Hace unos días Andreu Buenafuente anunció a sus seguidores que por prescripción médica se tomaba un descanso: «Tengo que parar un poco para recuperarme y volver con la energía que se merece todo lo que hago».
El descanso no es una pérdida de tiempo, sino una necesidad biológica y mental, un espacio de reflexión. Buenafuente, desde que a los 17 años debutó en Radio Popular de Reus, no ha parado de cosechar éxitos en las principales emisoras de radio y de TV, como presentador, cómico y productor. Esperamos su regreso con las campanadas de medianoche de fin de año.
Su parón me recuerda al de Pep Guardiola cuando, en una rueda de prensa en 2012, anunció que dejaba el banquillo del Barça porque «me he vaciado y necesito llenarme». Había conquistado 13 de los 17 títulos posibles. Y es que el éxito es agotador. Sólo lo es más el fracaso.
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