Gira Gastronómica del 'Diari'
Cambrils, capital del buen comer de Tarragona y la Costa Daurada
La ciudad nunca más volverá a vivir de la pesca o de la agricultura por separado, sino que el futuro es que ambas se encuentren en los restaurantes, Joan Pedrell dixit

Marc Griso, Oliver Klein, Patricia de Miguel, Fernando Sarasa, Clàudia Masdeu i Xavier Martín, durante la mesa redonda
La gira gastronómica del Diari de Tarragona avanza con la misma marcha triunfal que los termómetros. Hace quince días, en un inicio de verano amable, se paseó por la tradición del rossejat de Calafell. Impasible el ademán, mientras nos acercábamos a unos simpáticos 40 grados a la sombra, ayer se congregaron en el Parc del Pescador de Cambrils todas las fuerzas vivas de la localidad —municipio para unos, pueblo para otros, ciudad para el alcalde Klein y para mí— para celebrar lo que todos los cambrilenses (con variedad de enfoques) coincidimos que es el núcleo de su identidad actual: la gastronomía.

El presidente de la AEHT, Francesc Pintado, entrega la camisa de la asociación al alcalde de Cambrils, Oliver Klein acompañado por Xavier Martí y Carlos Amil.
Hace unos años me preguntaba en un par de artículos en qué se basaba el autoproclamado título de Cambrils como capital gastronómica de la Costa Daurada y recibí respuestas desiguales. Más allá del lema, que suena muy bien y nos llena de orgullo regional, no teníamos estructurado ningún argumento convincente. Pero en el acto de ayer, para congratulación general, se demostró que todo el mundo —Ajuntament, Patronat, restaurantes y productores— ha hecho los deberes y ya disponemos de un discurso sólido para sostener que Cambrils es capital, al menos de las cosas de comer en Tarragona.

Àngel Pérez, del Pòsit, recordó la tradición familiar
Se dijo en la mesa redonda —atención, que es importante— que la capitalidad se basa en la fuerza y combinación de cuatro estructuras locales: la Cooperativa, representada por su director comercial Fernando Sarasa; la Confraria de Pescadors, que envió a su secretaria técnica Clàudia Masdéu; los restauradores, liderados por el ínclito y campechano Xavi «Macarrilla» Martí, y la Escola d’Hoteleria, que no estaba oficialmente representada, pero fue muy alabada por el alcalde, Oliver Klein, y la concejala de Turismo, Patricia de Miguel, hasta el punto de que anunciaron, a bombo y platillo, que el consistorio promoverá la concesión de la Creu de Sant Jordi a la institución educativa.

Unas 70 personas asistieron a la segunda parada de la Gira Gastronòmica del Diari en el Parc del Pescador de Cambrils.
Que conste en acta que la asociación local de restauradores pidió al alcalde más dinero para la promoción de Cambrils pues, como dijo Martí, «a Cambrils solo hace falta traer a la gente una primera vez, que luego ya vendrán solos».
Da gusto ver que, sudando la gota gorda, se ha consensuado una idea clara de lo que debe ser el motor económico de la ciudad, que se resume en llenar Cambrils de turistas que vengan a comer y aprecien el valor de esa cuádruple confluencia. También estamos alineados con los mantras contemporáneos, como la economía circular y la sostenibilidad, pero para los ponentes fue importante afirmar que la importancia gastronómica de Cambrils aún se rastrea en las raíces tradicionales. Martí destacó que los restaurantes locales son la evolución natural de las casas de comidas para pescadores. Sarasa sacó pecho de las 1.500 hectáreas de cultivos de huerta y su cada vez más aclamado AOVE, y Masdéu recalcó que la identidad de Cambrils es y debe seguir siendo su sector pesquero. A tal efecto, también supimos que el proyecto inmediato de la Confraria se encamina hacia un Centro de Interpretación de la Pesca.

Mercé Prado, chef del Pòsit, a los mandos de la cocina
Mientras tanto, y para predicar con el ejemplo, la chef ejecutiva del Pòsit, Mercè Prado, trasteaba con unos boquerones a la brasa, como si fueran sardinas. Enseñó a limpiar las escamas y a desangrarlos con agua y hielo. Luego contó las virtudes de la verdura encurtida casera con pepinillos de proximidad e hinojo, que combinó con el pescado azul y el inevitable aceite Mestral bio. Una receta sencilla, pero indudablemente emblemática del Cambrils bucólico donde se encuentran el mar y el olivo. No me dirán que no es bonito.
También tuvo su momento de gloria Ángel Pérez, el jefe del Pòsit, que reivindicó el pedigrí de su familia restauradora —más de cincuenta años de presencia en Cambrils y la Costa Daurada—, y que se ganó a la audiencia confesando que su plato preferido es un clásico de fonda como el

Joan Pedrell, de la extinta Casa Gatell, salió a defender el futuro
Quedó una fiesta de autoconvencimiento apañada. Y eso que aún no había aparecido la traca final. Subió al estrado a decir unas palabras un mito como Joan Pedrell, de la extinta Casa Gatell, y subió el pan. Entre otras perlas, soltó que aún no se ha reconocido lo suficiente el papel de Cambrils en la gastronomía catalana, que hay que presumir de lo que somos, que los tiempos pasados nunca fueron mejores, y que la ciudad nunca más volverá a vivir de la pesca o de la agricultura por separado, sino que el futuro es que ambas se encuentren en los restaurantes.
Un festival de pensamiento asertivo de otra época. Para pensar: que tenga que ser un jubilado quien lo ponga encima de la mesa… En fin. Francesc Pintado, en el cierre, condecoró al alcalde con la chaquetilla de la AEHT y nos fuimos todos, satisfechos, a buscar el recinto con aire acondicionado más cercano.
Costa
Las mejores imágenes de la segunda gira gastronómica del Diari de Tarragona
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