La multinacional estadounidense Dow Chemical ha comenzado este jueves el proceso de puesta en marcha de su cracker ubicado en el Polígono Norte del polo petroquímico de Tarragona, tras haber quedado paralizado por el gran apagón eléctrico del 28 de abril que afectó a toda la península ibérica.
Con esta reactivación, el complejo petroquímico más importante del sur de Europa continúa su lenta recuperación, tras un parón sin precedentes que obligó a detener todas las unidades de producción y servicios de los polígonos Norte y Sur. Las pérdidas económicas derivadas de este suceso siguen siendo, a día de hoy, incalculables.
El inicio del arranque de Dow se suma al proceso iniciado el pasado 12 de mayo por Repsol, que reactivó su propio cracker de olefinas, también en el Polígono Norte. Ambos crackers petroquímicos son considerados el motor central del complejo industrial de Tarragona, y su funcionamiento es esencial para la plena recuperación del clúster químico.
Antorchas encendidas
Durante estos procesos, es habitual que se activen las antorchas de seguridad, lo que implica la emisión visible de llamas desde el exterior. Dow ha informado que estos episodios pueden producirse de forma intermitente hasta que la planta esté completamente operativa. También ha recordado que las antorchas industriales forman parte de los sistemas de seguridad previstos y que garantizan la quema segura y controlada de productos.
ℹ️ Hem iniciat el procés d'arrencada del nostre cracker, ubicat al polígon nord, que romania aturat des de l'apagada elèctrica del 28 d'abril.
— Dow Tarragona (@DowTarragona) May 22, 2025
👉 Com és habitual en aquests processos d'arrencada, la torxa de seguretat estarà activa i la flama serà visible des de l'exterior. pic.twitter.com/pvxVgX5bkb
Dow Tarragona ha agradecido la comprensión de la ciudadanía ante las posibles molestias visuales y ha reiterado su compromiso con la seguridad del entorno y el correcto funcionamiento de sus instalaciones.
El apagón del 28 de abril activó de forma automática los protocolos de autoprotección del polo petroquímico, deteniendo la producción y canalizando los productos en proceso hacia las antorchas. No se trató de una parada puntual, sino del colapso total del complejo petroquímico, un hecho sin precedentes en la historia industrial de Tarragona.