical subida de alimentos de primera necesidad y otros artículos básicos se suma a la registrada desde hace meses por la energía y los combustibles.

Esta preocupante situación emplaza a los bancos centrales a extremar la cautela para que la urgencia de atajar la inflación no genere otro problema en forma de desplome del PIB. Además, habría que tener en cuenta que el fuerte alza de los precios no obedece a un consumo desbocado, sino al brusco encarecimiento de la energía y a otros efectos de la guerra en Ucrania, a la que no se vislumbra una pronta salida.

De ahí que sea necesario afinar al máximo la subida de tipos para que no estrangule más la actividad. De momento, el nuevo alza del euríbor supone otro duro golpe en las economías de las familias que tienen una hipoteca y un parón en la compraventa de viviendas.

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