Tarragona

Minipisos en venta y alquiler en Tarragona: una nueva vuelta de tuerca a la jungla inmobiliaria

Este tipo de viviendas han aumentado de forma notable en los últimos años. Los expertos indican que influye el tamaño actual de los hogares, pero también advierten que eso no debe ser una excusa para fomentar la precariedad habitacional

Dos personas mirando el escaparate de una inmobiliaria.

Dos personas mirando el escaparate de una inmobiliaria.Foto: Àngel Ullate/DT

Joel Medina
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En el corazón del barrio marinero de El Serrallo, en Tarragona, se anuncia con entusiasmo un «encantador piso» de apenas 36 m², ubicado en una zona tranquila junto al puerto, a un paso de la estación de Renfe y la playa.

Lo que podría parecer una acogedora oportunidad inmobiliaria es, en realidad, una nueva muestra del auge de los minipisos a precios desorbitados: 108.000 euros por una vivienda sin ascensor y ya alquilada, justo en el límite legal de superficie útil mínima en Catalunya.

Este caso, lejos de ser una excepción, ilustra el floreciente mercado de pisos diminutos –y a menudo inaccesibles– que prolifera en la ciudad y que alimenta, según los expertos, un modelo útil en algunas etapas de la vida, pero que puede fomentar la precariedad habitacional.

Según los expertos, un modelo útil en algunas etapas de la vida, pero que puede fomentar la precariedad

El Censo de Población y Viviendas del Instituto Nacional de Estadística (INE) también arroja luz: la capital ha pasado en diez años de 198 a 529 pisos de menos de 30 m², de 1.313 a 2.462 que están entre 30 y 45 m² y de 4.812 a 11.047 que se sitúan entre 46 y 60 m².

El conjunto de la provincia sigue la misma dinámica: de 685 a 3.235 de menos de 30 m², de 7.618 a 17.457 entre 30 y 45 m² y de 28.329 a 49.836 entre 46 y 60 m².

«El incremento de la oferta no debe llevarnos a aceptar situaciones que no cumplen las características de una vivienda digna», Héctor Simón, director de la Càtedra UNESCO d’Habitatge de la URV

¿Qué dicen los expertos?

Desde la Càtedra UNESCO d’Habitatge de la Universitat Rovira i Virgili (URV), su director, Héctor Simón, señala que «es razonable pensar que las viviendas tengan que adaptarse a la evolución de las familias».

Pone de manifiesto que «según el INE, el 25% de hogares en España está formado por una sola persona, cosa que consolida un progresivo aumento en las últimas décadas; por lo tanto, es lógico que los pisos se adapten y tengan un menor espacio, o que se dividan para formar dos, lo que puede facilitar el aumento de la vivienda disponible».

El auge de estos minipisos se ha acentuado durante los últimos años

Manuel Sosa, abogado, experto inmobiliario y exadministrador de fincas, reconoce que, cuando él era joven, «era imposible pensar en inmuebles de 40 metros cuadrados»: «El tipo de familias era diferente; ahora son más pequeñas y los jóvenes viven solos o en pareja durante más tiempo que antes».

No obstante, Simón advierte que «el incremento de la oferta no debe llevarnos a aceptar según qué situaciones que no cumplen ninguna de las características de una vivienda digna».

«Un minipiso puede ser una solución, pero para una etapa determinada», Manuel Sosa, abogado y experto inmobiliario

Pone el ejemplo de que «en Catalunya, desde 2020 es posible vivir en una habitación de 24 m² compartiendo elementos comunes de como mínimo 6 m² por residente»: «Eso puede justificarse si es una medida temporal, pero el decreto no lo limita», añade. En la misma línea, Sosa añade que «un minipiso puede ser útil en una etapa de la vida en que igual eres joven, estudiante, te emancipas... Pero, en otros momentos de la vida, no supone una solución».

¿Dónde poner la línea de lo que debería aceptarse como una vivienda digna y adecuada? Simón comenta que un piso «no es solo una edificación que cumple con los requisitos de habitabilidad y adecuación, sino que es un lugar en el que las personas viven de forma habitual y pueden crear una familia; si no suceden estas circunstancias, no podemos hablar de una vivienda digna».

Se han dado casos, también, de propietarios que poseen un inmueble de 90 m² y que lo dividen en dos

Se han dado casos, también, de propietarios que poseen un inmueble de 90 m² y que lo dividen en dos. Esto, dice Sosa, «no es tan fácil»: «Implica derribar la estructura interior y construir dos cocinas, dos aseos... y también, al crear una finca nueva, se debe de contar con el beneplácito del resto de vecinos de la comunidad». Este tipo de actuaciones, aunque no son muy habituales, suelen llevarse a cabo para sacar un mayor rédito económico.

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