Vivir sin nucleares, pero con apagones
Energía. Ignaci Nieto, ex secretario de Estado de Energía, sostiene quela energía nuclear es esencial para la robustez del sistema eléctrico. Fiarlo todo a las renovables es dejarlo en manos de la divina providencia del clima
Vino a la presentación de ‘Cómo salir en la Contra’ el pasado 8 de abril en el Dry Martini barcelonés ex secretario de Estado de Energía y buen amigo Ignaci Nieto. Bromeé con él y otros ‘contreables’ sobre la oportunidad de sacarme trabajo de encima haciendo media docena de entrevistas in situ.
El ingeniero Nieto, que también fue directivo en Endesa y ahora ha vuelto a la privada, se me saca de encima con un divertido «¿Yo? Demasiados voltios para ‘la Contra’». Pero una extraña conjunción de astros –la que acabó en apagón hace una semana– nos lleva a que Nieto sea exactamente el voltaje que necesitamos.
Me pongo las pilas y lo entrevisto y les resumiré las cuatro ideas que retengo de la charla. La primera es que no habrá robustez incuestionable en nuestro sistema energético si no incluimos en él a las nucleares.
No tengo espacio para explicar los porqués; pero quedémonos con la evidencia de que fiarlo todo a las renovables es dejarlo en manos de la divina providencia del clima que nos obsequia días radiantes en según que mayos y en otros, de «al maig cada dia un raig». Hay abril en el que las aguas no son mil, si no una sequía como la que hemos soportado.
Así que las nucleares, sostiene Nieto, vienen a ser la batería de urgencia que consolidaría la robustez de nuestra red eléctrica. Aunque Nieto ya no ocupa cargo público –de ahí su desenvoltura al hablar– le cuesta señalar responsables; pero ya lo hago yo.
Olvídense de manos negras; hackers bielorrusos o ciberdelincuentes de la Mongolia Exterior: Redeia parece no haber gestionado con anticipación el fallo que nos dejó a oscuras.
En su descargo debemos apuntar que nuestra península ibérica es hoy la historia de éxito mundial de las renovables. Como saben por el precio, dependen del día y su climatología, pero en el mix que nos provee casi siempre son sol, viento y agua los que nos dan la mayor parte de la energía que consumimos.
Ese éxito, con todos sus ‘peros’, nos ha convertido en el campo de pruebas para el resto de la UE y del mundo que contemplan la posibilidad de sumarse a la gran transformación del siglo: pasar de la energía fósil a la natural. De ahí que también estos días los media somos un campo de batalla e intereses de pro y anti fósiles, nucleares, renovables...
Nieto no cuestiona que el camino sea seguir el que tenemos: las renovables son una apuesta segura, pero no solas, sino en una combinación que haga fiable a toda la red.
El gran lastre de nuestras nucleares, de todas ellas y especialmente las del área ex soviética, son los residuos radioactivos que originan. Ese problema ya lo tenemos aquí y el peligro de un accidente también, porque ya no depende solo de nosotros: en la vecina y próxima Francia hay hoy 53 nucleares en activo. En Tarragona y la Catalunya Sud somos, son ustedes, expertos en este debate desde que se inaugurara 1971 con Ascó y después Vandellós I y II. Aún recuerdo que le hice una entrevista al ingeniero jefe de Vandellós I cuando sufrió un grave incidente en 1989 («¡Que se nos va!» llegó a gritar a los técnicos cuando se incendió). Soy consciente de sus riesgos.
Hoy Ascó y Vandellós II, como saben, viven pendientes del plan de cierre de las nucleares españolas que el gobierno prevé para el 2035. Y ahora intenta –con desigual éxito– que el francés acceda a las interconexiones que nos darían la seguridad de su suministro nuclear sin sus problemas, porque ahora mismo se diría que sin nucleares habrá más apagones.