Economía

Pacto Industrial Limpio: Descarbonizar la industria sin tener que cerrar

La Comisión Europea pone el foco en la competitividad sin renunciar a la transición energética

Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, sostiene un ejemplar del Pacto Industrial Limpio en el encuentro con 400 líderes empresariales celebrado en Amberes.

Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, sostiene un ejemplar del Pacto Industrial Limpio en el encuentro con 400 líderes empresariales celebrado en Amberes.Foto: EFE

Rafael Servent
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Mario Draghi siempre está ahí. «Para algunos cargos políticos, tienes que jurar sobre la Biblia. En la Comisión Europea, tuve que jurar sobre el informe Draghi», bromeó la semana pasada el comisario de Energía y Vivienda, Dan Jørgensen, durante la presentación del Plan de Acción para una Energía Asequible, una de las acciones destacadas del nuevo Pacto Industrial Limpio impulsado por la recién estrenada Comisión Europea.

Después de su Brújula para la Competitividad (Competiveness Compass), el Pacto Industrial Limpio (Clean Industrial Deal) es una de las grandes iniciativas que permitirán convertir el informe Draghi (El futuro de la competitividad europea: una estrategia de competitividad para Europa) en un Plan Draghi con acciones concretas para que la Unión Europea compita a escala global con EEUU y China, preservando su modelo social de derechos y libertades.

La industria es estratégica en este objetivo, y el Pacto Industrial Limpio es el documento fundacional que hace oficial el cambio de adjetivos. La Comisión von der Leyen 2.0 habla mucho menos ‘verde’ y más ‘limpio’. Descarbonizar, sí. Pero sin dañar a una industria europea que hoy atraviesa un momento más que delicado.

El marco presentado la semana pasada se concentra en dos grandes áreas: las industrias de gran consumo de energía (como las que se encuentran en el polo petroquímico de Tarragona, el más importante del sur de Europa) y las tecnologías limpias (que pueden ser verdes, pero no solo verdes).

«Sin industria no es posible nada» (Juan Antonio Labat, Feique)

En la nota que acompañaba a la presentación de este Pacto Industrial Limpio, la Comisión Europea era explícita con las razones que le han llevado a centrarse en estas dos áreas. En el caso de las industrias de gran consumo de energía, «por necesitar ayuda urgente para descarbonizarse y electrificarse, ya que el sector padece unos altos costes de la energía, una competencia mundial desleal y normativas complejas, lo que perjudica su competitividad».

En cuanto a las tecnologías limpias, destacaba que «son fundamentales para la competitividad y el crecimiento futuros, y cruciales para la transformación industrial». En este punto, la circularidad también es central, pues «debemos aprovechar al máximo los limitados recursos de la UE y reducir la dependencia excesiva de los proveedores de materias primas de terceros países».

El Pacto Industrial Limpio presenta una serie de medidas que irán acompañadas de un plan de acción para el sector de la automoción en marzo y otro sobre el acero y los metales en primavera, a los que se añadirán «otras medidas adaptadas sobre el sector químico y las tecnologías limpias».

Junto a la presentación de este Pacto, la Comisión Europea dio a conocer otras dos iniciativas, que completan su nueva estrategia industrial. Por un lado, el Plan de Acción para una Energía Asequible -presentado por el comisario Jørgensen (In Draghi We Trust/So help me Draghi)- y, por el otro, el primer paquete Omnibus de esta legislatura, centrado en la simplificación administrativa.

«Además de sostenibilidad debemos hablar de competitividad» (Aniceto Zaragoza, Oficemen)

¿Cuáles son las primeras impresiones desde el sector industrial? Carlos Reinoso, portavoz de la Alianza por la Competitividad de la Industria Española (constituida por diversas asociaciones empresariales sectoriales que, juntas, representan alrededor del 60% de la producción industrial española), se felicita del cambio de lenguaje. Que la Comisión Europea pase de hablar ‘verde’ a hablar ‘limpio’ es, según explica, «de lo más importante que se ha dicho».

«No estamos en una contradicción y una vuelta atrás en el Pacto Verde Europeo (European Green Deal) -destaca Carlos Reinoso-, pero se evidencia que si no se complementa con competitividad, será un Green Deal fallido. Es el momento de poner el foco en la competitividad: pienso que el Pacto Industrial Limpio lo hace y es sincero al hacerlo; por eso lo vemos como algo ilusionante».

«Ahora -prosigue- hay que traducir eso en actuaciones concretas, y esa es la gran duda. Hay una muy acertada identificación de las grandes áreas: costes energéticos, simplificación administrativa, financiación de la descarbonización. Son extremadamente acertadas, pero cuando empezamos a aterrizarlas, lo vemos con preocupación, porque es algo que deberán hacer los estados miembros».

Entrando al detalle, Carlos Reinoso explica que la primera impresión «en el ámbito energético es más de lo mismo, y si se queda ahí, no se van a reducir los costes energéticos, con lo cual es bastante decpecionante. Se necesita una reforma profunda de los mercados energéticos, y muchas medidas quedan al arbitrio de los estados miembros, cuando lo que necesitamos es ‘hacer más Europa’».

Sobre las medidas para aligerar la burocracia que hoy sufren las empresas en toda la Unión Europa, «la simplificación administrativa es básica, porque hay una sobrerregulación», asegura Carlos Reinoso, que insiste en «acelerar los trámites administrativos», donde para la industria «es crucial acortar los plazos de los Perte, ligado a las autorizaciones administrativas para las inversiones, evitando cuellos de botella».

«Este Pacto da respuesta a la falta de competitividad de la industria europea» (Maria Mas, AEQT)

La nueva Ley de Industria y Autonomía Estratégica, hoy en trámite parlamentario, «es la gran oportunidad que tiene España para aprovechar ese marco, y la coincidencia en el tiempo con el Pacto Industrial Limpio no puede ser más oportuna», reflexiona Carlos Reinoso.

Menos burocracia

Rosa Solanes, delegada permanente de Pimec en Bruselas, es una de las personas que han estado detrás del paquete Omnibus para la simplificación administrativa presentado esta semana, que pone en las pymes una parte notable de sus esfuerzos.

A través de SME United (patronal europea de pequeñas y medianas empresas en la que Pimec ocupa una vicepresidencia), las pymes europeas «hemos tenido bastante influencia en este primer paquete Omnibus», relata Rosa Solanes, que asegura que «la primera valoración es muy positiva».

Este paquete Omnibus prevé, entre otras medidas, una reducción del 25% en la carga regulatoria, con un ahorro estimado de 6.300 millones de euros anuales, beneficiando especialmente a las pymes. Entre las medidas clave destacan la simplificación de normativas de sostenibilidad empresarial (CSRD, CSDDD y Taxonomía de la UE), ajustes en el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM) para facilitar su aplicación y un impulso a la inversión con 50.000 millones de euros adicionales. El paquete busca, según explicaron sus impulsores, agilizar el cumplimiento normativo sin comprometer los objetivos del Pacto Verde Europeo.

Pero, donde quienes lo defienden ven simplificación, otros señalan desregulación y una marcha atrás en el camino ‘verde’ emprendido por los anteriores colegios de comisarios. «Nosotros -explica Rosa Solanes- damos la bienvenida a este primer paquete Omnibus, y no creemos que sea una desrregulación, aunque puede haber ciertas entidades que digan que esto libera mucho a las empresas».

El gran triunfo para la pyme es que, en la aplicación de la Directiva que obligaba a elaborar informes de sostenibilidad corporativa (y que ahora será voluntaria para un 80% de las empresas), «habrá un modelo estándar, para la redacción del cual se ha escuchado a la pyme, igual para todos, sin que las grandes empresas puedan pedir otras cosas».

«La nueva Ley de Industria es la gran oportunidad» (Carlos Reinoso, Alianza por la Competitividad de la Industria Española)

Informar sobre la sostenibilidad corporativa era ya algo a lo que no estaba obligada la pyme, pero «formamos parte de la cadena de valor de las grandes empresas -explica Rosa Solanes-, y si ellas han de informar, les piden a las pymes de esa cadena que lo hagan también; es un efecto cascada que con este nuevo estándar se simplifica».

Tras el análisis de grandes, medianas y pequeñas empresas, ¿qué dicen algunos de los sectores implicados? Las primeras impresiones de Juan Antonio Labat, director general de la Federación Empresarial de la Industria Química Española (Feique), es que se constata que «sin industria no es posible nada».

«Aplaudimos que esta sea una medida estrella de la nueva Comisión Europea -explica Labat-, pero de momento se habla más de objetivos. Hasta que no veamos los instrumentos regulatorios no tendremos la imagen completa».

En esta primera aproximación, Labat destaca tres elementos: «Los costes energéticos, las inversiones y evitar la fuga de carbono; es decir, que no se trasladen las inversiones a otros países». Sobre este último punto, «el Mecanismo de Ajuste en Frontera para el Carbono tiene el problema de no cubrir las exportaciones».

La cifra de 100.000 millones de euros destinados a mejorar la competitividad industrial es, en su opinión, «un buen punto de partida, pero pedimos que España tenga también un fondo propio», y añade que «nos preocupan los plazos, el permitting para acelerar una inversión, porque no puedes estar tres años, como ahora, esperando a la Administración».

Maria Mas, directora gerente de la Associació Empresarial Química de Tarragona (AEQT), coincide en este análisis, e insiste en el coste de la energía, la financiación de la inversión y la simplificación regulatoria. «Estos tres aspectos -explica- son suficientemente relevantes como para avanzar en ellos, y ahora este Pacto da respuesta a la falta de competitividad de la industria europea».

«El nivel de urgencia de la Comisión Europea con el Clean Industrial Deal -reclama el director general de Feique, Juan Antonio Labat- ha de ser el nivel de urgencia de España, y confiamos en que aprovecharemos el periodo de enmiendas de la nueva Ley de Industria para introducir medidas que impulsen la competitividad de verdad».

El efecto de la Declaración de Amberes

«Las pymes damos la bienvenida al primer paquete Omnibus» (Rosa Solanes, Pimec-SME United)

De la misma opinión es Aniceto Zaragoza, director general de la Agrupación de fabricantes de cemento de España (Oficemen), presente la semana pasada en Amberes, donde participó con otros 400 líderes industriales en la presentación del Pacto Industrial Limpio: «Fue una muestra muy interesante del cambio que está dando la Comisión Europea, poniendo a la industria en el foco, porque son plenamente conscientes de que la industria europea está atravesando un momento difícil».

En febrero de 2024, hace poco más de un año, 73 líderes de casi 20 sectores industriales presentaron la Declaración de Amberes para un Pacto Industrial Europeo a la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, y al primer ministro belga, Alexander De Croo, tras una Cumbre de la Industria Europea celebrada en las instalaciones de BASF en Amberes.

Esta declaración, impulsada por la patronal europea de la industria química Cefic y a la cual se han ido adhiriendo múltiples organizaciones industriales de toda la Unión Europea (UE), subrayaba el compromiso de la industria con la transformación de Europa y señalaba las necesidades industriales más urgentes para que la UE fuese competitiva, resiliente y sostenible frente a un contexto económico complejo.

Un año y un informe Draghi después, Ursula von der Leyen, recién estrenado su segundo mandato al frente de la Comisión Europea, acudía al mismo lugar para explicar, ante más de 400 líderes empresariales del sector industrial europeo, que sus demandas habían sido escuchadas y que la nueva Comisión Europea tenía en el nuevo Pacto Industrial Limpio -inspirado claramente en el informe Draghi- uno de los pilares de su estrategia de competitividad.

Presentado este Pacto, llega ahora su desarrollo y aplicación, en un contexto de mayor urgencia todavía que hace un año, con la Unión Europea tomando consciencia de que solo se tiene a sí misma para defenderse en un mundo que se endurece por momentos. En este contexto, la UE se la juega: o traza el camino de una mayor integración, o se adentra en la irrelevancia.

«Se han dado cuenta -concluye Aniceto Zaragoza- de que había que dar un giro, y que además de sostenibilidad debemos hablar de competitividad. Lo que puede significar cambiar el concepto ‘verde’ por ‘limpio’ es que se está diciendo que el problema es la concentración de CO2 en la atmósfera, y que si uno consigue evitarlo, es válido. Eso es un cambio, porque hasta ahora, solo determinadas soluciones tecnológicas se podían aceptar. Ahora se está empezando a aceptar que lo importante es el resultado». Descarbonizar no necesariamente ha de ser ‘verde’.

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