¿Quién iba a decir, hace poco más de medio año, que Andy Escudero iba ser uno de los líderes del Nàstic? Probablemente nadie. El alicantino vivía en el ostracismo. Apenas siete partidos de titular era el balance de sus primeros diez meses en Tarragona. Hasta que, a falta de cinco partidos para el final de la temporada, el técnico Dani Vidal le entregó la confianza.
La transformación desde entonces ha sido total. Andy se ha convertido en uno de los jugadores fundamentales del equipo. Lo era cuando discurría por el costado diestro. Sus recortes en seco, sus centros con rosca y sus cambios de ritmo vertiginosos, convertían al joven futbolista de 24 años en uno de esos extremos difícilmente parables.
Tiene un talento descomunal. Una magia labrada en la escuela colchonera. Allí, el atacante del Nàstic fue considerado uno de los jugadores con más futuro de la cantera del Atlético de Madrid. Destacó en una de las mejores camadas rojiblancas. La que hizo historia en 2019 levantando Copa del Rey, Copa de Campeones y Liga. Triplete nacional. La proyección iba por un lado, pero el fútbol ha llevado a Andy por otro. A Tarragona, para alegría del Nàstic.
Andy Escudero encarna a la perfección lo que se espera del número ‘10’ de cualquier equipo
Como no podía ser de otra manera, viniendo de un club en el que Simeone ha establecido el sacrificio como un dogma, el futbolista alicantino ha cumplido con ese aspecto. Dani Vidal también exige mucho trabajo a sus delanteros en la recuperación del balón, el esfuerzo en la colaboración defensiva y la presión. Andy no ha esquivado esa ingrata labor. Ha aportado como el que más.
Pero en los últimos tres partidos, todavía ha sido capaz de brillar aún más fuerte. La situación ofensiva del equipo pedía un giro. Un movimiento que desencallara la falta de gol. Esa pieza fue Andy Escudero. «Está en un gran momento de forma, por lo que si podemos hacer que pasen 30 balones por él, en lugar de 20, mejor», razonaba el técnico Dani Vidal en rueda de prensa para explicar el cambio del extremo a la mediapunta del alicantino.
En esa demarcación, el carril del ‘10’, esa posición de enganche tan golosa como difícil de adoptar, Andy Escudero se ha vestido de mago. Goza de toda libertad para crear. Para inventar. Un laboratorio de ideas en el que explotar las mejores fórmulas.
Desde ahí, el alicantino ha abierto el libro de hechizos. Como el que ‘lanzó’ ante la Cultural Leonesa. Medio en caída, recién salido de un regate forzado, levantó un balón picado para dejar a Pablo Fernández solo ante el portero rival. Una asistencia magnífica. Al alcance de pocos.
El asturiano está siendo el mejor socio para Andy Escudero. Los dos futbolistas se han visto beneficiados del cambio de posicionamiento del alicantino. Andy tiene más espacio y libertad para moverse por todo lo ancho del terreno de juego. Mientras que Pablo ha dejado de tener que actuar siempre de ‘boya’ y puede estar más cerca del área. El atacante de Candás ha encontrado la pareja de baile perfecta, con el que se entiende a la perfección. Juntos están impulsando al Nàstic, convirtiéndose en los jugadores de referencia ofensiva actualmente.
Andy es un perfil de futbolista especial. Con magia. Que provoca chispazos de auténtica delicia y que si está con confianza es decisivo. El ‘10’ que hacía años buscaba el Nàstic, ya tiene dueño.
