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Yasunari Kawabata, su amor por Japón y el sufrimiento por la guerra

El primer premio Nobel japonés traslada en su obra 'Tamayura' el dolor y la pérdida que trajo la Segunda Guerra Mundial

Yasunari Kawabata, primer premio Nobel japonés.

Yasunari Kawabata, primer premio Nobel japonés.EFE

Ana Punset
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Tamayura’ es un compendio de relatos del autor nipón Yasunari Kawabata, relatos que fueron publicados por primera vez en revistas literarias entre 1951 y 1956, enmarcados en una época en la que el país se hallaba desolado tras perder la Segunda Guerra Mundial. 

En todos ellos tiene un papel relevante ese conflicto, marcando un antes y un después en la vida de sus protagonistas: familias rotas, trabajos perdidos, traslados necesarios… 

Estas páginas traen al presente el dolor y la pérdida que se vivió entonces, en forma de diez historias breves ambientadas en paisajes llenos de contrastes (tanto del Japón rural como urbano), relatadas con la sutileza que caracteriza la narrativa del autor, el primero nipón en ganar el Premio Nobel.

'Tamayura'Autor: Yasunari KawabataEditorial: Seix BarralPrecio: 19 €

'Tamayura'
Autor: Yasunari Kawabata
Editorial: Seix Barral
Precio: 19 €
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Escritos con distintas voces, en todos los textos trasciende una constante: el amor por Japón, gracias a todos los detalles tradicionales que Kawabata incluye en los cuadros que pinta a través de sus palabras. En las distintas páginas hay numerosas notas aclaratorias sobre palabras concretas empleadas que no tienen traducción en sí mismas, como tampoco hay una que aúne el significado de ‘Tamayura’, el título del libro. 

Lo más parecido es ‘un instante breve’, y tiene todo el sentido del mundo, porque estos relatos se centran en un momento muy fugaz en la vida de sus protagonistas, pero un momento que se llena de todos los recuerdos que su mente recupera con muchísimo detalle porque el pasado no se ha de olvidar, por lejano que quede. ç

Sucede con Kyõko y ese espejo que utilizaba con su primer marido para enseñarle su huerta, pero también con Miyahara y esa muchacha que ve en el tren y que le recuerda a una antigua conocida suya, o con Fukushima, cuando recibe al prometido de su hija en su pueblo. Todos ellos reclaman que: “Vivir no consiste en abandonar lo que hemos abrazado durante tanto tiempo, ni en pisotear nuestros propios corazones.” La presencia de fantasmas, tan común en la cultura nipona, no deja de ser una demostración más de la potencia de ese pasado con el que es necesario convivir.

Llama especialmente la atención la manera en que Kawabata selecciona un elemento aparentemente insignificante y lo hace determinante para uno de los protagonistas, como es el momento en que Tsukiko enseña las flores de trébol japonés en plena calle bajo los faros de un coche a su tía, o esa frase que le dedica un periodista a la protagonista de ‘Desde el Mar del Norte’: “¿No quiere usted cambiarse?”, porque ahí es donde se esconde el verdadero sentido de la vida, en los pequeños detalles que nosotros mismos llenamos de magia.

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