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Historia

El Vendrell y Prada, un hermanamiento tejido por Pau Casals

La capital del Baix Penedès inicia la formalización de los lazos

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Francesca Capdevila, Casals, el chelista Leopold Teraspulsky y Enriqueta Casals.FUNDACIO PAU CASALS

José Manuel Baselga

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"La primavera de 1939 me fui a Prada. Entonces no podía imaginar que pasaría los diecisiete años siguientes de mi vida en aquella pequeña población del Pirineo. Y, a pesar de mi dolor, Prada fue como una tregua", dijo Pau Casals recordando su exilio en la localidad francesa de Prada de Conflent.

Acabada la Guerra Civil miles de personas marcharon al exilio, entre ellas Pau Casals, que dijo que no volvería Catalunya hasta que se restableciese la democracia. Casals recaló inicialmente en París, en casa de a casa de Maurice Eisenberg, tras lo que fue a Prada al Grand Hotel.

En 1940, el 13 de junio, los alemanes entraron en París y Casals decide irse a América. Cuando estaba a punto embarcar los nazis bombardearon el barco y el músico regresó a Prada y se instaló con Francesca Capdevila y la família de Joan Alavedra en Vil·la Colette.

Recuerdos y ayudas

En Prada Casals estuvo hasta 1956. Allí compartía recuerdos con exiliados como Pompeu Fabra o Rovira i Virgili y ofrecía conciertos para recaudar fondos con los que ayudar a los niños de la Guerra Civil, a exiliados, a refugiados que fueron a campos de concentración en el sur de Francia y a represaliados que no pudieron salir del país. También para refugiados y víctimas de la Segunda Guerra Mundial.

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Pau Casals en Prada de Conflent.FUNDACIO PAU CASALS

Acabada la Guerra Mundial Casals decide no tocar en países donde no haya democracia o no condenen al régimen franquista. Comienza a dar clases de violoncelo a estudiantes que llegan de todas partes del mundo, además de impulsar el Festival de Prada, (Festival Bach) y crear la Orquesta del certamen.

En Prada Casals dejó huella. La localidad dedicó una calle al violoncelista y compró la casa en la que vivió el músico para destinarla a museo. En 1964 ya hubo en la localidad francesa un encuentro institucional y cultural con la participación de la colla castellera Nens del Vendrell, el Cor Parroquial y La Lira, Dansaires del Penedès, entre otros. Y los lazos se mantienen.

La colla castellera Nens del Vendrell ya visitó a Casals en su exilio en 1966 para levantar unos castells. Fue un viaje cargado de simbolismo para el que tuvieron que moverse hilos e incluso colaboró el gobernador de Vitoria.

Intercambios

Ahora El Vendrell impulsa la formalización del hermanamiento con Prada de Conflent para mantener esa relación con intercambios culturales y sociales que ya mantienen unos estrechos lazos emocionales.

En 1955 Pau Casals viajó a El Vendrell para enterrar a su esposa Francesca Capdevila y en diciembre a Puerto Rico para un homenaje en la casa natal de su madre, Pilar Defilló. Después regresó a Puerto Rico junto a su compañera Marta Montánez, su hermano Enric y su mujer y se instaló definitivamente hasta su muerte.

No pudo regresar con vida a El Vendrell al que tanto añoró y deseó volver.

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