Arnau Padrós (33 años, Arenys de Mar) estaba pasando el confinamiento en su casa en Tarragona cuando recibió la llamada de la dirección técnica de árbitros de la ACB. Estaba entre los 19 elegidos para dirigir los encuentros de la Fase Final Excepcional de la competición en Valencia. Una experiencia sensacional para acabar su tercera temporada en la máxima categoría del baloncesto español de la mejor manera, arbitrando.
¿Cómo ha sido la experiencia de arbitrar una Fase Final tan excepcional?
Ha sido muy especial. He estado muchos meses en casa sin saber qué pasaría con la competición. Saber que se reanudaba con una fase final en sede única y que yo iba a participar fue una alegría. Puedes cerrar tu temporada de una manera diferente, aunque de una forma y en un sitio como es Valencia muy especial.
Estar entre los elegidos indica que es uno de los mejores árbitros de la liga.
Significa que esta temporada me ha ido muy bien y que el director técnico ha decidido que sea uno de los escogidos. Me alegra personalmente porque indica que he hecho bien las cosas y que he tenido una recompensa positiva.
No es fácil llegar a la ACB, ¿Cómo lo ha conseguido?
Lo comparo con una carrera universitaria muy, muy larga. Comienzo con 18 años y desde entonces todos los fines de semana que hay de septiembre a mayo los he destinado al arbitraje. He recorrido todas las categorías del baloncesto catalán y después EBA, LEB Plata, LEB Oro y ACB. Al principio no pienssas en llegar a la máxima categoría, pero vas avanzando y te llega esa oportunidad. En mi caso fue hace tres años en un Circuito Movistar en Madrid.
¿Qué hace falta para ser árbitro en ACB?
En primer lugar ser capaz de asumir mucha responsabilidad desde el principio. Con 18 años ponerte a arbitrar partidos de baloncesto, sean de la categoría que sean, te obliga a tomar muchas decisiones en poco tiempo, cuando a esa edad todavía no has tomado ninguna. Segundo, hay que tener paciencia. Nada se consigue en un solo día. El camino es largo. Y también hay que demostrar empatía con el entorno. Entender las emociones de los demás para controlar sin castigo. Creo que detrás de una sanción por falta técnica es una mala gestión del árbitro que no ha sido capaz de gestionar la situación de otra forma. El árbitro es un gestor de las emociones de los demás.
¿Los árbitros se tienen que poner en la piel de los jugadores, pero los jugadores cree que se ponen en la piel del árbitro?
En categorías base, a nivel sénior, los jugadores son mucho más exigentes que en el baloncesto profesional. Porque no entienden que el árbitro se pueda equivocar. Los jugadores profesionales conviven con el error, también aceptan el error del árbitro.
Hábleme del instant replay, el VAR del baloncesto.
El videoarbitraje, tan en boca de todos, lleva muchos años funcionando en el baloncesto. El objetivo del instant replay es que el árbitro acierte más, pero al mismo tiempo le complica el partido. Cualquier error puede ser susceptible de ser revisado. Sin embargo, no puedes estar revisando todas las jugadas porque el partido se alargaría 3 horas o más. Hay que buscar el equilibrio entre acierto y revisión mientras estás a ciento y pico pulsaciones por minuto, con un pabellón lleno de gente gritando.
¿El árbitro disfruta de los partidos?
Mucho. No contemplo un partido sin disfrutar. Si el árbitro no lo hace, se nota. Y difícilmente arbitrará del mismo modo. Cuando deje de disfrutar será el momento de dejarlo.
¿Ha disfrutado en la Fase Final Excepcional?
Sí, pero no de la misma manera. Faltaba un elemento tan importante como es el público.
Realmente ha sido muy ‘excepcional’
Ha sido una fase final con muchas sorpresas. Desde el principio hasta el final. Creo que se ha revalorizado tanto los jugadores jóvenes, como la marca ACB –porque es de las pocas ligas que han retomado la competición de una forma excelente.
¿Desde fuera ha dado la sensación de que ha salido todo perfecto?
Ha salido perfecto porque las medidas de seguridad estaban espectacularmente bien preparadas y ejecutadas. He pasado seis test en 20 días. Allí solo podíamos estar en el hotel, ir una hora a un gimnasio exclusivo para nosotros, y arbitrar cuando tenía partido. Si no arbitrabas solo podías estar en el hotel. Era un poco pesado, pero era la única forma de que todo saliera bien, sin contagios que obligaran a parar el torneo. Salió genial. Y a nivel de arbitraje no se habló de nosotros y eso es lo mejor.
¿Por dónde pasan sus aspiraciones en el mundo del arbitraje?
Primero mantenerme en ACB y si tengo la posibilidad de ser árbitro FIBA pelear por lograrlo.