Los esgrafiados que dieron bula papal a una casa de El Vendrell

El Portal del Pardo ha recuperado el habitáculo que se destinó a capilla

17 mayo 2021 14:00 | Actualizado a 17 mayo 2021 16:14
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El caserón que acoge a la Fundación Fenosa de El Vendrell atesora singulares historias que a cada intervención sorprenden a los investigadores. En esa casa del Portal del Pardo residieron el escultor Apel·les Fenosa y su esposa, Nicole, pero ya antes era un lugar lleno de enigmas.

La casa fue heredada por la vecina Gertrudis Trillas que se casó con el cónsul de Francia Jean Baptiste Aubert. La pareja vivió entre 1760 y 1765 en la calle Ample de Barcelona, que entonces era lugar de residencia de la burguesía, aunque las condiciones de insalubridad llevó a la decadencia a la zona.

La pareja decidió instalarse en la casa del Portal del Pardo de El Vendrell, que se habilitó como consulado. Fue cuando se decidió habilitar una capilla y pintar todos los esgrafiados de las fachadas. Los del habitáculo que fue capilla se han restaurado recientemente y quedan por restaurar los del resto de la casa. Esa intervención ha permitido nuevos descubrimientos.

Aubert y Trillas lograron salvar la casa tras el conflicto entre Francia y España en 1793 y que produjo a que se diesen tres días a los ciudadanos franceses para dejar el país y vender sus propiedades. La pareja logró salvar la casa porque estaba a nombre de ella.

La presencia de ese habitáculo adaptado como capilla sorprendió a los historiadores. Cuando la casa perteneció a la familia Nin no existía. Pero Aubert habilitó ese espacio como capilla e incluso logró una bula papal que permitía oficiar misas.

Restauración
La restauración de los esgrafiados ha revelado la presencia de dos ángeles similares a los que hay en la capilla de Dolors de la iglesia parroquial de El Vendrell. De hecho ese habitáculo adaptado como capilla se llamó dels Dolors cuando los propietarios fueron Trillas y Aubert.

El director de la Fundació Fenosa, Miquel Garcia, que ha estudiado cada rincón de la casa, explica que el padre de Gertrudis Trillas  fue quien pagó el retablo, hoy desaparecido, de la capilla de Dolors de la iglesia de la localidad, a escasos metros de la casa. Para García esos elementos muestran la vinculación que la casa tuvo con la iglesia.

La restauración de los esgrafiados del habitáculo de la capilla ha permitido conocer más datos del caserón. También en ese habitáculo que da al jardín hay un elemento ornamental usado para la iluminación y que es idéntico al que hay en la iglesia. Es un soporte sobre el que se depositaba una  tea que se subía con una polea.

Tras la restauración de los esgrafiados que dan al interior de la vivienda está previsto comenzar con los del exterior que dan a la calle Major y que cubren por completo la fachada del edificio. Además de en los gravados habrá una intervención en los elementos escultóricos.

La falta de fijación de los esgrafiados y la erosión por el paso del tiempo y la suciedad acumulada los amenaza, por lo que en la restauración deberá aplicarse sistemas de consolidación. Esos grabados muestran elementos decorativos, bustos de inspiración clásica, hojas de viña y racimos de uva.

500 años

Con 500 años, es la casa con más historia de El Vendrell.  El escultor Apel·les Fenosa decía que era la casa más bonita entre Tarragona y Vilafranca. Fenosa hablaba constantemente a Picasso de la casa cuando coincidían en París. Muchas veces Picasso le preguntaba a Fenosa si ya la había comprado. La venta de un cuadro que el pintor regaló al escultor y el dinero por exposiciones en Japón y en Barcelona ayudó a la compra en 1958. Con los Fenosa en ella se reunían pintores, escultores, escritores.... 

El palacete renacentista aparece en un documento de 1518, cuando Bernat Nin la inscribió. Fue en 1527 cuando Lluís Nin, hijo de Bernat, compró la casa y levantó su torre. En 1622 cuando Francesc Nin, vivió en la casa, ya la definió como de Lo Pardo.

Raymunda Nin, la última Nin que tuvo el palacete, se casó a finales del XVII con el notario de Barcelona Ramon Congost, que fue titular de la vivienda. Raymunda dejó la casa a su hija Maria Rovira, pero el hijo Josep Gongost interpuso un pleito por la propiedad.

Tuvo diversos usos. Como iglesia (1732-1739) mientras las obras del templo, a  cuartel de caballería. Entre 1793 y 1957 fue de la familia Guimerà. En la parte baja  aparecieron restos romanos que podrían ser de las antiguas murallas de El Vendrell o de construcciones próximas a los muros.

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