Ascenso a la Liga Hypermotion
Chapín... ¿y por qué no Zubieta?
El Nàstic de Tarragona solo ha ascendido fuera de casa una vez en lo que va de siglo. Fue en Jerez, en 2006, con Luis César de entrenador

Once del Nàstic que ascendió en Jerez. Arriba, Rubén, Serrano, Diego Torres, Pinilla, Bolo y Abel Buades; agachados, Merino, Cuéllar, David García, Lupidio y Ruz.
El Nàstic de Tarragona se enfrenta este domingo a uno de esos partidos que pueden dejar huella en la memoria colectiva de un club. La misión es tan difícil como ilusionante: remontar un 1-3 ante la Real Sociedad B en Zubieta y alcanzar el ascenso a Segunda División.
Si lo logra, no solo romperá una barrera competitiva, también hará historia: sería apenas la segunda vez en lo que va de siglo que el equipo grana consigue un ascenso como visitante.
El único precedente es dorado. Ocurrió el 3 de junio de 2006, en el estadio Chapín de Jerez, y permanece grabado en la retina de varias generaciones nastiquers. Aquel día, el Nàstic empató 0-0 y la derrota del Lorca en el Camp d’Esports de Lleida le permitió a los granas certificar su regreso a Primera División tras 56 años. En el banquillo estaba Luis César Sampedro, el mismo entrenador que había devuelto al equipo a Segunda solo dos años antes. La plantilla contaba con nombres que hoy resuenan con eco de leyenda: Rubén Pérez, Manolo Martínez, Abel Buades Pinilla, Diego Torres...
Chapín fue un escenario de leyenda, el punto de inflexión emocional. El Nàstic empató y celebró con su afición desplazada y consagró aquel estadio andaluz como una de las catedrales emocionales del club. Desde entonces, ningún otro ascenso se ha logrado lejos del Nou Estadi.

Luis César, en el puesto de comandante del avión que trasladó a la plantilla del Nàstic desde Jerez hasta el Prat.
Es cierto que el Nàstic ha conseguido otros tres ascensos en ei siglo XII, pero todos se han consumado en casa. En 2001, en 2004, y el último, en 2015, con Vicente Moreno al mando, cuando los granas regresaron a Segunda tras superar al Huesca en una eliminatoria culminada también en casa. Aquel día, con un gol de Marcos y el Nou Estadi entregado, se vivió otra jornada mítica, pero en territorio propio.
Zubieta, por tanto, podría ser solo el segundo territorio conquistado en este siglo con premio de ascenso. Y para ello, el Nàstic tendrá que firmar una gesta: darle la vuelta a una eliminatoria que se complicó en la ida, cuando el Sanse se impuso por 1-3 en el Nou Estadi. El equipo de Luis César, que busca su segundo ascenso como entrenador del Nàstic, no obstante, se aferra al espíritu competitivo que ha demostrado durante toda la temporada. Ya remontó ante el Murcia en semifinales, ya ha ganado en escenarios exigentes como Lezama o el Enrique Roca, sin ir más lejos. La fe está intacta.
También lo está el aliento de la afición, que se movilizará hasta Donostia como lo hizo en Chapín, como lo hizo en Murcia hace apenas unos días, y como lo hace cada vez que hay un sueño en juego. En esa conexión emocional entre el equipo y su gente puede estar una de las claves para empujar en los momentos críticos. En Zubieta hay que obrar un milagro para poder celebrar el segundo ascenso lejos de Tarragona en lo que va de siglo. El último llegó hace diez años en un Nou Estadi que dictó sentencia ante el Huesca. Hace tres años Balaídos pudo ser paraíso, pero terminó siendo pesadilla, al igual que lo fue Llagostera en su día.
¿Será Zubieta ese hogar en el que se convirtió Chapín?