Dependencia del móvil
Los adolescentes no sueltan el móvil en verano y estos son los motivos
El Centre SPOTT alerta de un aumento preocupante del uso de pantallas durante las vacaciones, especialmente entre menores de 14 a 15 años, y pide reforzar la prevención desde las familias

Dos jóvenes mirando el móvil.
El verano puede convertirse en un momento crítico para el uso excesivo del móvil entre niños y adolescentes. Así lo advierte Gemma Garcia, responsable de intervención en drogodependencias del Centre SPOTT de la Diputació de Barcelona, que pide no bajar la guardia durante las vacaciones y fomentar actividades fuera del ámbito digital para prevenir situaciones de riesgo.
Según datos del centro, un 36 % de los casos atendidos en 2024 están relacionados con la adicción a las pantallas, y la edad media de los afectados se sitúa entre los 14 y 15 años. "Es una etapa de mayor vulnerabilidad, en la que el cerebro aún no ha desarrollado completamente las funciones ejecutivas que nos ayudan a controlar impulsos y tomar decisiones", explica Garcia.
Durante el verano, al desaparecer las rutinas escolares y aumentar el tiempo libre, muchos adolescentes pasan más horas frente a dispositivos digitales. “Además, los adultos tienden a relajar la supervisión en esta época, y eso también influye”, añade la experta.
Cuando el móvil deja de ser un juego
El uso del móvil o de pantallas en general pasa a ser problemático, según Garcia, cuando afecta negativamente a la vida cotidiana del menor.
Entre los indicadores de una posible adicción se encuentran cambios en los hábitos de sueño o alimentación, el aislamiento social, mentir sobre el tiempo de uso de los móviles, la pérdida de interés por actividades que antes resultaban gratificantes e irritabilidad o ansiedad cuando no hay posibilidad de conectarse.
Garcia destaca que la mayoría de los casos llegan al centro a partir de la preocupación de las familias, pero advierte que muchas veces se actúa demasiado tarde y en situaciones de alta complejidad.
Diferencias entre chicos y chicas
El Centre SPOTT también observa diferencias de género en el tipo de dependencia digital. Mientras que los chicos tienden a engancharse más a videojuegos y apuestas en línea, las chicas presentan más adicción a redes sociales y entretenimiento audiovisual.
Los síntomas también varían: ellos expresan más conductas externas (como agresividad), mientras que ellas tienden a interiorizar el malestar, con consecuencias emocionales más profundas. Además, las chicas tardan más en pedir ayuda y llegan en situaciones más graves.
El móvil como escape emocional
Desde el Centre SPOTT subrayan que, en muchos casos, la adicción a las pantallas es un síntoma de un malestar emocional previo, provocado por situaciones traumáticas, estrés o dificultades en el proceso de maduración. Por eso, insisten en la importancia de detectar señales tempranas y ofrecer herramientas de prevención y acompañamiento.
Garcia también señala que la normalización del uso excesivo de pantallas en la sociedad complica la percepción del problema: “Cada vez hay más conciencia, pero aún se minimiza el impacto real que tiene en el bienestar de niños y adolescentes”.
Más prevención y edades más tempranas
Ante el aumento de casos, el Centre SPOTT ha decidido ampliar el rango de edad de atención, que hasta hace poco era de 12 a 20 años. Ahora se atienden jóvenes desde los 9 hasta los 30 años, en casos relacionados con el uso abusivo de pantallas.
“Cuanto antes lleguen, mejor será el pronóstico. Es clave intervenir a tiempo”, concluye Garcia, quien también llama a las familias a ser parte activa de la solución, no solo supervisando, sino proponiendo alternativas reales al ocio digital.