¿Qué es un arancel? Eduard Gràcia, vicepresidente de la Comissió d’Economia Catalana del Col·legi d’Economistes de Catalunya (CEC) y profesor de Economía Internacional de la Universitat de Barcelona (UB), lo define: «Es un impuesto que se carga sobre las mercancías que entran en un país».
En el caso de los aranceles del 25% impuestos por los EEUU a Canadá y México (ambos ahora en suspenso y negociación), cargar con ese arancel a los productos mexicanos o canadienses significa que «cuando un producto procedente de esos países pase por la aduana, el Gobierno Federal le carga un 25%», explica Eduard Gràcia.
«Es un impuesto que se paga en la frontera -prosigue Eduard Gràcia-, e implica que si el vendedor había vendido algo que en su fábrica valía 100, en destino valdrá 125, más los costes de transporte». En el resto del mundo, ese mismo bien seguirá valiendo 100, más los costes de transporte que correspondan.
¿Para qué sirve un arancel? «Sirve para recaudar», responde este economista. Esa es su primera finalidad, aunque no la única. «También se puede usar para proteger la industria local. Si por ejemplo quiero proteger la industria automovilística estadounidense, podría poner un arancel a la importación de vehículos de otros países, para ayudar a competir a los productores locales en ese mercado estadounidense», explica Eduard Gràcia.
«Dicho lo cual, hay que tener en cuenta el coste», alerta este profesor de la Universitat de Barcelona. «En los precios de cualquier país que importa con aranceles, el consumidor paga un precio», prosigue. «¿Quién paga de verdad este impuesto? El consumidor local. Cuando se impone un arancel, el impuesto lo está pagando el consumidor local al gobierno local. Cuando Donald Trump dice que ese impuesto ‘nos lo pagarán los de fuera’, no es verdad».
¿Cómo se aplican los aranceles? «Normalmente -explica Eduard Gràcia-, los aranceles son diferentes por tipo de producto, los pones allí donde quieres proteger tu industria local, por la razón que sea. Pero aplicarlos de forma tan indiscriminada como lo ha hecho Donald Trump (un 25% a cualquier producto procedente de México y Canadá), tiene efectos perversos».
«Por ejemplo -prosigue Eduard Gràcia-, si pongo un arancel a la importación de acero, la industria automovilística estadounidense se resentirá, y su coste será mayor que el de la industria alemana. Cada arancel tiene un efecto sobre otros productos».