Henar Álvarez: «Les han metido en la cabeza, a todas y a todos, que las mujeres no tenemos deseo»

La guionista y cómica presenta ‘La mala leche’, una provocadora novela gráfica en la que maternidad, sexo y feminismo son sus ingredientes 

18 diciembre 2020 11:15 | Actualizado a 12 enero 2021 07:25
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Henar Álvarez es una cara conocida del humor femenino. Además de cómica, tiene un largo recorrido como guionista y presentadora de radio y televisión. Álvarez debutó en el programa Late motiv, del reusense Andreu Buenafuente, con el monólogo La puta de la clase, que se hizo viral y disparó su popularidad. Ahora lo hace en la Editorial Planeta con una de las propuestas más arriesgadas del sello hasta el momento: La mala leche. Una novela gráfica provocadora con ilustraciones de Ana Müshell. Maternidad, sexo, feminismo y mucho humor son sus ingredientes. La novela será también una serie. 

¿Cómo le ha dado la vuelta al habitual humor machista?
No sé si sería darle la vuelta, sino mostrar el mundo desde mi punto de vista. A mí me da mucha rabia cuando dicen que nos queremos comportar como hombres, que lo dicen mucho. Bueno sí, me gustaría comportarme como si me hubieran educado para vivir en libertad. Claro que sí. No entiendo qué hay de malo.

Aquí entra el deseo femenino.
Por ejemplo. Nos dicen que ahora de repente las mujeres queremos hablar de sexo. No estaría mal. No sé en qué punto eso se puede ver como algo negativo. Y ni se lo plantean. Les han metido en la cabeza a todas y a todos, que no tenemos deseo. Por eso es un tema tan importante.  

Al principio, ¿cómo reaccionaban sus colegas masculinos a sus chistes?
Subirme a un escenario, me he subido relativamente tarde, hace unos dos años. Antes solamente era guionista y ya teníamos muchos problemas. Por ejemplo, meter chistes sobre la regla en un programa era impensable. Te hablo de hace cinco años. Sí se podían hacer chistes de pajas, pero no de la regla. Y no eran chistes bastos. 

Habla de presión social. ¿Cómo vivió la maternidad?
Al principio con mucho miedo. Porque todo lo que siempre ves, las estadísticas, la gente que te rodea, es que la mitad de las mujeres se rebajaron la jornada y algunas dejaron de trabajar. Yo tenía muchísimo miedo porque tenía claro que no quería eso. 

No me metería con las cosas con las que veo que se están sentando a cómicos en el banquillo. No haría chistes de la Corona o de la Iglesia

¿Qué hizo usted?
Uno de los momentos que lo pasé peor en mi vida fue la baja. Ahora la han igualado, pero en aquel momento mi novio solo tuvo un mes y yo cuatro. Entonces, una vez la suya terminó, yo sentí que me habían obligado a convertirme en una ama de casa de los 50. ¿Por qué tengo que estar sola en una casa, encargándome de la comida, de limpiar, de un bebé? Yo sola. De hecho, acabé renunciando al último mes de maternidad porque tenía una depresión que se me caía el mundo encima. Además, lo que empieza desigual, luego es muy difícil de igualar. Si yo ya me estoy ocupando de todo eso, luego va a ser más complicado que acabemos repartiendo las cosas entre los dos. Es diferente si los dos nos dedicamos a ello desde el principio.

¿En algún momento se ha sentido una mala madre?
Muchas veces. Pero creo que tiene que ver con lo que nos han dicho que tiene que ser una madre. Como alguien que ya no tiene objetivos vitales, todas sus metas tienen que ver con su descendencia. Muchas veces estaba con las amigas y me estaba sintiendo mal por estar ahí, tomándome una cerveza. Que luego, mira, te tomas otra y se te pasa. Pero sí, claro. Yo creo que nos ha pasado a todas. Por eso pienso que precisamente a las mujeres de 50 años para arriba les encantaría el libro.

‘La mala leche’ plantea también la pareja de una mujer mayor con un hombre joven. Algo no muy bien aceptado.
Porque de repente es la mujer la que se encuentra en situación de poder. Porque eso es así. En la sociedad en la que vivimos, ver a mujeres en situación de poder choca. Y no gusta. 

Otro ejemplo sería la infidelidad femenina.
Yo no quería hablar tanto de infidelidad como de la forma que nosotras tenemos de desear. Pero me venía muy bien contarlo con una infidelidad porque además así enfrentaba los dos tipos de hombres. Incluso esto que siempre hemos visto de que los hombres se acababan cansando de tener a mujeres sumisas en casa y por eso buscaban otras más divertidas fuera y más jóvenes. Me apetecía darle esa vuelta. Como el sentir que necesitaba nuevas emociones. Y al final es verdad que una aventura te las da o enamorarte otra vez, te lo da. Sí que quería enfrentar a la protagonista con eso.

Nani, su alter ego y protagonista, tiene miedo a la muerte ¿y usted?
Bastante, pero es un miedo común, en realidad. 

¿Hipocondriaca?
Tengo más tanatofobia que hipocondría. No tengo tanto miedo a contagiarme de cosas como a la muerte inminente. Que me atropelle un coche, que se caiga un avión o si me contagio, casi siempre pienso en enfermedades mortales. 

Pues no es el mejor momento...
Como en un principio dijeron que a los jóvenes la Covid no les afectaba tanto, digamos que no me da tanto miedo. Aunque tengo 36 años, de joven nada.

La novela gráfica está impregnada de cultura pop... ¿Qué escucha?
De música, todo. No tengo límites. De Chavela Vargas a las Spice Girls, todo lo que pueda ir ahí en medio me gusta. Me da igual. No soy exquisita con las cosas de la cultura. Al revés. Quiero estar al día de lo que le gusta a casi todo el mundo porque me parece que hay algo mágico en conseguir llegar a un público masivo. Y me gusta entender estos mecanismos.

¿Cuáles son sus referentes?
Vienen más del cine. Durante un tiempo no me gustaba la comedia, pero creo que tiene que ver con que casi todo eran tíos. Yo no veía monólogos porque me aburrían los señores contándome sus historias.  

¿Está reescribiendo ‘La mala leche’ para la serie?
Es hacerla crecer porque en el cómic está todo muy condensado. Tienes que contar mucho en determinado espacio. Pero de momento han comprado los derechos y ahí nos pondremos a trabajar. 

¿Hay algún tema del que no haría humor?
No me metería con las cosas con las que veo que se están sentando a cómicos en el banquillo porque sinceramente, de valientes está el cementerio lleno. A mí me parece horrible que se estén poniendo demandas a gente por hacer chistes o que al final pueda tener más consecuencias hacer un chiste que el acto en sí del que se bromea, me parece una auténtica locura. Entonces, no haría chistes de la Corona o de la Iglesia.

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