Crisis habitacional
La historia de amor de dos familias extranjeras que encontraron su refugio en Salou: "Nos impresionó"
Tanto Arthur, armenio, como Artüras, lituano, quedaron fulminantemente obnubilados por la capital de la Costa Daurada y decidieron adquirir sus respectivas segundas residencias en el territorio, algo cada vez más habitual

Las vistas del apartamento de Artüras Ramuno, ciudadano lituano con segunda residencia en el territorio.
Arthur habla de Salou como quien habla de un lugar al que siempre se vuelve. No vive allí ni lo tiene previsto a corto plazo. Tampoco reside en España. Es armenio, está afincado en los Países Bajos y, aun así, en menos de dos años ha comprado dos apartamentos en la Costa Daurada. El primero lo adquirió en 2024; el segundo, este mismo año. Ambos en Salou y ambos financiados con hipoteca.
Su caso se inscribe en un contexto de creciente atractivo del litoral tarraconense para compradores internacionales que buscan segundas residencias más que cambios definitivos de vida. La combinación de precios todavía más contenidos que en otros destinos mediterráneos y clima estable ha situado a municipios como Salou en el radar de perfiles europeos con capacidad de inversión.
La decisión no fue planificada. En el verano de 2023, unos amigos con segunda residencia en la capital de la Costa Daurada lo invitaron a pasar unos días de vacaciones: "Durante ese verano conocimos el municipio y su comunidad", explica. El entorno, la cercanía del mar y un ritmo de vida más pausado hicieron el resto. "La región es la combinación definitiva: relajación, paisajes bonitos, playas increíbles y, sobre todo, un clima fabuloso".

Arthur, de Armenia, con su mujer en Salou.
La experiencia de Arthur no es un caso aislado. A pocos metros del mar, en otra terraza con vistas abiertas al Mediterráneo, el lituano Artüras tomó una decisión similar, aunque con un proceso distinto. Visitaba Salou por tercera vez con su familia, con tres hijos, cuando decidió dar el paso definitivo. Durante aquella estancia, en agosto, decidió contactar con la agente inmobiliaria Dovile Mincaite, de Fincas Europa.
"Nos impresionó el mar, la comida y la calidez de la gente", recuerda. Empezaron a visitar viviendas sin una idea cerrada, casi por curiosidad, hasta que apareció una. La compraron al contado, sin negociación larga ni dudas de última hora: "Conseguir el NIE llevó algo de tiempo, pero todo lo demás fue fácil porque tuvimos ayuda profesional".

Artüras Ramuno, de Lituania, con su familia.
Hoy, ese apartamento funciona como segunda residencia familiar. "Vendremos nosotros, vendrán nuestros hijos y también nuestros padres", explica Artüras. Dos historias distintas, con motivaciones diferentes, que ilustran una misma tendencia: la consolidación de la Costa Daurada como destino residencial para compradores europeos.