«Esto funcionará mientras cada uno pueda mantener su parte del pastel». Así se expresa el presidente de la Agrupació Radio Taxi de Tarragona, Miguel Barragán, sobre la situación del taxi en el Camp de Tarragona, en la que cada municipio tiene su propia política, lo que impide avanzar hacia la creación de un área metropolitana que rompa con las barreras de un sistema que muy a menudo va en contra de los usuarios.
El problema es viejo y, mientras desde la Generalitat quieren darse pasos para crear una área única, desde el sector no quieren saber nada de la propuesta. «Barcelona está toda junta, no es la misma forma que trabajar. Aquí hay demasiada distancia y, de hecho, no tiene nada que ver el trabajo de un taxista de Salou con el de Tarragona», añade.
La estacionalidad tiene un componente muy importante. Mientras los municipios de la costa dependen principalmente de los meses de verano, en Tarragona y Reus el trabajo es más repartido durante todo el año. A esto hay que sumarle que prácticamente cada municipio tiene un punto estratégico como el aeropuerto de Reus, los cruceros en Tarragona o PortAventura, lo que hace que cada colectivo quiera ‘preservar’ su parcela.
El problema llega cuando en municipios como Constantí o El Catllar han planteado la falta de profesionales para cubrir el servicio. Los taxistas de Constantí no pueden cargar en el aeropuerto de Reus, a pesar de que un tercio de las pistas está en este municipio del Tarragonès. Esto hace que los conductores tengan que buscarse la vida con otros servicios y la demanda municipal hay veces que queda desatendida.
«El Ayuntamiento de El Catllar nos pidió que hiciéramos el servicio, porque tan solo tienen dos licencias y se buscan la vida con lo que sea. Pedimos hacer un contrato de colaboración, pero desde Transports de la Generalitat nos dijeron que no podía ser y que teníamos que absorber las licencias», explica Barragan.
Esto implicaba que los profesionales de El Catllar, quedaban integrados dentro de Tarragona, donde el coste de la licencia puede ser incluso cinco veces superior.
El principal problema lo tienen Constantí y El Catllar, que no pueden atender la demanda
Tarragona tiene unas 94 licencias y «hace 25 años que desde el Ayuntamiento no se han dado nuevos permisos». Esto hace que para entrar tenga que hacerse una inversión importante equiparable «al traspaso de un restaurante o un negocio cualquiera».
«El área metropolitana supondría hundir el sector», argumenta Barragán. Este cree que la situación actual hace que el propio mercado se regule, mientras que, con unas reglas del juego compartidas, «en verano estaríamos todos en Salou, mientras Tarragona o el resto de municipios quedarían desatendidos».
Problemas más urgentes
Para el sector los problemas del día hacen que no establezcan como proritaria esta regulación conjunta. Las multas, la falta de furgonetas, los problemas para ir a cargar a los cruceristas dentro del puerto y las no ayudas para comprar vehículos adaptados son algunas de las cuestiones más urgentes sobre las que ponen el foco. «Cada ciudad estamos bien como estamos. El problema son los municipios pequeños que no tienen un buen servicio»
Barragán no ve con malos ojos que puedan plantearse alternativas que supondrían un paso intermedio. Una de estas es la creación de áreas compartidas, que agrupen los municipios con unas características similares. Una de estas podría agrupar los municipios de la costa, como Cambrils, Vila-seca y Salou, mientras que Tarragona y Reus podrían formar un segundo ámbito, teniendo en cuenta que «más o menos trabajamos igual durante todo el año», dice Barragán.
¿Cómo se vive en la costa?
Con 26 licencias activas «no hay problema para atender la demanda» de taxis en Cambrils, explica David Benítez, vicepresidente de la Agrupació de Taxis del municipio. El colectivo está «dispuesto a valorar» la posibilidad de operar en un área común con otras localidades si se plantea con «los municipios más cercanos, como Salou, Vila-seca, Reus o Tarragona».
Los taxistas de Cambrils, como el resto, «hacemos servicios desde Cambrils, pero como no podemos recoger pasajeros fuera del municipio, regresamos vacíos al punto de partida», explica Benítez. Por eso le parece beneficioso «aprovechar el tiempo y el dinero» de los trayectos trabajando más allá de este municipio, siempre y cuando «las normas sean claras» y los taxis del municipio en cuestión estuviesen «ocupados al 100%».
En cambio, para José Luis Zafra, presidente de la Agrupació de Taxis de Vila-seca, la opción de la zona única «no es buena» porque «es muy difícil de controlar» y «acabaría en guerra», opina. En Vila-seca y La Pineda, con 18 licencias de taxi, Zafra no ve problema, pues aunque «los momentos de más trabajo en verano son eso: momentos». En una zona única, según Zafra, pueden aparecer dinámicas que rechaza como «dar el teléfono a los clientes para que te llamen y pasarlos a recoger de vuelta» o «dar incentivos a los hoteles para que te avisen».
Solo Cambrils está «dispuesto a valorar» la creación de una área única metropolitana
Un municipio que activará una solución innovadora para afrontar la estacionalidad este verano es Salou. A las 47 licencias activas de enero a diciembre, ya han comenzado a añadirse los primeros de un máximo de 47 permisos temporales operativos en temporada turística. La cantidad de taxis en Salou se duplicará en el momento de máxima demanda. En temporada, llegan a Salou dos millones de turistas.
Esta es la primera localidad de Catalunya y de la península –sin contar las islas– en activar un dispositivo así. «Está previsto en el reglamento», dice un portavoz de la Agrupació Ràdio Taxi Salou. Esta Agrupació no considera la zona única una solución válida. «Cuando hay un pico de demanda en un sitio lo hay en todos a la vez. La zona única añadiría dificultades y dejaría municipios descubiertos».
Los taxistas de Reus tampoco aprecian la zona única porque «hay demasiados quilómetros entre las poblaciones. No nos saldrá a cuenta salir de nuestro municipio para hacer un servicio si después volvemos de vacío», explica el presidente de la Agrupació de Taxistes de Reus, Joaquim Olivé. Con la zona única «dejaríamos de atender a los clientes de nuestro municipio» mientras prestan servicio a otro municipio del área común.
Olivé es consciente que, si se aplicara la zona única, los taxistas de Reus (son 50 licencias) perderían la exclusividad de operar en el aeropuerto, que representa un grueso importante de su actividad económica a partir de Semana Santa, pues con la llegada del buen tiempo se multiplican los vuelos y la llegada de turistas, cuyo destino suele ser Salou. En cualquier caso, Olivé entiende que «es inviable aplicar el concepto de Área Metropolitana de Barcelona a Tarragona», pues no se podría imponer una tarifa urbana unitaria en todo el territorio metropolitano.
