El acceso a la atención primaria es el peor servicio que ofrece el sistema sanitario, al menos según juzgan los tarraconenses. También la estadística de satisfacción que publica el Servei Català de la Salut corrobora lo que una parte de la ciudadanía experimenta en su día a día. El grado de satisfacción global de la Primaria en el Camp de Tarragona y las Terres de l’Ebre está en los puestos de cola en Catalunya. Con una nota de 6,9 ambas regiones, solo BCN Sud aparece en peor valoración (6,7).
Los dos ámbitos tarraconenses están, además, por debajo del dato global en Catalunya (7,1). Dentro de los más de 20 indicadores que se evalúan, el más deficitario es el acceso, plasmado en un ítem clave como la facilidad para el día de visita. En el Camp de Tarragona, ni la mitad de usuarios (un 49,3%) puntuaban con una nota elevada («perfecta», «muy buena» o «buena») el acceso a los centros de salud. Algo más alto era el porcentaje registrado en las Terres de l’Ebre (55%). Ese es, con diferencia, el indicador que sale peor parado. Le siguen cuestiones como la puntualidad, la valoración de la atención telefónica o la que se efectúa a través de internet.
La dificultad de la atención
Cabe concluir, así, que esas formas telemáticas de entrada al sistema, en buena parte motivadas por el coronavirus, son vistas con recelo por parte de la ciudadanía. Ello también lo refleja la puntuación sobre la pregunta ‘valoración de los diversos canales para recibir atención’. Es uno de los conceptos que obtiene una puntuación más baja: un 62,5% en el Camp y un 65,1% en el Ebre.
Hay que hacer, eso sí, una salvedad: los datos corresponden al año 2021, el segundo de pandemia, y en el que el virus no estaba aún controlado. El trabajo de campo, no obstante, se llevó a cabo en el cuarto y último trimestre del año, un momento en el que el coronavirus daba algo de tregua gracias al avance de la vacunación. Sin embargo, aún persistían las restricciones que ha habido en el ámbito sanitario y que marcan los resultados de la encuesta.
En cualquier caso, los registros muestran un claro empeoramiento en relación con las anteriores entregas de este sondeo, que se realiza cada tres años. En 2012, el grado de satisfacción global de la primaria en el Camp de Tarragona era de 7,92, en 2015 subió a 7,93, en 2018 bajó a 7,78 y en este 2021 se ha desplomado al 6,9. En las Terres de l’Ebre se ha pasado de 8, a 7,95, 8,01 y por último a 6,9. Otro ejemplo comparativo: en 2012 el 73,2% de los tarraconenses puntuaban en los rangos más altos la facilidad para el día de visita mientras que en 2021 ese porcentaje se reducía al 49,3%, menos de la mitad.
El informe, en su apartado de conclusiones, señala que en Catalunya la facilidad para obtener visita (53,7%), la puntualidad para entrar a consulta (62,7%) y la atención recibida en el CAP fuera del horario habitual (65,1%) «son los ítems que muestran un menor número de respuestas positivas, situándose en el área de mejora».
En el lado exitoso, la limpieza de los CAP (94,8%), el trato personal recibido de la enfermera (93,1%) y la comprensión de las explicaciones (92,6%) «son los ítems mejor valorados, situándose en la zona de excelencia». O, por decirlo de otra manera, los métodos para acceder o contactar con el CAP son mucho peor evaluados que las prácticas sanitarias propiamente dichas, como el hecho de recibir información coherente, sentirse en buenas manos del médico o la enfermera o la comprensión de las explicaciones.
Menos fidelidad al centro
El impacto de la pandemia es tan evidente que el propio análisis concluye que «exceptuando dos, todos los ítems incluidos en el estudio de 2018 han mostrado puntuaciones menores durante el de 2021». Así, la Covid-19 ha marcado la atención en estos últimos tiempos y, si bien el estudio recoge buena parte de ese impacto, pasado lo peor de la pandemia aún persisten parte de las quejas de los pacientes para acceder, no tanto a los hospitales como a los propios centros de salud.
El informe añade que «la satisfacción de los usuarios con el servicio de primaria es de 7,12 en 2021 mientras que en 2018 era del 7,97» y agrega: «La fidelidad es del 78,6% mientras que en la edición de 2018 fue del 88%».
También en ese último concepto Tarragona aparece en el furgón de cola de las regiones sanitarias. A la pregunta de si continuaría viniendo a ese CAP, los ambulatorios del Camp obtuvieron una puntuación del 75,9% y en el Ebre del 75,7%, casi tres puntos por debajo del dato catalán. Nuevamente solo la primaria de Barcelona Sud aparece peor.
La diferencia es muy notoria con lo que respondieron los usuarios en 2018. Por entonces, un 86,3% de los usuarios en el Camp afirmaban que seguirían viniendo a su CAP y en el Ebre la cifra era del 88,5%, lo que supone un desplome de más de diez puntos, en solo tres años, si bien con una pandemia por medio.
Hay otros temas en los que el Camp y el Ebre aparecen por debajo de la media. En cuestiones como el tiempo que dedica el médico al paciente, en si puede dar su opinión, en si se entienden las explicaciones que se le da al paciente o en el propio trato personal del médico la nota obtenida en las dos regiones de la provincia está por debajo de la media catalana. En la puntualidad para entrar a consulta o en la limpieza, el Camp y el Ebre aparecen mejor valorados que el resto, aunque son las excepciones, ya que las dos regiones suelen aparecer por debajo.
Peor que los hospitales
Si se comparan los resultados del análisis de la primaria con otro campo de la encuesta, el referente al hospitalario, se concluye que la facilidad para hallar día de visita en un CAP es el indicador peor valorado, a mucha distancia, por ejemplo, de las puntuaciones que han otorgado los usuarios tras su experiencia en un centro hospitalario durante el periodo analizado.
En cualquier caso, la propia administración es consciente de las carencias y de los ámbitos de mejora que tienen por delante. En un coloquio reciente celebrado en el Diari, la necesaria transformación de la primaria para adaptarse y dar respuesta a las necesidades y la manera de hacer el sistema más ágil y accesible se revelaron como dos de las grandes preocupaciones.
Pla d’Accesibilitat
En el debate, la gerente de la región sanitaria del Camp de Tarragona, Imma Grau, insistió en transformar el sistema, añadiendo la idea de trabajar de «manera global, en red». Grau explicó que una de las herramientas para hacerlo es el Pla d’Accesibilitat, presentado hace poco por Salut, que busca mejorar el acceso a los CAP y ganar tiempo para la presencialidad.
En la línea de esa transformación pendiente de los ambulatorios, Grau destacó la incorporación de profesionales en esos CAP. Recientemente se ha anunciado la llegada de los higienistas bucales, además de los dietistas y nutricionistas y de los referentes de bienestar social, añadidos ya hace algunos meses. También se incorporarán los fisioterapeutas.
La administración también reconoce que uno de los retos de futuro es mejorar el circuito de los usuarios. «El paciente tiene que tener un flujo natural entre todas las partes del sistema, comenzando con la primaria, pasando por la intermedia y acabando con la hospitalización», comentaba Grau.
La lista de espera empeora en todos los hospitales
La valoración de los pacientes sobre la atención hospitalaria tampoco escapa de los efectos de la pandemia. El indicador con peor nota prácticamente en todos los hospitales analizados suele ser el tiempo en lista de espera. Es también un índice que ha padecido un palpable empeoramiento entre 2018 y 2021, cuando se realizó la última encuesta cuyos resultados se han dado a conocer ahora.
Pongamos como ejemplo el Hospital Joan XXIII. En 2018, solo un 22,2% no ofrecía una puntuación elevada y positiva al tiempo de dilación sufrido. Ahora ese porcentaje se eleva ligeramente al 23,5%. Lo mismo sucede en el Sant Joan de Reus, que pasa de un 32% a un 36,4%. En Santa Tecla pasa de un 16% a un 28,6%, en Valls de un 7,1% a un 34%, en El Vendrell de un 23,5% a un 35,9%. Todos esos porcentajes muestran la proporción de personas que han realizado una valoración fuera de las tres categorías positivas de la escala: ‘Perfecta’, ‘Muy buena’ y ‘Buena’. El retroceso también se palpa en los hospitales ebrenses.
Hay que recordar que no se trata de un agravamiento de la lista de espera en sí misma, sino de la percepción y la puntuación que otorga la ciudadanía.
Estos resultados están marcados por el complejo abordaje que la sanidad realizó del SARS-CoV-2, con diferentes intensidades en función de las olas y del momento de pandemia.
Por hospitales, el mejor valorado de la provincia en cuanto a grado de satisfacción global es el Sant Joan. El centro de Reus obtiene una puntuación de 8,93, superando a la media catalana (8,53). La clínica de las Terres de l’Ebre y el Hospital del Vendrell figuran en las siguientes posiciones. Otros centros de referencia como el Verge de la Cinta de Tortosa y el Joan XXIII figuran más abajo, mientras que el Comarcal de Amposta, con un 8,24, aparece como el equipamiento con un peor balance.