Las quejas vecinales por la presencia de prostitutas en el entorno de la avenida de Salou se producen de manera cíclica desde hace muchos años, ya que se trata de una zona que históricamente ha contado con mujeres ejerciendo este oficio. La última de estas protestas tuvo lugar hace unas semanas, cuando desde la asociación de vecinos Parcel·les Casas, a través de su presidenta Isabel Moreno, calificaron la situación de «límite», ya que se había producido algún episodio de enfrentamiento entre vecinos y prostitutas, con lanzamiento de piedras, huevos y tomates.
Las quejas vecinales, fundamentadas también en el hecho de que algunas de las prostitutas estarían llamando a alguno de los portales de la zona para captar clientes, llegaron incluso al pleno municipal, donde los grupos aprobaron una moción de Ciutadans que instaba al gobierno a iniciar una campaña informativa con las mujeres que ejercen la prostitución en la zona.
El Diari estuvo el pasado jueves por la noche en el entorno de la avenida de Salou para conocer de primera mano la opinión de las prostitutas y saber qué piensan de estas quejas vecinales. Eva Robins es de El Vendrell pero desde hace muchos ejerce la prostitución en esta zona de Reus. «Vengo por aquí desde que tenía 19 años y ahora tengo 40. Nunca he tenido problema con los vecinos, aunque la verdad es que intento empezar a trabajar tarde, cuando ya no hay mucha gente por la calle», comenta esta prostituta mientras espera a algún cliente cerca de la rotonda de la T-11.
No obstante, Eva es sincera y asegura entender a los vecinos que se quejan: «Es normal que lo hagan, porque a nadie le gusta tener prostitutas en la puerta de su casa. Pero yo siempre intento hacer mi trabajo lo mejor posible y sin molestar a nadie».
Esta mujer explica que el negocio de la prostitución ya no es lo que era. «Ahora trabajo para sobrevivir. En cambio, hace años ganaba mucho más dinero que ahora. Podía llegar a sacarme hasta 50.000 pesetas cada día. Pero la crisis se ha notado y ya no es lo mismo».
De hecho, Eva Robins asegura que lleva mucho tiempo sin subir las tarifas de sus servicios. «Cobro 20 euros por un francés, 30 por un completo y 50 si lo hacemos en casa. Pero no puedo tocarlas porque si no tendría menos trabajo todavía».
Zonas deshabitadas
Después de intentar -sin éxito- hablar con más prostitutas, el Diari consiguió arrancar el testimonio de un travesti que estaba de servicio en la calle Flix, en frente de una de las fachadas de la fábrica Borges. Sin querer dar su nombre, aseguró que «llevo 20 años en esta zona y nunca he tenido problemas. Pero nunca me pongo cerca de zonas habitadas y busco calles donde no vive nadie. Además, siempre voy tapada, así que mi presencia no tiene porque molestar a nadie ya que no hago nada malo».
Este travesti también aseguraba que «vengo a trabajar cada día, a pesar de que hay menos trabajo que antes. Además, hay mucha competencia». Entre estas prostitutas a las que se refería, se pueden encontrar de diferentes nacionalidades.
Algunas de estas, con las que esta redacción no pudo conversar, estaban situadas esa misma noche en la misma avenida de Salou, en la zona habitada de la acera de la derecha (entrando a Reus). En la hora escasa que el Diari recorrió la zona, el movimiento de prostitutas y coches de clientes no cesó, hasta que descargó una fuerte tormenta.