Sacrifican la cría de ballena en el Port ante la imposibilidad de salvarla

El viaje de la cría de rorcual común –Balaenoptera physalus– avistada el jueves en diferentes puntos del litoral tarraconense terminó cerca del pantalán de Repsol, en aguas interiores del Port de Tarragona, en la madrugada de este viernes.

El cetáceo agonizaba desde hacía días y ante el estrés y el supuesto dolor que padecía el mamífero, técnicos de la Xarxa de Rescat de Fauna Marina, perteneciente al Departament de Territori i Sostenibilitat de la Generalitat, acordaron que la eutanasia era la única opción viable para evitarle más sufrimiento al ejemplar.

Por ello, en la madrugada del viernes se decidió poner fin a su vida. Técnicos del Oceanográfico de Valencia se desplazaron hasta Tarragona para sedar y sacrificar a continuación a la cría de rorcual. «Había nacido hace escasos días y sólo se alimentaba de leche materna. Sin la madre cerca y ante la debilidad mostrada al acercarse tanto a tierra firme, su salvación era imposible», justificaba la bióloga Aïda Tarragó, técnica de la Xarxa de Rescat i Fauna Marina.

El rorcual se aproximó hasta un dique interior del Port de Tarragona, cerca de la zona del pantalán de Repsol. Tras comprobar que su presencia en aguas interiores no comprometía la navegación, se procedió a practicarle la eutanasia y poner fin a la dramática situación. Se le inyectó un sedante primero y un combinado químico después para que el ejemplar no se moviera de las rocas y muriera allí.

Tras sacrificar a la cría, el Port de Tarragona facilitó una grúa y un transporte para sacar el mamífero de las aguas portuarias. Fue entonces cuando se midió el rorcual –6,6 metros de longitud– y se comprobó su peso, unas 2,5 toneladas.

La operación se prolongó durante toda la mañana en el Port. Primero se movió la ballena hasta un muelle cercano para que el camión con una grúa pudiera sacarlo del agua con plenas garantías de seguridad. Tras ello, se colocó en la parte posterior de un camión de carga con remolque suficiente para que cupiera el animal y se cubrió éste con una lona. La salida del cetáceo muerto fue pasada la una de la tarde en dirección a la finca de Can Mata, situada en Hostalets de Piarola, donde estaba todo previsto para hacer la necropsia. Ante el volumen de la ballena, se procedió a descuartizarla.

Intentos infructuosos

Desde el primer avistamiento de la cría de rorcual por dos surfistas, el martes pasado en aguas de Barcelona, al animal se le hizo un seguimiento ante la rareza de verlo tan próximo a la costa. «Son mamíferos que no se acercan porque tienen un oído muy sensible y hay exceso de ruido por los motores de las embarcaciones», explica la bióloga.

El ejemplar entró en el Port de Barcelona y fue reconducido de nuevo hacia aguas abiertas con la esperanza de que volviera a su grupo. El intento fue en vano, el rorcual nadó hacia el sur y por ello el jueves fue avistado en Tarragona. Por la noche, el cetáceo bordeó el dique de Llevant y entró en aguas interiores del Port de Tarragona. Su estado era débil y no es descartable que hubiera perdido sangre durante su agonía.

Ante la situación crítica, los técnicos decidieron practicarle la eutanasia y por ello contactaron con el Oceanográfico de Valencia para sacrificarlo.

Estudios científicos

Con el animal descuartizado, el objetivo es estudiar sus restos para profundizar en el conocimiento de estos mamíferos. Aïda Tarragó explicaba que «a pesar de la tristeza de perder el rorcual, la posibilidad de estudiarlo a las pocas horas de su muerte nos aportará gran cantidad de información». De hecho, la Universitat de Barcelona (UB) se encargará de hacer una investigación sobre la piel y las barbas, y el laboratorio de bioacústica de la Politècnica de Catalunya (UPC) aprovechará para hacer un estudio sobre la capacidad auditiva de estos animales.