Peligran la ermita y el conjunto de Els Mongons, de época medieval

Ubicada en el polígono industrial Riu Clar, la zona albergó un poblado en los siglos XIIy XIII. También hay restos romanos

19 mayo 2017 23:44 | Actualizado a 22 mayo 2017 11:27
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Aunque se encuentra en el término municipal de Tarragona, llegar al conjunto monumental de Els Mongons no es tarea fácil. Ya no sólo porque no existe ni un letrero que advierta de su presencia en las inmediaciones del polígono industrial Riu Clar, sino porque para llegar hasta allí hay que transitar un precario camino en parte asfaltado, en parte de tierra, por detrás de las instalaciones de una central eléctrica abandonada.

Pero, a pesar de lo apartado del sitio, ahora rodeado de una maraña de vegetación y escombros, hay al menos un pequeño tesoro en claro peligro de desaparecer. Se trata de la Ermita de Sant Julià, del siglo XIII, que permanece en estado deplorable desde hace décadas pero que, a pesar de los pronósticos más pesimistas, no se ha hundido y conserva paredes y techo.

La ermita es hoy la parte más visible de un conjunto más amplio que se encuentra catalogado como Bien de Interés Local por la Generalitat de Catalunya, una protección legal que no ha servido para detener su deterioro. En la ficha sobre el conjunto que aparece en el Pla d’Ordenació Urbanística Municipal, POUM, de Tarragona figura como dueño el Institut Català del Sòl, Incasòl.

Además de la ermita, en el lugar quedan muros de lo que fue un castillo del siglo XII, uno de los primeros núcleos habitados del Camp de Tarragona tras la expulsión de los árabes. También hay restos de una cueva artificial, una pedrera y el propio poblado. El pequeño núcleo de población está documentado en 1149 y funcionó de manera semiindependiente de Tarragona hasta 1575, año en que los cónsules de la ciudad adquirieron todos los derechos.

No obstante, la población sería aún más antigua. En época romana, entre los siglos IIA.C. y VID.C.,también hubo un núcleo de población, tal como explica el arqueólogo Jordi López. En el sitio se encontraron cerámicas romanas y tumbas en una excavación realizada por el ICACen 2005. Este patrimonio que se encuentra en el subsuelo fue declarado Bien de Interés Nacional por la Generalitat.

Actualmente el conjunto está vallado parcialmente, pero es posible acceder a la ermita por un lateral. La puerta no existe y el arco de la entrada, el elemento decorativo de más valor, fue robado, junto a otros elementos, en 1992.

Ermita con cocina incluida

En cuanto a su estructura, se trata de una iglesia de una sola nave, cubierta por una bóveda de cañón apuntalada y reforzada por un arco toral.

Lo primero que llama la atención en el interior, lleno de basura y escombros, es el hecho de que a pocos metros de la entrada la pared está parcialmente recubierta de baldosas. Se debe a que, en algún momento de su historia, la iglesia fue transformada en vivienda y en aquel sitio se encontraría la cocina y la pica. También pueden observarse las paredes ennegrecidas tras algún incendio y, en medio de todo, a manera de mesa, una gran bobina de cable.

Un reclamo de décadas

La Reial Sociedad Arqueológica Tarraconense reclama, desde hace décadas, que se realicen actuaciones para preservar el conjunto, tal como recuerda su presidenta, Pilar Alió. No obstante, ni a la ermita ni al conjunto le han salido dolientes. Apenas se volvió a hablar de ella recientemente, cuando la CUP incluyó la iglesia en una ruta por las ruinas de Tarragona.

López considera que lo más urgente es consolidar la iglesia y vallar correctamente el entorno. «Hace más de 20 años que lo denunciamos y nadie mueve un dedo», reclama. Para que nos hagamos una idea de su valor, comenta que la ermita es de la misma época de iglesias como Santa Tecla La Vella.

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