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Tribunales

Sentencia del Caso Parc Central: críticas a cómo se gestionaron los restos arqueológicos

La Audiencia Provincial ha absuelto a los tres acausados en esta causa. Los magistrados consideran que el traslado no fue la solución "más satisfactoria" sino que se hizo por razones empresariales. 

Vista de las ruinas romanas en los terrenos de Parc Central

Vista de las ruinas romanas en los terrenos de Parc CentralNINÍN OLIVÉ/DT

Àngel Juanpere

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Este viernes se ha hecho pública la sentencia por el denominado Caso Parc Central. En la misma, la Audiencia Provincial ha absuelto a los tres procesados, que estaban acusados de tráfico de influencias y de prevaricación administrativa.

Los magistrados, en dicha sentencia, no se muestran muy de acuerdo sobre cómo se abordó el hallazgo de los restos arqueológicos en el solar donde se tenía que levantar el centro comercial.

A comienzos de 1994 tenía lugar una incidencia importante, mientras se estaba llevando a cabo la tramitación del expediente de Parc Central.

Se produjo el descubrimiento, en una parte del solar destinado a la construcción del centro comercial, de unos restos constructivos que pronto revelarían su importancia arqueológica, pues los mismos respondían, aparte de otro tipo de construcciones de carácter secundario, a una basílica de época paleocristiana, de tres naves, con ábside rectangular y precedida de un atrio.

La aparición de los restos arqueológicos llevó a Erosmer Valencia SA a contratar un arquitecto, quien se encargó de la realización de un anteproyecto (así lo definió él en el acto del plenario) para la conservación de los restos más relevantes (principalmente, la basílica).

Primer informe: a la azotea

Consistía en un traslado de los mismos a la parte de la azotea del edificio que había de construirse, argumentando que la conservación de los restos in situ suponía la pérdida de dos plantas de aparcamiento. El proyecto quedó pronto aparcado debido a la opinión negativa que suscitaba el mismo desde el ámbito académico y arqueológico.

Erosmer Valencia SA volvió entonces su mirada hacia la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona. Así, el 13 de junio de 1994, suscribe con su entonces rector, Joan Martí Castell, un contrato en el que la empresa encarga al Servei d´Arqueologia unos trabajos de prospección, delimitación, documentación y en su caso, traslado de los restos". 

"La impresión que sacamos los miembros del Tribunal, escuchando las manifestaciones de los distintos protagonistas que, de una u otra manera, tuvieron ocasión de intervenir en el intenso debate social y cultural es que la solución constructiva a la postre adoptada (que, como ahora explicaremos, consistió en el traslado de los restos más relevantes del conjunto a uno de los sótanos del complejo comercial) no fue desde el punto de vista arqueológico, ni de lejos, la más satisfactoria".

La sala sentencia: "Como suele suceder en estos casos, se demostró que la visión empresarial y utilitarista y la visión historicista iban por caminos muy separados unos de otros".

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