Reus

Vecinos de Reus convencen a un taxista para que los transporte de Madrid a Zaragoza por el apagón: «Le dijimos ‘con 400 euros, ¿dónde nos llevas?’»

Se subieron a un tren de alta velocidad en la capital justo a las 12.30 horas, dos minutos antes del cese del suministro. El convoy se paró a los cinco minutos y tuvieron que activar una opción de emergencia

Imagen de la estación de tren de Atocha, en Madrid, donde cientos de pasajeros han pasado la noche.

Imagen de la estación de tren de Atocha, en Madrid, donde cientos de pasajeros han pasado la noche.Foto: EFE/Rodrigo Jiménez

Joel Medina
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Son las intrahistorias del apagón eléctrico que azotó a toda España este lunes. Cuatro vecinos de la demarcación se encontraban en Madrid justo cuando cesó la electricidad. Habían ido hasta la capital para pasar el fin de semana y se volvían ayer, ya que tenían que trabajar este martes.

Subieron al AVE a las 12.30 horas. Hasta ahí, todo bien, pero no sabían que, en pocos segundos, el convoy, tras arrancar, iba a detenerse inmediatamente a causa de la falta de energía: «De golpe, se para el tren, y ya pensamos que era algo raro porque, desde el primer momento, nos dijeron que no se trataba de una cuestión de Renfe, sino que iba más allá», explica al Diari uno de los vecinos.

En total, estuvieron una hora y media esperando hasta que los desalojaron del tren: «Nos dijeron que fuéramos a Atocha y que allí nos dirían qué hacer». «Cuando empezamos a ver que la cosa pintaba regular, ya comenzaron a llegar policías y todo fue un poco caos, ya que se acumulaba la gente que bajaba de los trenes que iban llegando», explica este testimonio.

Añade que, en un primer momento, les dijeron que, hasta las 18.00 horas, no parecía que fuera a solucionarse nada. Posteriormente, ya les comunicaron que no saldrían trenes de alta velocidad en todo el día. Ahí se comenzaron a sopesar opciones de emergencia.

«De casualidad, nos encontramos con un taxista y le dijimos ‘con 400 euros, ¿dónde nos llevas?’», expone. La respuesta fue que a Zaragoza, por lo que los cuatro vecinos accedieron y se montaron en el taxi sin cobertura: «No sabíamos ni cómo le podríamos pagar, pero confió». Terminaron pagándole al taxista por bízum, ya que no pudieron sacar dinero y no funcionaba el datáfono.

En la capital aragonesa, les esperaba el padre de uno de ellos, que los acercó hasta Tarragona para culminar un viaje que recordarán durante mucho tiempo.

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