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Familia Costa de Cambrils: «Al abrir, mi padre me dijo; hijo mío, ay si esto no funciona...»

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16 julio 2022 19:46 | Actualizado a 17 julio 2022 07:00
Se lee en 2 minutos
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El idilio con la restauración de la familia Costa se gestó en 1970, cuando Teresina y Telm confirmaron su instinto por emprender un nuevo camino con la apertura del chiringuito El Pescador, pionero en aquellos tiempos en la playa de Vilafortuny, un desierto en comparación con lo que actualmente ofrece. «Me acuerdo del primer día que abrimos, nos encerramos todos en la cocina y rezamos para que aquello saliera bien», rememora Telm, uno de los tres hijos que forman parte de la segunda camada de la familia.

Y es que en realidad hasta tres generaciones de la saga Costa han conservado ese legado comprometido con el oficio, duro y sacrificado a veces, aunque también digno y agradecido. Desde el primer día, estas tres generaciones se han ganado la vida sin sospechas.

El Pescador se especializó en las paellas, un producto que ha distinguido desde siempre su carta de servicios, ya que actualmente se mantiene vigente. «Trabajábamos mucho con turismo alemán, francés y holandés en aquella época».

En aquel chiringuito de playa se encuentra el origen de lo que hoy significa el restaurant Tem, un lugar selecto, situado a los pies de aquella playa que vio nacer a El Pescador y valorado con letras de oro por sus clientes más fieles. «Hasta este año, que por circunstancias no hemos podido, habíamos mantenido el chiringuito, porque allí están nuestras raíces, y eso nunca lo queremos perder», reflexiona Telm.

La apertura del Tem en 1991 provocó una reforma casi integral del local, hasta ese momento asolado por viviendas. Ahora pocos dudan de que la terraza del restaurante ayuda vivir una experiencia gastronómica inolvidable. «Al inicio del restaurante, mi padre me suspiró; hijo mío, ay si esto no funciona». En los últimos tiempos de El Pescador, Telm ya había modificado ciertos rasgos de la cocina, su inquietud le llevó a cambiar también la mantelería, algo sagrado en aquellos tiempos. «Una clienta me sugirió pasar del hule al papel y me pareció buena idea. Tuve que enfrentarme a mi padre, porque decía que no funcionaría». Funcionó como un reloj. «Teníamos dos clientes alemanes muy antiguos y cuando vieron el papel le exclamaron a mi padre que era maravilloso». El paso hacia el restaurante no podía demorarse.

La sensibilidad por la cocina tradicional marinera y por el maridaje de vinos refleja la idea de Telm y Sílvia, su hermana, que han creado un ecosistema ideal para la degustación, incluso el local disfruta de una bodega que se ha convertido en fetiche para los visitantes. «Intentamos mostrar la filosofía y el estilo de comida que nos hacían nuestros antepasados. La cocina marinera viene de las madres, de las abuelas, de las mujeres», asegura Telm.

Sílvia, junto a su marido Quico, han construido hábitos de calidad entre fogones, el calor y el sudor de la temporada alta. Son autodidactas. «Un día que había muchísimo trabajo, pusimos a nuestro hijo Francesc, que solo tenía nueve años, a limpiar platos. Él se lo tomó como un juego, se colocó un casco como si condujera una nave espacial», admite Sílvia.

El orígen del local se remonta a los 70 con el chiringuito El Pescador, pionero en Vilafortuny

Después de más de 50 años y una trayectoria consolidada, el Tem perdura fuerte, a pesar de las nuevas tendencias de la hostelería a nivel general. «Este restaurante no lo hice para la gente, lo hice para disfrutar yo y creo que lo he conseguido. Quizás si lo hubiéramos hecho de otra manera, hubiéramos ganado más dinero, pero yo, por lo menos, soy feliz así y creo que el resto de la familia también», confirma Telm.

Entre el extenso ramillete de personalidades relevantes que han comido en la terraza más privilegiada de Vilafortuny, los Costa han respetado casi siempre su intimidad. Solo en una ocasión se saltaron el protocolo, por obra y deseo de Sílvia. «Ya le advertí a mi hermano que si un día Joan Manel Serrat venía a comer, le pediría un foto». Ese día llegó y el prestigioso cantautor catalán recibió con agrado esa propuesta, propia de una fan incondicional como Sílvia. Francesc, Elisabet, María y Antonio completan una saga comprometida y entusiasta con la causa.

Tres generaciones distintas de la familia mantienen vigente el oficio desde hace 50 años
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