La situación de Pedro Sánchez y el PSOE es insostenible. Ya son dos los secretarios generales del partido implicados, presuntamente, en cobro de comisiones. Quizá Sánchez no sepa nada, pero tiene responsabilidad in vigilando, es decir, por no haberse enterado de lo que hacían sus manos derechas, igual que Mariano Rajoy con Bárcenas (suponiendo que tampoco supiese los tejemanejes del tesorero).
Sánchez pidió perdón a los ciudadanos, un gesto que le honra, aunque resulte inútil. Otros, en cambio, son incapaces de pedir disculpas. Debería pedir perdón José María Aznar por meternos en una guerra injusta y basada en falsedades (aquellas famosas armas de destrucción masiva) y, sobre todo, por la Gran Mentira del «ha sido ETA». Debería pedir perdón Mariano Rajoy por la guerra sucia contra el independentismo (la llamada Operación Catalunya) y por haber permitido que la policía golpease a los ciudadanos/as que protegían algo tan peligroso como unas urnas. Debería pedir perdón Díaz Ayuso por despreciar el catalán y el euskera. Debería pedir perdón Mazón por no haber dimitido al día siguiente de la dana y por dedicarse a otros menesteres mientras morían decenas de personas. Debería pedir perdón Abascal por no defender a las empresas españolas de los aranceles de Trump a cambio de una palmadita en la espalda. La lista es interminable. ¿A qué esperan?
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