En el aula también se trabajan las emociones

La apuesta por prácticas de gestión emocional y toma de consciencia prolifera en escuelas y entidades

05 febrero 2022 16:20 | Actualizado a 05 febrero 2022 16:27
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El autoconocimiento hay que trabajarlo desde la base. Identificar lo que nos preocupa y por qué lo hace se puede aprender a gestionar y, no sólo en casa con el apoyo de la familia, sino también en el aula y en las entidades en las que niños y adolescentes forman parte. La apuesta por trabajar la gestión emocional en el aula prolifera en la ciudad y eso es algo que nos tiene que hacer reflexionar.

«En la Escola Marià Fortuny la trabajamos a todos los niveles. Gestionar la respiración, por ejemplo, es algo crucial. Nosotros proponemos a los alumnos actividades para trabajar los sentimientos», explica la maestra de psicomotricidad en la comunidad de los estudiantes más pequeños del centro educativo reusense, Judith Varela. Hace cerca de cuatro años, prosigue, «practicamos yoga, tras el recreo hacemos unos minutos de vuelta a la calma, para que se tranquilicen y vuelvan a clase más centrados».

Los docentes dirigen actividades para abordar el autoconocimiento –en las que, también, se mostran agradecidos con lo que tienen y se focalizan en lo más importante–. «Es fundamental que se conozcan a sí mismos, que atiendan a su reacción ante los cambios y lo que no pueden controlar. Muchos cargan una gran mochila emocional y les enseñamos que las cosas, tal y como vienen, se pueden gestionar y solucionar. El objetivo es lograr el bienestar del alumno. Las escuelas caminamos, cada vez más, hacia la pedagogía sistémica», hace saber.

Desde la Fundació Mossèn Frederic Bara i Cortiella –entidad que atiende a familias, niños y adolescentes que lo necesitan–, el educador Javier Veraguas, declara que en el curso anterior, en el Centre Obert, «practicamos la gestión de las emociones y este año nos centramos en aprender a razonar con el proyecto ‘El racó de pensar’. Planteamos actividades con las que los jóvenes desarrollan sus habilidades sociales y capacidades a través de las situaciones cotidianas que les planteamos», resume. La finalidad es que «sean conscientes de cómo funciona su forma de pensar». «El aprendizaje se hace desde el ‘yo’, quién soy y dónde encajo. Hablamos del concepto de la familia –qué roles tienen sus miembros, si cambiaríamos algo o no, qué es lo ideal, etc.– y lo vamos ampliando a su entorno, profundizando en la amistad, los amigos y, luego, con la escuela, el barrio, la ciudad, el país y el mundo». En la Fundació adaptan el proyecto al ritmo y edad de cada grupo.

El profesor lector del Departament de Psicología de la URV, especializado en psicología evolutiva y de la educación, Jorge Manuel Dueñas, sostiene que «cada vez más centros empiezan a construir un buen sistema emocional, es el futuro». «Han crecido los estudios emocionales sobre jóvenes y las solicitudes de docentes que nos piden cursos de técnicas de gestión emocional crece. La pandemia ha acelerado la importancia de la emocionalidad y, ya que en la adolescencia se atraviesan muchos cambios, la tarea de las escuelas es ofrecer herramientas y guiar a los jóvenes», acota el experto.

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