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    El epicentro de una ciudad que crece y evoluciona

    Situada justo en el centro de Reus, la mayoría de las calles principales confluyen en esta plaza, siempre concurrida y alimentada del bullicio social

    04 septiembre 2022 08:38 | Actualizado a 04 septiembre 2022 08:40
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    Si todos los caminos llevan a Roma, como dice el refranero popular, tampoco se puede negar que todas las vías reusenses desembocan en la plaza del Mercadal. La más céntrica de la ciudad es un espacio cuadrangular, peatonal, que fue el principal punto neurálgico de la actividad social, cultural y económica durante muchos años. Es más, en esta plaza surgió también el famoso «Reus, París, Londres», a partir de los comerciantes de aguardiente que se reunían semanalmente para fijar los precios.

    A la par con su «cercana compañera», la plaza del Prim, cuenta con algunos de los edificios más emblemáticos de la capital del Baix Camp: el Ayuntamiento, la Casa Navàs, la Casa Pinyol y otros edificios barrocos, numerosos comercios, bares y terrazas. De hecho, la plaza del Mercadal forma parte del Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Catalunya, ya que cuenta con elementos de diferentes estilos y épocas.

    La plaza debe su nombre al «lugar en el que se celebraba habitualmente el mercado». En ella se concentraba la ciudadanía para comprar y vender, concretamente, entre 1850 y 1950. También ha tenido otros topónimos como plaza del Mercat, plaza Mayor, plaza Reial, plaza de Isabel II, plaza de la Constitució y otros vinculados a la política del momento.

    «Cada día es un lujo porque ves ‘a yema del huevo’, cómo se va despertando la plaza; cuando tienes que venir a trabajar muy pronto y no hay nadie en la calle, ves cómo limpian, llegan los camiones para descargar, hasta que poco a poco la plaza va cogiendo vida». Así describe la directora de la Casa Navàs, Sílvia Sagalà, la «rutina» propia que se vive en la plaza Mercadal cada mañana. Asegura que siempre «te encuentras a la misma gente desayunando» y que «cuando no estén esos abuelos y abuelas, se sentirán huérfanos en la plaza».

    Una mirada privilegiada

    Desde principios del siglo XX, el edificio modernista ocupa un espacio referencial cual observador privilegiado de todo lo que sucede entre porches y adoquines. Se trata del epicentro de la ciudad y, de hecho, desde la tribuna de la Casa Navàs se tiene una visión muy amplia de todo Reus.

    Sagalà evidencia que Joaquim Navàs podría haberse construido un segundo hogar en el paseo de Gràcia de Barcelona, siendo como era un comerciante de éxito, pero eligió la plaza del Mercadal, «como símbolo de esa fortaleza económica y social que tenía su ciudad en la época». «La ubicación de la Casa Navàs no es casual», concluye la directora.

    Además, la Casa Navàs y la plaza Mercadal se retroalimentan, su vínculo es clave en el crecimiento turístico que ha vivido Reus en los últimos años. Pero no es solo un «fenómeno» reciente, pues el edificio siempre ha sido testigo de la evolución y el crecimiento de la ciudad: el mercado, el movimiento social, el empedrado, el alumbrado público, el alcantarillado...

    Un crecimiento paralelo

    Desde el esplendor del 1900, pasando por las consecuencias de la Guerra Civil –una bomba destruyó parte de la fachada, el hastial y la torre de la Casa, además del refugio antiaéreo– y cómo, «a medida que la ciudad se recuperaba, la Casa Navàs se rehacía con ella», como señala Sílvia Sagalà.

    La relevancia comercial de Reus en el sector textil posibilitó que Sucesores Navàs se mantuviese en pie, junto con otros negocios centenarios como el Tomàs Barberà, la Cistelleria Maduell o El Barato, que impulsaron la actividad económica de la ciudad.

    Actualmente, la Casa Navàs es un gran atractivo turístico, gracias a la conciencia patrimonial que ha permitido su conservación dentro de la Ruta Modernista. «Reus fue segunda ciudad de Catalunya durante un siglo», señala Sagalà para reivindicar que el potencial del patrimonio local no se está aprovechando como merece la ciudad.

    Es más, la plaza del Mercadal es un ejemplo de los beneficios que supone «abrir las puertas del Modernismo» y cómo Reus podría enriquecerse, económica y culturalmente, si fomentase el equilibrio entre comercios y restauración con los elementos patrimoniales.

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