CBT y CB Valls se miden en un derbi de destinos cruzados

Un derbi siempre es un derbi. Un CBT–CB Valls siempre promete tensión, emoción y, en ocasiones, mucha igualdad. La pasión se respira por los cuatro costados porque muchos jugadores son conscientes de lo que representan, sobre todo porque a lo largo de sus trayectorias han lucido ambas camisetas. Es un derbi de destinos cruzados, en el que el corazón manda, aunque la cabeza suele hacer jaque mate.

En el CBT, los ejemplos son claros: David Loras y Marc Buscail, que el año pasado jugaron en el CB Valls, regresan al derbi como canteranos del Serrallo. Por el contrario, el capitán David Fernández es canterano del CB Valls, pero toda su carrera profesional ha transcurrido en el CBT, al que lidera con orgullo y pasión. Estas historias personales refuerzan el valor simbólico del partido y el nivel de implicación de los jugadores.

Cinco ex CBT en el CB Valls

Del lado del CB Valls, se repite la dinámica de destinos cruzados. Allí han jugado en el CBT Óscar Ngomo, Guillem Fàbregas, Ander García, Adrià Trouvé —duda para el derbi tras ser baja en los dos últimos partidos y que el año pasado defendió la camiseta azul— y Oriol Besora, que jugó en el CBT en la temporada 2016/17 en LEB Plata. Esto añade un plus de tensión y conocimiento mutuo sobre la pista, lo que siempre hace más imprevisible el derbi.

El CBT afronta el partido con la moral alta tras su victoria en la pista del hasta entonces invicto líder Mollerussa, que ha reforzado su carácter competitivo. Recuperarse de una derrota ajustada e inesperada frente al Calvià demuestra que este equipo no se resiente fácilmente. Se está forjando un bloque sólido en el que la identidad no se negocia, pero la competitividad tampoco, y el derbi será una prueba más de su consolidación.

Por su parte, la situación del CB Valls es más complicada. Tras un buen inicio de temporada, acumulan ya tres derrotas consecutivas, la última de ellas especialmente dolorosa: un triple sobre la bocina frente al Ibiza les dejó con la miel en los labios en el Ballart. Ahora, los rojiblancos visitan la guarida del segundo clasificado con una inercia peligrosa, pero también con la oportunidad de romper la mala racha y reivindicarse en un escenario exigente.