Vuelta a los inicios. Hace diez años que la Baixada del Pajaritu se celebraba por primera vez. Entonces, la ubicación fue en la Baixada Misericòrdia. Años más tarde, se recuperó la tradición, pero en distinto lugar: la Baixada de les Peixateries. Ayer, la Pipel Entertainment, junto con tres entidades más, la Jove de Tarragona, los Xiquets de Tarragona y el Casal Sageta de Foc recuperaron estas ubicaciones, y abandonaron el mítico parking Jaume I. La bajada empezó desde la Plaça del Rei, y las andròmines finalizaban su primer recorrido en la calle Cós del Bou. Como novedad, esta edición oficializó la subida por la Baixada Misericòrdia y la calle la Nau.
Este es el lado más satírico del carnaval tarraconense. Desde primera hora de la mañana, los trastos se aparcaron en la Plaça del Rei, para que los más curiosos pudieron disfrutar de ellos. A las doce empezó el show. La sátira y la reivindicación fueron los reyes de la mañana de ayer. Y quien se llevó el premio a la mejor crítica fue el Grup de Mobilitat de Tarragona con un carril bici que se iba poniendo y quitando. También imitaron al alcalde Ballesteros y a la concejala Begoña Floria. «Entendemos el Carnaval como una manera de criticar sin que nadie se enfade», explicaba Carlos Alcalde, organizador del trasto. Una de las andròmines más elaboradas fue el Trenet Turístic, que iba acompañado de una imitación de los pilones de la calle Comte y de viñetas del dibujante tarraconense Faro. Una vez finalizado el concurso, tuvieron lugar dos vermuts musicales de manera simultánea: uno en la Plaça del Rei con DJ Leila, y el otro en la calle Cós del Bou, con Jordi Cruz.