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Ciencia

Masacre en la cueva: científicos de Tarragona reconstruyen un crimen caníbal del Neolítico

Un estudio liderado por el IPHES-CERCA documenta un nuevo caso de canibalismo, esta vez con al menos once víctimas, en la cueva de El Mirador en la sierra de Atapuerca 

Trabajos de excavación en la cueva de El Mirador.IPHES-Maria D.Guillen

Norián Muñoz

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Despellejados, descarnados, desarticulados, fracturados y consumidos. Esto es lo que habría pasado al menos a once personas, entre las que se encontraban niños, adolescentes y adultos, hace 5.700 años en la cueva de El Mirador de Atapuerca.

El episodio de canibalismo del Neolítico lo han descrito investigadores del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES-CERCA) de Tarragona, y ha sido publicado en la prestigiosa revista Scientific Reports. El trabajo ha sido liderado por Palmira Saladié, investigadora del IPHES-CERCA y de la URV, en el que también han participado Antonio Rodríguez-Hidalgo, del Instituto de Arqueología-Mérida (CSIC-Junta de Extremadura) e investigador asociado al IPHES-CERCA, y Francesc Marginedas (IPHES-CERCA y URV), entre otros.

Entre los firmantes del artículo hay 13 personas, pero, como explica Saladié, a lo largo de los casi cuatro años que han pasado desde el hallazgo de los fósiles hasta que ha acabado el análisis de los restos, han participado muchas más. El estudio forma parte de un proyecto interdisciplinar sobre antropología forense, prácticas funerarias y violencia prehistórica, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

Fragmentos de huesos de las extremidades canibalizados en El Mirador.IPHES-CERCA

Los restos humanos proceden de dos sectores de la cueva y se han conservado en un estado excepcional. El análisis ha identificado marcas de corte, fracturas para acceder a la médula, cocinado e incluso huellas de dientes humanos. Saladié explica que los Homo sapiens que en ese momento habitaban la cueva eran sedentarios y eran de los primeros grupos de agricultores y ganaderos que habían llegado desde el Oriente Próximo.

No se conoce cuál fue el conflicto que llevó al fatal desenlace, pero, como explica Saladié, lo que sí está descartado es que se comieran unos a otros empujados por una situación de hambruna. En este caso no hay evidencias de rituales o ceremonias, por lo que la tesis principal es que se tratara de conflictos entre grupos vecinos o entre grupos locales y recién llegados.

«El conflicto y el desarrollo de estrategias para evitarlo son parte de la naturaleza humana», señala Antonio Rodríguez-Hidalgo, quien habla de «consumo de los enemigos como forma de eliminación extrema».

Palmira Saladié, Antonio Rodríguez-Hidalgo y Francesc Marginedas, autores principales del estudio.IPHES-CERCA

Lo que sí ha quedado demostrado por los análisis de laboratorio es que todos los individuos consumidos eran de origen local y que fueron devorados en un espacio de tiempo muy breve, tal vez algunos días.

No es la primera vez que se encuentran señales de canibalismo en Atapuerca. En la misma cueva ya se había documentado otro caso de canibalismo, aunque más reciente, de la Edad del Bronce.

"El canibalismo es una de las conductas más complejas de interpretar, debido a la propia dificultad que implica el consumo de seres humanos por parte de otros seres humanos... Por último, los prejuicios de nuestra sociedad tienden a interpretarlo siempre como un acto de barbarie", reconoce Saladié.

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