Opinión

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Vivir bien es un talento subestimado, y una que he pasado años estudiando es casi una obsesión. He tomado notas, fotos, he hecho muchísimas preguntas y, por supuesto, he escrito sin parar, todo en un intento de ver más allá de la superficie y detectar las verdaderas señales de una vida bien vivida, desde lo inconfundible hasta lo casi invisible. Poco a poco, se va formando una imagen, y estoy intentando moldear mi propia vida en torno a lo que he aprendido. Aquí les dejo algunas de esas notas. Personas que sonríen y —disculpen por sonar tan sentimental al principio de nuestra lista— personas que buscan activamente el lado positivo. A menos que tengan un sentido del humor desbordante, en cuyo caso el miedo existencial es absolutamente bienvenido. Pero para eso hay que ser inglés que son los únicos que entienden la autoironía. Una mujer comiendo sola en un restaurante, con aspecto de estar disfrutando. Sin teléfono. Un tópico, pero una señal inefable de alguien que lo ha entendido todo. Personas que aman lo que tienen. No elaboraré porque acabaré pareciendo una guru de autoayuda y nada más lejos de la realidad. Pero que simple parece y qué complicado es. Cocinar comidas lentas, jugosas y sabrosas en cocinas con solera, con ventanas de madera y morteros antiguos. Cocinas desde las que contemplar un jardín con explosión de colores y aromas.

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